Bien sea porque en año electoral tocar el IBI, salvo para bajarlo, resta votos, o bien porque el asunto es complejo y requiere de más plazo, Hacienda ha descartado tajantemente cambiar la base sobre la que se calcula el Impuesto sobre Bienes Inmuebles para sustituir el actual valor catastral por otro nuevo, el de mercado. Tampoco tendrá incidencia en la conocida como plusvalía municipal, ni en el IRPF al imputar la segunda vivienda.

Sin embargo, tomar esa ¿nueva referencia¿ será solo cuestión de tiempo. En los Presupuestos Generales del Estado para 2018, se encargó a la Dirección General del Catastro calcular una referencia para los valores inmobiliarios más fiel a la evolución de mercado.

En circunstancias normales, los valores catastrales no pueden superar el 50% de los de mercado, aunque en épocas de boom o fuertes crisis sí ha ocurrido. Esas limitaciones desaparecerán con el nuevo valor debido a su doble objetivo: el de reflejar el precio de mercado de una forma más rápida, y el de responder al principio de justicia tributaria.

Para reforzar el cambio Catastro señaló que el valor catastral actual no alcanza ¿toda su eficacia potencial como valor de referencia a efectos fiscales inmobiliarios¿.

 El catastral como se puede comprobar es un valor muy cuestionado, tanto o más que el valor real, la referencia que aparece en las bases imponibles de impuestos como el de Transmisiones Patrimoniales (TPO), Actos Jurídicos Documentados (AJD), Sucesiones y Donaciones, así como en el de Patrimonio.

El Gobierno, en este tema, sí que ha tomado cartas en el asunto, por su alta conflictividad jurídica. Los tribunales venían cuestionando ese valor real, en muchas comunidades calculado en base al catastral más unos coeficientes. En el nuevo anteproyecto de ley de lucha contra el fraude se establece el cambio. Es el primer paso.