Como en septiembre de 2015, poco antes de las elecciones catalanas, o finales de enero, en pleno desplome de los mercados, el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, volverá a mantener reuniones con los grandes fondos de inversión que compran la deuda española para apaciguar los ánimos. Los últimos brotes de nervios en los círculos financieros se han encendido por los comentarios de las agencias de calificación de riesgos sobre Cataluña.
En concreto, los contenidos en el informe de Moody’s del pasado viernes, que situó en ‘revisión negativa’ (creditwatch negative) el rating de Cataluña y alertó de los problemas que puede tener la Generalitat para afrontar los pagos a corto plazo, como informó EL ESPAÑOL. Moody’s reconoce que Cataluña siempre ha tenido el respaldo del Estado para hacer frente a sus pagos, sin embargo, de momento no tiene el permiso del Gobierno central para que el Fondo de Liquidez Autonómico (FLA) se haga cargo de esta deuda, pero necesita el aprobado del Consejo de Ministros en Madrid.
“La incapacidad de Cataluña para obtener el permiso para esta conversión de deuda concreta refleja la incertidumbre que rodea al programa y el riesgo que supone para los acreedores que el Gobierno no ofrezca su apoyo en el momento y tiempo adecuados”, indicó Moody’s. Y el Gobierno no parece estar por la labor de poner en marcha el FLA y asumir la deuda catalana.
El peligro de 'tropezar' con la deuda
El viaje de Guindos a Londres es uno de los muchos que le lleva a capitales financieras de todo el mundo de forma regular, en especial, cuando los inversores se ponen nerviosos. “Estamos cerrando el programa del posible viaje”, dijeron fuentes del ministerio a este diario. La agencia Servimedia avanzó este encuentro del ministro.
El titular de Economía viene advirtiendo desde mediados del año pasado de “la vulnerabilidad” española a un ‘shock’ financiero externo. España tiene unas elevadas necesidades de financiación y una deuda pública que ya ha superado el billón de euros y roza el 100% del PIB. Esta misma semana, el Tesoro español, a rebufo de las medidas de liquidez adoptadas por el Banco Central Europeo (BCE), prevé colocar este martes 6.500 millones de euros en deuda corto plazo en letras a tres y nueve meses.
Ajenos a la parálsis política, los responsables del Tesoro mantienen sus planes de 'servir' la deuda, es decir, amortizar, refinanciar y pagar intereses, partida esta última a la que España dedica alrededor de 30.000 millones de euros anuales. Según la previsión del Gobierno que rige en los últimos Presupuestos, de este verano, el Tesoro Público realizará en 2016 emisiones brutas de deuda por importe de 231.175 millones de euros, de los que al menos 40.000 millones serán emisiones netas que se sumarán a la mochila de la deuda pública española.
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