El análisis sesudo de valores no es garantía infalible de éxito, pero su ausencia sí suele llevar aparejado el fracaso en la inversión. Y de un año a esta parte, el tiempo que cuenta desde la entrada en vigor de la directiva comunitaria MiFID II, las firmas gestoras han reducido sensiblemente su presupuesto para este fin. Y las de análisis, que deben lidiar con una menor facturación, dejan cada vez más valores desatendidos.
Esta combinación resulta en un aumento de los riesgos en las carteras, especialmente en las que menos diversidad de análisis manejan para su construcción, y en que muchas oportunidades de inversión se pueden estar quedando fuera del radar de la mayoría del mercado. El origen está en la obligación que establece MiFID II para que los costes de análisis se especifiquen como tal en los folletos y contratos de los fondos de inversión y quede claro si la gestora corre con los gastos o se cobra a sus partícipes por ellos como una especie de valor añadido.
Los resultados de recientes estudios muestran que, en cualquiera de las dos opciones, el volumen de contratación de análisis ha disminuido. En el primer caso, con el objetivo de que al no trasladar los costes al cliente tampoco se provoque un impacto elevado en la cuenta de resultados de la gestora. En el segundo, para que la factura que se le hace llegar al partícipe no sea tan excesivamente abultada que prefiera mudarse a productos más baratos aún a riesgo de una construcción de cartera menos estudiada.
El tijeretazo más sensible en el presupuesto para análisis se ha producido entre las grandes gestoras, en contra de lo que a priori se podría pensar. Si la marca general del recorte de la de la industria se sitúa en el 6,3%, las firmas con más de 250.000 millones de euros bajo gestión han reducido en un 11% esta partida clave para la definición de la cartera de sus productos, según datos recopilados en una encuesta elaborada por CFA Institute. En las firmas con menos de 1.000 millones de euros en gestión, la partida ha engordado un 0,8% con respecto a lo que se manejaba hace un año.
Las gestoras con patrimonios más elevados han liderado el recorte en costes de análisis, mientras que las pequeñas han engordado esta partida con cargo a sus partícipes
Este comportamiento tan dispar pone en evidencia, además, que las firmas de gestión de mayor tamaño, que son las que restan de sus beneficios el gasto en análisis en un mayor número de casos (84%), son las que más tijera han metido en el asunto. Mientras tanto, las de menor envergadura, que endosan a sus clientes estos costes en un 65% de los casos (frente al 42% de hace un año), han sido incluso capaces de destinar una mayor partida de recursos para este fin (+0,8%).
Para el director de investigación de CFA Intitute, Rhodri Preece, esto es consecuencia de “la transparencia y la competencia que MiFID II ha traído al negocio de la investigación de inversiones”. Un punto que ha provocado que los analistas focalicen sus esfuerzos en aquellos valores más seguidos, donde podrían encontrar una mayor rentabilidad potencial a su trabajo por contar con un universo de potenciales compradores mucho más amplio que en compañías escasamente seguidas por los inversores. Algo que según subraya el experto “se traduce en una menor cobertura, particularmente de los activos de pequeña y mediana capitalización, y en una menor presencia de analistas por el lado de la venta”.
La encuesta entre responsables de compra y de venta de análisis financieros revela que nada menos que el 57% de los implicados en el lado comprador de la ventanilla “afirmaron haber recibido una cantidad menor de investigación procedente de los bancos de inversión” que antes de MiFID II. Mientras tanto, desde el lado de la venta, un 44% afirma que la entrada en vigor de la directiva europea “ha disminuido” la calidad de la investigación que ofrecen los profesionales del sector.
El impacto de la norma se vuelve más evidente cuando se hacen comparaciones entre la Unión Europea y territorios donde no es de aplicación o su implantación ha quedado en suspenso, como ha ocurrido en algunos de sus aspectos en el Reino Unido del Brexit. Así, mientras que en el club comunitario el gasto medio de las gestoras para análisis se ha contraído en un 8,1%, en el mercado británico la caída se limita al 6,8% y en Suiza este concepto ha recibido hasta un 1,2% más capitales que hace un año.
MÁS GRANDES Y MÁS DENTRO DE CASA
Los datos de la consultora especializada FactSet sobre el seguimiento las compañías europeas también hablan de esta amenaza de riesgos al alza a la hora de calibrar el potencial de una cartera de inversión. En el índice regional amplio Stoxx 600, la media de analistas que siguen sus firmas ha mermado pasmosamente desde los 18,3 hasta los 18,1 por valor. En el caso de sus valores de menor capitalización, el descenso es más significativo, pues se coquetea ya con pérdida de los 10 analistas por valor, cuando hace un año se alcanzaban los 12,5 por cada ‘smallcap’.
En este vuelco de la industria, los bancos de inversión han sido los más perjudicados, pues un 57% de sus antiguos clientes de análisis reconoce haber rebajado su volumen de demanda de informes en el último año. Un porcentaje que conjuga bien con el 34% de las gestoras que reconocen que han consumido más de sus departamentos de análisis interno, lo que se conoce como lado comprador del mercado, según datos de CFA. Una suerte de rebaja en las conocidas como 'murallas chinas' que la regulación anterior había venido levantando más y más altas entre los departamentos de gestión y análisis de una misma firma.
Habida cuenta de esta nueva realidad que suma más riesgo potencial para los partícipes del mercado, BME lanzó el año pasado la iniciativa Lighthouse, impulsada por la propia sociedad rectora de las bolsas españolas y Instituto Español de Analistas Financieros (IEAF). Análisis fundamental independiente y de acceso gratuito para valores que no cuenten con un solo seguidor de referencia. Con el caldo de cultivo del tijeretazo de las grandes casas de análisis y gestión, se espera que a lo largo de este 2019 se emitan más de una veintena de estos informes.