Los inversores y analistas no terminan de comprender el movimiento tan brusco que están viviendo los mercados de deuda, pero la realidad es que las rentabilidades de los bonos periféricos no dejan de subir. Un momento delicado para el Tesoro Público español que tiene la primera semana complicada desde la designación de la nueva secretaria de Estado al frente, Emma Navarro. Este martes toca subasta de letras a 6 y 12 meses, tramos cortos que no deberían generar problemas; y el jueves hay emisión de bonos a 3, 5 y 10 años. De todos ellos, es este último el que más inquietud podría generar al Tesoro, ya que es en los tramos largos donde se están concentrando las dudas de los inversores.
Desde la victoria de Donald Trump en las elecciones de EEUU, la rentabilidad del bono español en el mercado secundario ha subido en más de 25 puntos básicos, hasta marcar al cierre del lunes su nivel más alto desde julio. Y eso que al cierre se calmó la subida de la rentabilidad, ya que durante la sesión llegó hasta niveles que no se veían desde febrero. Es cierto que las rentabilidades vienen desde mínimos históricos y que una subida entraría dentro de toda lógica, pero lo que alerta a los analistas es la subida tan vertical que se está produciendo. “La rapidez e intensidad del movimiento de los bonos es inesperada y a vigilar”, indica el equipo de análisis de Andbank.
Esta subida vertical de las rentabilidades de los bonos supone una amenaza para el Tesoro español. De momento es solo eso, pero si se mantiene en el tiempo podría convertirse en un problema. Las rentabilidades de los bonos de corto plazo se han mantenido más o menos estables en la última semana, lo que refleja que los inversores no tienen tanto miedo con lo que pueda ocurrir en los próximos meses. El problema está con la deuda de medio y largo plazo. En la última semana la rentabilidad exigida a los bonos de 10 años ha subido en más de 27 puntos básicos y para los de 25 años el incremento supera los 30 puntos básicos.
¿Cuánto supone esta subida? Teniendo en cuenta las rentabilidades tan bajas de las que vienen los bonos, el avance de la rentabilidad de los bonos supera el 20% en solo una semana. Si se retrocede hasta el verano, cuando los tipos estaban en mínimos, la subida supera incluso el 70%. Todavía no son niveles preocupantes, pero la subasta del jueves puede traer las primeras noticias negativas para el Tesoro después de tres años de calma total.
La última subasta del Tesoro con bonos a 10 años fue el 3 de noviembre y el organismo pagó un tipo medio del 1,208%, actualmente estos títulos cotizan con una rentabilidad superior al 1,5%, esto es, un 25% más. Si se compara con la subasta de diciembre la diferencia es todavía mayor, ya que se saldó con un tipo medio del 1%. Esto significa que si la subasta del jueves se cierra en los niveles actuales, el Tesoro tendrá que pagar en torno a un 50% más de lo que hacía hace un mes. La intención del organismo es colocar estos bonos a 10 años a un tipo próximo al 1,3%, esto es, unos 20 puntos básicos más barato de lo que está cotizando la deuda española. Un objetivo complicado de alcanzar en este contexto.
¿Qué está pasando?
Los analistas buscan explicaciones para el movimiento tan brusco del mercado, pero no hay ninguna explicación convincente por sí misma a tal movimiento. El vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Vítor Constancio, señaló el lunes uno de los problemas: “La economía mundial encara nuevamente un grado anormal de incertidumbre tras la victoria de Trump”.
La victoria del candidato republicano ha tenido un profundo impacto en el mercado, eso está claro. Los inversores están descontando que una política fiscal expansiva, con rebajas de impuestos e incrementos de la inversión, repercutirá en un crecimiento acelerado de la economía en el corto plazo que generará inflación, lo que obligará a la Reserva Federal a elevar los tipos de interés. “Si la política fiscal se torna muy expansiva, las subidas podrían ser mayores y más rápidas que las descontadas antes por el mercado”, indica el equipo de Andbank.
Pero la inflación ya se había convertido en un problema para los bonos antes de la victoria de Trump. Poco a poco, los precios se están recuperando, en parte gracias al avance del petróleo, lo que ha conseguido despertar las expectativas del mercado. El avance de las expectativas de inflación reduce la rentabilidad esperada de los diferentes activos, ya que los precios reducen una parte del poder adquisitivo de ese capital, lo que explica que los inversores lleven ya unas semanas exigiendo a los bonos mayores rentabilidades.
Algunas aseguradoras y bancos han aprovechado este avance de las rentabilidades de la deuda española para conseguir bonos con un retorno interesante, lo que lleva a esperar que la próxima subasta del Tesoro tendrá una buena demanda. Sin embargo, una demanda elevada no garantiza al organismo español pagar un precio bajo. En total, el Tesoro buscará captar entre 4.000 y 5.000 millones con la subasta del martes y entre 3.000 y 4.000 millones el jueves.