El rojo de las caídas extiende su estela desde Europa a Wall Street en esta sesión de cierre semanal. Los datos macroeconómicos no acompañan y los inversores siguen sin contar con argumentos contundentes para volver a lanzarse a las compras. La corrección se impone en el parqué neoyorquino.

Las caídas han alcanzado el 1% en el tecnológico y habitualmente más volátil Nasdaq, que se ha perdido los 8.000 puntos, hasta los 7.959 enteros. En la semana se ha dejado un 0,6%. El Dow Jones no ha sido capaz de aguantar los 300 puntos por encima de la cota del 26.000 al ceder un 0,34% hasta los 26.287 puntos. Desde el lunes, cae un 0,8%. El acumulado semanal se reduce al 0,5% en el S&P 500, que este viernes ha cedido un 0,66% hasta los 2.918 puntos.

La principal referencia de este viernes ha llegado con los precios industriales del mes de julio, que han mostrado su primer retroceso desde el año 2015. En lugar de alcanzarse el 2,3% que aguardaban los analistas, una décima más de lo que se registró en el mes precedente, la inflación en la producción ha sumado solo un 2,1%. Una señal de alarma en cuanto a las implicaciones negativas que esto adelanta sobre los próximos datos de la primera economía mundial.

Por si fuera poco, los inversores han tenido que cotizar dos puntos de tensión que llegan desde Europa. En primer lugar, la posibilidad de unas nuevas elecciones anticipadas de resultado incierto en Italia. Después, el dato del PIB de Reino Unido, que por primera vez desde hace siete años ha mostrado contracción. Del 0,2% más concretamente.

En el panorama corporativo, una de las firmas que reclama la atención de los invesores es el fabricante estadounidense de semiconductores Broadcom, que ha anunciado la compra del negocio de ciberseguridad de Symantec por 10.700 millones de dólares. Este movimiento supone su entrada de lleno en el negocio del software, si bien la adquisición no se materializará hasta el primer trimestre del próximo año fiscal. El mercado ha aprobado la operación con alzas del 1,75% para sus títulos.

Las cuentas de Uber también se ganan el interés de analistas e inversores. La compañía de alquiler de coche con conductor ha publicado pérdidas de más de 5.240 millones de dólares en el último trimestre, una partida que incluye costes por compensación por su salida a bolsa de 3.900 millones, una cifra que ya por sí sola supera los números rojos que se esperaban los expertos en este balance. El castigo no se ha hecho esperar y sus acciones se han dejado un 6,82%.

Las noticias son más amables para la farmacéutica Gilead Sciences, que ha logrado capitalizarlo con ganancias del 0,65% en el parqué neoyorquino. La compañía ha recibido el visto bueno de las autoridades chinas para la venta del medicamento Biktarvy para pacientes con VIH resistentes a otros inhibidores. Una hazaña considerando el clima de tensión actualmente reinante en las relaciones comerciales y diplomáticas entre EEUU y el Gigante Asiático.