La huida de los inversores llega al mercado de renta fija. Los bonos españoles a diez años escalan hasta rozar una rentabilidad del 1,4%, el doble que hace tres días y suficiente para disparar la prima de riesgo de estos papeles hasta los 161 puntos básicos. Hacía tres años, desde el año 2017, que los inversores no exigían una diferencia tan amplia de rendimientos a los bonos españoles frente a los alemanes.
Después de semanas recibiendo el dinero que salía de las bolsas, hay cambio de rumbo ante el temor de que los planes de estímulo que están anunciando los estados terminen poniendo en apuros sus finanzas.
Esta es una tendencia que se repite tanto en los países periféricos de la Eurozona, como en aquellas economías consideradas centrales en la región y también en otros países europeos que no participan de la moneda común. Incluso en EEUU se percibe esta tendencia.
Este es el contexto en el que la rentabilidad de los bonos españoles ha subido hasta el 1,398% en máximos intradía de este miércoles. Una cota que se traduce en un incremento del 36% o 37 puntos básicos frente a su última marca de ayer martes. Solo en lo que va de semana, el repunte para los papeles a diez años del Tesoro Público es del 119%. Más del doble.
Por primera vez en los últimos 10 meses, este martes el bono español rebasaba la cota del 1%. El incremento de la rentabilidad que se exige a estos papeles en el mercado secundario ha sido mucho más notable en las últimas sesiones que el que se ha requerido del ‘bund’ alemán. De ahí, el incremento de la prima de riesgo.
Otro lío en el BCE
No obstante, también los bonos germanos de referencia han experimentado un fuerte vuelco de tendencia. Después de haber acariciado el -1% de rentabilidad en contra de sus tenedores la semana pasada, ahora sus tipos negativos se quedan en el -0,2% en los cruces más cautos de la sesión.
A los analistas del sector no se les pasa por alto que buena parte de la tensión desatada en los últimos días en torno a los bonos soberanos periféricos se ha multiplicado a consecuencia de las recientes declaraciones de la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde. La exministra francesa llegó a asegurar que entre las funciones de la institución no estaba vigilar las primas de riesgo.
Si bien la mandataria procuró corregir sus palabras, al incertidumbre ya estaba sembrada. Además, por si fuera poco, este mismo miércoles se ha producido una nueva polémica en el seno del BCE, puesto que la institución ha tenido que lanzar un comunicado en el que corrige a Robert Holzmann, gobernador del Banco Central de Austria, al insistir en que todas las decisiones del último Consejo de Gobierno del organismo comunitario se tomaron “por unanimidad”.