Hay una opa para ti: quién y cómo puede contactarte para comprar tus acciones
- Llamadas, cartas, publicidad... los opantes no escatiman recursos en llevarse el gato al agua
- La línea roja está en pasar de enumerar riesgos a señalar recomendaciones
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Una llamada a tu teléfono personal. Habla alguien en nombre de la compañía de la que has sido accionista toda la vida. O a la que acabas de llegar para cazar parte de la lluvia de millones que acaban de anunciar en una opa. ¿Qué deben contarte? ¿Hasta dónde pueden preguntar?
Hasta hace poco, los responsables de estas llamadas solían estar contratados por las compañías que lanzaban la opa. Normalmente, se informaba de los términos y condiciones de la oferta, su periodo de aceptación, los eventuales riesgos de aceptar o rechazar la puja y, en muchos casos, se tanteaba cuál iba a ser la decisión que tomase finalmente el accionista en cuestión. Esto último, para irse haciendo idea del nivel de aceptación que podría llegar a cosecharse, algo especialmente útil cuando la opa requiere un mínimo de adhesiones.
Sin embargo, la entrada en vigor del nuevo Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) ha cambiado los papeles de esta puesta en escena. Dado que la norma impide que las compañías opantes tengan acceso al registro de datos de los accionistas de las compañías objetivo de sus ofertas, son las propias opadas las que corren con esta tarea con el fin de asegurar la igualdad de información entre todos sus inversores. Extraño con respecto a lo que se venía acostumbrando, pero ajustado a la nueva normativa.
De este modo, a lo largo de los últimos meses, los accionistas de Telepizza, Dia y Natra, por citar solo tres de las cinco compañías cuyas opas han recibido luz verde de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) desde que empezó el año, han recibido llamadas de este tipo. De hecho, los inversores de la chocolatera valenciana siguen recibiendo llamadas en este mismo momento. Y, previsiblemente, así será hasta el próximo día 12 en el que vence el plazo de aceptación de la opa que Investindustrial ha lanzado por la cotizada.
Es habitual que se establezcan distintas vías de comunicación para accionistas institucionales y minoritarios, cuyos procedimientos suelen mantenerse en secreto entre la compañía opante y el supervisor
Tanto en este caso como en los anteriores, la principal diferencia con lo que hasta hace poco se acostumbraba es el origen de la llamada y que ahora no debería procederse a tantear la opción que finalmente tomará cada inversor. En cualquier caso, el inversor que recibe la llamada es muy libre de comentar o no su decisión a esa voz al otro lado del hilo telefónico.
Lo habitual, según explican fuentes del mercado, es que se establezcan dos cauces de comunicación diferenciada para cada tipo de inversor: uno para el minorista y otro para el institucional, que suele encomendarse a personas con una mayor formación o experiencia financiera.
En ambos casos, el guion base de las llamadas telefónicas suele acompañar al folleto de la oferta que recibe la aprobación del supervisor. Sin embargo, suele ser confidencial y nadie más que la CNMV, la directiva de la compañía opada y la de la firma opante conocen su contenido. En Natra, la única opa que actualmente sigue abierta en el mercado español, forma parte del primer documento confidencial aparejado al Anexo 19 del folleto, que solo es posible consultar físicamente y no a través de los sitios web en los que está disponible en Internet.
Más allá de los datos básicos de la oferta ya comentados, en las últimas operaciones se ha hecho énfasis en uno más: el objetivo de proceder a la exclusión de bolsa de las compañías afectadas. Esta circunstancia se ha remarcado -especialmente en los casos de Natra y Telepizza, que ya tiene fecha de jubilación- tanto en las llamadas como en otras comunicaciones dirigidas a los inversores, como cartas, folletos, anuncios en prensa y cuñas en diferentes emisoras de radio.
LA ADVERTENCIA DE QUEDARSE FUERA DE LA BOLSA
Algunos de los accionistas que en las últimas semanas han recibido estas llamadas han percibido esta advertencia como una presión encubierta para adherirse a la oferta. Sin embargo, este toque de atención es perfectamente legal mientras no vaya más allá de la enumeración de los riesgos que se señalan en el folleto de la operación si se decide no vender. Normalmente, estos pasan por una mayor iliquidez, la ausencia de precio de referencia para la venta y la pérdida de transparencia que implican los menores requisitos que en este ámbito se exigen a las sociedades no cotizadas.
La línea roja está en dar un paso más allá de las advertencias para entrar en el terreno de las recomendaciones. Si después de señalar estos riesgos, se pasa a señalar que la mejor opción es vender al opante, se podría considerar mala praxis y ser objeto de denuncia. Mientras no se entre en el terreno de señalar cuál es la opción más conveniente, todo estaría en orden en un principio.
En este sentido, también es perfectamente lícito recordar si los accionistas de referencia o los consejeros han emitido alguna valoración sobre la oferta o su intención de vender. Así ocurre en el caso de Natra, donde la gerencia ha mostrado una opinión favorable y su disposición de traspasar a Investindustrial incluso su autocartera. Hasta la fecha, los compromisos de venta alcanzan el 63% del capital de la chocolatera valenciana, con lo que le restaría un 27% para alcanzar el umbral del 90% que aseguraría la exclusión bursátil de la compañía.
La información a los accionistas acostumbra a incluir el porcentaje de aceptación que ya se ha cosechado hasta la fecha mediante compromisos irrevocables
El grupo de minoritarios contrarios a la operación por Natra suma hasta la fecha 11,28 millones de acciones, un 7,39% del capital, según su propio recuento. Son algo más de 600 accionistas los que conforman esta cartera que, de momento, resisten pese a la carta personalizada que han recibido, las llamadas de la compañía y también la campaña de publicidad desplegada por los Bonomi.
Habrá que esperar como pronto hasta el 13 de julio y como tarde hasta el día 19 del mismo mes, plazo máximo que contempla la ley, para conocer si la campaña de Investindustrial ha tenido el efecto que buscaba o si las advertencias no han asustado a los accionistas y la lucha por el control absoluto de la chocolatera tiene que pasar por un nuevo combate.