La vía de los hechos va camino de imponerse finalmente en la banca europea. El sector ha intentado evitar una nueva ronda de consolidación, porque el 'baile' afectará ya a alguno -o algunos- de los grandes nombres de la industria. Pero la realidad es la que es, y obliga a reaccionar antes de que sea demasiado tarde. Porque la sangría bursátil y de rentabiidad que el sector está sufriendo apenas deja otra alternativa que la fusionarse para, al menos, procurarse una oportunidad.
Este escenario es el que está empujando a los alemanes Deutsche Bank y Commerzbank a explorar, esta vez ya con posibilidades reales, su integración. Y no es para menos, porque ambas muestran bien a las claras las dificultades que el sector arrastra. Las dos cargan con una bajísima rentabilidad, claramente inferior al 10% en el que, según el Banco Central Europeo (BCE), se encuentra el coste de capital (COE), y con un amplio descuento en bolsa precisamente porque al mercado le cuesta ver cómo van a ser capaces de ser lo suficientemente rentables como para sobrevivir por separado. En 2018, por ejemplo, los títulos del Deutsche se hundieron un 56% y los de Commerzbank, un 54%.
Como consecuencia de estos descensos, y pese a que en 2019 rebotan un 17% y un 32%, respectivamente, cotizan muy por debajo de su valor en libros. Según las cifras que Thomson Reuters recoge, Deutsche Bank cotiza a 0,25 veces su valor contable y Commerzbank, a 0,32 veces. En cuanto a la rentabilidad sobre el capital (RoE), la del primero, que en 2018 obtuvo su primer beneficio anual desde 2014, se limita al 2,1% y la de Commerzbank, al 2,9%.
UNA IMAGEN GENERAL
Aunque son niveles extremos, que explican en gran medida porque esta vez parece que las negociaciones llegarán a buen puerto, los que muestra el sector tampoco andan lejos. De media, las entidades europeas cotizan a 0,5 veces y muestran un ROE próximo al 7%. En este entorno, los grandes bancos españoles figuran por encima de la media, puesto que Banco Santander y BBVA cotizan a 0,7 veces su valor en libros y su rentabilidad se encuentran en el 11,6% y en el 8,6%, respectivamente.
"El mercado le está 'diciendo' claramente al sector que no ve valor en la situación actual de la banca. Por tanto, las entidades deben reaccionar"
De las entidades que forman parte del EuroStoxx 50, y según los datos de Thomson Reuters, solo el holandés ING muestra registros similares, con una rentabilidad próxima al 11% y una capitalización que equivale al 80% su valor en libros. No anda lejos el italiano Intesa Sanpaolo, con una cotización de 0,8 veces y una rentabilidad del 8%. Y los franceses BNP Paribas y Société Générale cotizan a 0,54 y 0,35 veces, respectivamente, con un ROE que ronda el 7%.
ES LO QUE HAY
Aunque estos múltiplos y estas rentabilidades no son nuevas, porque son la tónica de los últimos años, es precisamente la prolongación de este escenario la que va caminio de precipitar ahora los acontecimientos, puesto que el mercado le está 'diciendo' al sector que no ve valor en la situación actual de la banca. Por tanto, debe reaccionar. Sobre todo, después de que el BCE haya confirmado un nuevo retraso en la subida de los tipos de interés.
Hasta este mes, la entidad presidida por Mario Draghi aún contemplaba la opción de elevar los intereses en septiembre u octubre, pero, debido a la brusca desaceleración de la economía europea, ha pospuesto esa posibilidad "hasta al menos el final de 2019". El mercado, sin embargo, cree que, en caso de producirse, ese aumento del precio del dinero, el primero desde 2011, no llegará hasta 2020.
De este modo, los tipos aún seguirán una temporada donde se encuentran desde marzo de 2016. Esto es, en mínimos históricos, con los oficiales en el 0% y los de la facilidad de depósito, claves para el negocio bancario y para referencias tan sensibles como el euríbor, en el -0,40%. Es decir, por debajo del 0%, con lo que, además de penalizar la rentabilidad del negocio, también supone una sanción para el sector por el dinero que les sobra.
Sin una subida de los tipos que empiece a dar 'alegría' a la cuenta de resultados, a lo que se añade ese escenario de enfriamiento económico, el sector entiende que debe buscar otras vías. Y una vez ajustados los costes internos, parece abocado a una nueva ronda de consolidación que absorba la sobrecapacidad aún existente como recurso para generar un negocio y una rentabilidad que el mercado valore y premie. En algunos casos, como el español, con las entidades medianas todavía como protagonistas; en otros, como el alemán, ya con los grandes del sector.