En los últimos 16 años la economía española ha cambiado mucho y también el negocio de las telecos. César Alierta llegó a la presidencia de Telefónica en julio de 2000, en pleno pinchazo de la burbuja puntocom, por lo que el balance de su gestión no está reflejado a la perfección en la evolución de la compañía en bolsa. Pero sí es significativo: en julio del año 2000 la capitalización de Telefónica era superior a los 80.000 millones de euros, la mayor del Ibex y con mucha diferencia: Santander y BBVA se disputaban la segunda posición con la mitad de capitalización: en torno a los 40.000 millones de euros.
En estos años el valor bursátil de la teleco ha caído casi un 40%, hasta situarse por debajo de los 49.000 millones de euros, lo que la lleva a la tercera posición del Ibex, por detrás de Inditex y Santander, que tienen 92.500 y 57.500 millones de euros respectivamente. Una buena parte de este desplome está relacionado con la evolución de Terra, y el resto de las puntocom, que a finales del siglo XX parecía que iban a ser el futuro de Telefónica, un sueño del que tardó muy poco en despertar.
El precio de sus acciones ha caído todavía más: se han depreciado en torno a un 55% en este periodo. En julio de 2000, cada uno de los títulos de Telefónica cotizaba en el entorno de los 20 euros y a su marcha estaban en 9,7 euros. ¿Cómo es posible tal desplome? Hay que comprender que la expansión internacional de Telefónica se sustenta sobre un crecimiento exponencial de su deuda, que resta valor a la empresa. Actualmente la deuda de la compañía supera los 49.000 millones de euros, esto es, superior incluso a su capitalización.
No hay que confundir el descenso de las acciones de la teleco con la rentabilidad que han obtenido sus accionistas, ya que durante todos estos años ha ido pagando dividendos que han limitado el impacto de la depreciación de las acciones, pero no lo han evitado completamente. Un ahorrador que haya mantenido las acciones de Telefónica durante toda la presidencia de Alierta ha perdido un 20% de su dinero, una vez contabilizada toda la retribución (neta) que ha pagado la teleco.
El ocaso de las ‘telecos’ europeas
La caída de la cotización de Telefónica se enmarca dentro de un descenso generalizado de las empresas de telecomunicaciones europeas, en parte por el estancamiento de su negocio y en parte por la irrupción de competidores de fuera del continente que han añadido competencia en sus mercados domésticos. Dos de las mayores telecos del mundo: Vodafone y Orange, han perdido más de un 70% de su capitalización en este periodo. Un desplome que demuestra bien los años complicados que se han vivido después del estallido de la burbuja puntocom.
Deutsche Telekom no se ha salvado del desplome: ha perdido en todo este periodo un 60% de su valor bursátil. De las grandes telecos europeas, sólo Telecom Italia ha conseguido minimizar sus pérdidas y cotiza ahora un tercio por debajo del nivel que tenía en julio del año 2000.