La norma ha tenido su impulso más decidido desde septiembre, después de múltiples retrasos. El Senado ha aprobado un déficit fiscal adicional de 1.500 millones de dólares para la próxima década, en línea con la merma en recaudación impositiva que se espera que conlleve la aplicación de la reforma, y también ha modificado su propio reglamento para permitir que la mayoría simple republicana pueda sacar adelante el proyecto en solitario. Estos son sus siete puntos más destacados.

1. Renta: Las escalas en el impuesto a la renta pasan de siete a tres, que se concretan en retenciones del 12% para los ingresos más bajos, del 35% para los más altos y del 25% para el rango intermedio. Hasta ahora, las rentas más altas tenían que tributar al 39%. En contrapartida por el incremento que algunos hogares medios sufrirán, se duplicarán las deducciones familiares libres de impuestos, que serán de hasta 24.000 dólares para los matrimonios y de la mitad de esta cifra para solteros.

2. Menos papeles: El fin de la burocracia ha sido otro de los eslóganes más repetidos por Trump en su campaña presidencial y en su casi primer año en la Casa Blanca. La reforma fiscal es ejemplo de este objetivo, pues se busca que la voluminosa documentación que hasta ahora había que aportar para beneficiarse de deducciones se reduzca a una sola hoja.

3. Recorte en deducciones: La rebaja impositiva y la reducción de papeleo tiene una cara menos amable en el recorte de deducciones. El plan aprobado por el Senado marca el fin de muchas de las ventajas fiscales hasta ahora vigentes también en tributos estatales y locales. La derogación de los beneficios por gastos médicos y educativos, hijos a cargo y otras muchas supondrán un ahorro de cerca de 150.000 millones de dólares para las arcas estadounidenses, según cálculos del gabinete Trump. Tan solo sobrevivirán las ventajas por compra de vivienda, donaciones a institutos de caridad, aportaciones a planes de jubilación y pago de estudios superiores.

4. Herencias sin cargas: El paquete normativo pone fin al impuesto de sucesiones o herencia, que desde el equipo de Trump denominan despectivamente ¿impuesto a la muerte¿. Esta medida ha sido impulsada por varias economías desarrolladas en los últimos años, también en España por varias comunidades autónomas.

5. Beneficios para la empresa: Es el punto clave de la reforma y la que más cambios estructurales conlleva para el fisco estadounidense. Pone un techo del 25% al impuesto para pymes, que en el caso de las grandes corporaciones se reduce al 20%. Asimismo, se incluyen deducciones inmediatas para reinversiones y también incentivos para la repatriación de beneficios obtenidos en el extranjero, lo que los analistas consideran que podría suponer un sensible incremento en los programas de recompra de acciones de las empresas cotizadas.

6. Seguro médico: A falta de haber conseguido la derogación de la ley médica conocida como Obamacare, la reforma fiscal impone que todos los estadounidenses que no tengan contratado un seguro médico privado serán penalizados en su relación con el fisco. Desde la Oficina de Presupuestos del Congreso se ha adelantado que las primas de los seguros de salud subirán y que cerca de 13 millones de ciudadanos de la primera economía mundial se quedarían sin atención médica de calidad.

7. Impuesto al patrimonio: Este es uno de los puntos más contestados por la oposición demócrata y la sociedad civil estadounidense. El borrador de la norma recoge, con el ánimo de motivar el emprendimiento y la expansión empresarial, que se multiplique por dos el actual umbral de patrimonio exento de tributación, hasta los 11 millones de dólares para las personas físicas.

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