La volatilidad vuelve a los bajos niveles que precedieron a la brusca corrección de finales de 2018
- El índice VIX se sitúa por debajo de los 12 puntos, su mínimo en casi 14 meses
- La complacencia está de vuelta de la mano de las últimas medidas expansivas de los bancos centrales
Noticias relacionadas
Complacencia. Parecía desterrada de los mercados financieros. Pero está de vuelta. La última descarga de medidas expansivas por parte de los bancos centrales, con la Reserva Federal (Fed) estadounidense y el Banco Central Europeo (BCE) a la cabeza, ha cursado la invitación para su regreso.
Wall Street, principal referencia financiera mundial, así lo manifiesta. Y por varias vías. Por un lado, a través de sus principales índices bursátiles, entregados a un nuevo festival de máximos históricos, con el Dow Jones por encima de los 28.000 puntos y alimentando la sensación de que ni el 30.000 ni nada le son imposibles. Por otro, la volatilidad, anestesiada otra vez por 'la mano visible' de los bancos centrales, con su principal termómetro, el VIX, por debajo de los 12 puntos. O lo que es lo mismo, en sus niveles más bajos desde comienzos de octubre de 2018. Este descenso se ve reforzado, además, por la existencia de la mayor cantidad neta de contratos cortos sobre el VIX de la historia, con más de 200.000. Es decir, posicionándose a favor de más caídas de la volatilidad y más subidas en las bolsas.
Los recelos proceden precisamente de esta combinación de subidas bursátiles, hasta cotas sin precedentes, y de reducida volatilidad, con el VIX cerca de sus mínimos históricos y las posiciones cortas más abultadas de siempre. Esta mezcla es la que resucita las advertencias sobre el retorno de una actitud complaciente por parte de los inversores. Sobre todo, porque los actuales niveles del VIX evocan lo acontecido hace un año.
El VIX no se encontraba tan bajo desde el 3 de octubre de 2018. Como ocurre ahora, entonces el Dow estaba inspirado y acabó ese mismo día con un nuevo récord más allá de los 26.800 puntos. Pero justo ahí empezó una corrección que le llevó a caer un 5% en octubre y casi un 9% en diciembre. En el conjunto del trimestre, un retroceso próximo al 12%, el peor saldo trimestral desde 2011. En paralelo, el VIX, en los 11,6 puntos aquel 3 de octubre, terminó 2019 en los 25 puntos y con latigazos que le llevaron por encima de los 36 puntos en diciembre.
OTRA VEZ LOS BANCOS CENTRALES
Ese episodio de volatilidad en la recta final de 2018 fue el segundo del pasado ejercicio, tras la furiosa sacudida de febrero, en la que el VIX desató el pánico tras tocar incluso los 50 puntos, algo que no ocurría desde 2011. Ambos sustos dejaron la impresión de que la volatilidad, tras varios años atemperada por la abundante liquidez proporcionada por los bancos centrales, estaba de vuelta. Con todo lo que ello suponía, sobre todo para unos inversores que debían abandonar la complacencia y volver a valorar los activos según su riesgo.
Con la ayuda de los bancos centrales, el Dow vuela más allá de los 28.000 puntos y el VIX baja de los 12 puntos, todo ello para generar la impresión de que la complacencia está de vuelta
En 2019, sin embargo, apenas se le ha visto. Un conato que llevó al VIX a los 25 puntos en el siempre inestable arranque de agosto y con las tensiones entre EEUU y China calentando el ambiente, pero poco más.
Más que nada, porque a partir de septiembre los bancos centrales volvieron a la carga. Primero, el BCE, con una nueva rebaja de los tipos de interés y el anuncio de la reactivación de las compras netas de activos en el mercado. Y luego, la Fed, que en octubre decidió reforzar sus recortes de los intereses con la compra de letras del Tesoro por valor de 60.000 millones de dólares al mes y con un calendario de operaciones especiales de financiación para mitigar las tensiones de liquidez surgidas en los mercados monetarios norteamericanos.
Es decir, los 'señores del dinero' han vuelto a escena para ampliar sus balances con la creación de dinero nuevo que está actuando de combustible de las recientes subidas y que está regenerando esa complacencia entre los inversores. "Los activos de riesgo se han beneficiado de las medidas expansivas de los bancos centrales en 2019", constatan desde Goldman Sachs. La mejor evolución de las negociaciones comerciales entre EEUU y China y la desactivación de los planes de Boris Johnson de provocar un Brexit caótico han hecho el resto por la subida de la renta variable y la caída de la volatilidad en las últimas semanas.
Ahora bien, estos riesgos no se han esfumado. Washington y Pekín pueden darse treguas, pero sus disputas comerciales y tecnológicas persisten, el Brexit continúa siendo un caso abierto y la economía mundial se expone a seguir perdiendo fuelle. "La incertidumbre en los mercados financieros seguirá siendo nuestra compañera de viaje. Los numerosos eventos geopolíticos y las escasas perspectivas económicas a veces dificultan la visión clara de las cosas. Los precios fluctúan más fuertemente y, cuando esto ocurre, puede ser el caldo de cultivo para una incertidumbre aún más generalizada entre los inversores", argumenta el equipo gestor de Oportunidades Contrarias de la gestora Mainfirst AM. Ahora, sin embargo, esa incertidumbre ha pasado a un segundo plano. Y el mercado vuelve a estar de un solo lado, del lado comprador. Lo reflejan los máximos históricos en Wall Street. Y la caída del VIX.