Nadie hubiese anticipado hace solo 12 horas el día que está viviendo Wall Street hoy. Primero porque los inversores tenían plena confianza en la victoria de Hillary Clinton, lo que les llevó a empujar las cotizaciones un 2,5% entre el lunes y el martes, hasta llevar al Dow Jones hasta las puertas de sus máximos históricos. Y segundo, porque hace 12 horas los futuros del Dow Jones apuntaban a un desplome del selectivo como nunca antes se había visto. Los futuros llegaron a caer durante la madrugada 800 puntos, superando el mayor descenso de la historia, que es el del 29 de septiembre de 2008, con un desplome de 777,68 puntos.
En contra de todo pronóstico, el principal selectivo estadounidense ha comenzado la sesión en positivo [en Europa, las bolsas también contienen el pánico]. El Dow Jones ha abierto con una subida del 0,2% y se sitúa ya a un 1,5% de sus máximos históricos, una subida impensable hace unas horas. Por su parte, el S&P 500 ha abierto la sesión plano y el Nasdaq avanza un tímido 1%. Son subidas muy moderadas, casi planas y durante algunos momentos de la sesión podrían cambiar de signo, pero la gran sorpresa es que el mercado no se está desplomando.
El discurso de Trump tras su victoria ha sido clave para contener el pánico de los mercados. Su mensaje mesurado, sus palabras de agradecimiento a su rival, Hillary Clinton y su mano tendida a ser el presidente de todos los estadounidenses, ha permitido sosegar los ánimos de los inversores.
El giro de las cotizaciones también ha afectado al dólar. La divisa estadounidense caía más de un 2% esta madrugada respecto a sus 10 principales cruces (el índice dólar). A lo largo de la mañana fue moderando esta caída y tras la apertura de Wall Street se ha puesto en positivo, con una subida que roza el 0,4%.