Pekín ha lanzado un órdago a EEUU. Y los inversores han echado a correr en búsqueda de refugio para sus carteras. La estampida ha sido generalizada en activos considerados de riesgo, pero en los mercados emergentes la huida ha alcanzado proporciones de récord. Hace cuatro años que no salía tanto dinero de estas plazas.

La decisión de China de dejar caer al yuan más allá de la cota de siete por cada dólar ha supuesto una factura de nada menos que 6.200 millones de dólares para los mercados emergentes. Así lo recoge Bank of America en su último informe semanal de flujos de inversión, para después señalar que no se alcanzaba una cifra de retiradas tan alta desde agosto de 2015.

Entonces, hace cuatro años, el Gigante Asiático procedió a una devaluación mucho más profunda de su moneda. En tres días consecutivos procedió a tres rebajas premeditas del yuan que menguó su valor en casi un 5% frente al ‘billete verde’ estadounidense. Ahora, el descenso ha sido mucho más superficial y medido de antemano.

Sin embargo, el nerviosismo del mercado parece ahora mayor que el de entonces en términos globales. El temor a la ralentización de la economía mundial, con entrada en recesión incluida, a la escalada de la guerra comercial y al tropiezo de los bancos centrales en su política monetaria son los ingredientes que se han sumado al cóctel fatal con el que ha dado comienzo este mes de agosto, según señalan analistas y gestores en los muchos informes que han publicado a lo largo de los últimos días.

La salida de capital de las bolsas mundiales alcanzó los 12.400 millones de dólares solo el lunes, una cifra que se cuela entre las 15 más abultadas de toda la historia

Con este telón de fondo, no es de extrañar que la estampida no se haya limitado únicamente a los mercados emergentes. Solo en la sesión del lunes, aquella en la que China decidió extender el pulso comercial al terreno de las divisas, salieron de los mercados de renta variable 12.400 millones de dólares.

La cifra puede parecer raquítica, pues es incluso menos de lo que capitaliza CaixaBank en la bolsa española. Sin embargo, siempre acorde con los registros y métricas de Bank of America, el volumen supone la decimosegunda mayor estampida a escala mundial de la historia en las bolsas en una sola sesión.

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Desde el banco de inversión estadounidense se apunta un factor más que ha provocado tan tremenda huida: el dinero seguidor de tendencia. En este sentido, sus analistas subrayan que los mercados bursátiles de todo el mundo habían sumado 13,5 billones de dólares desde los mínimos del último diciembre. La destrucción de valor de las últimas cinco sesiones alcanza los 3,5 billones, consecuencia del fuerte descalabro de precios que ha provocado en parqués de todo el mundo la ya referida avalancha vendedora.

La foto por sectores es igual de evidente sobre el temor de los inversores: las retiradas se han cebado con los valores financieros, mientras que buscan refugio en aquellos ligados al consumo. En otras palabras, salidas en el sector más expuesto al entorno de tipos al 0% cuya duración se prevé para largo y entradas en uno de los que más resistentes se consideran incluso a una eventual recesión.

Las cifras recogidas por la entidad de inversión muestran la huida de 1.800 millones de dólares de la banca y sus compañeros de sector, una cifra que además supone el volumen más abultado de los últimos ocho meses. En las compañías de consumo se han producido entradas por 800 millones de dólares, una cifra modesta pero que igualmente pone en evidencia que cuando China estornuda, el mundo tiembla.

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