El oro sufre una situación insólita en los últimos días: un fuerte desacople entre su precio en piezas físicas al contado y el que marca en los mercados financieros. La brecha entre uno y otro llega a los 70 y hasta los 80 dólares. Y el motivo está en la rotura de stock que ha provocado el cierre masivo de refinerías decretado en todo el mundo para frenar el avance del coronavirus.
Este fuerte desacople se explica porque mientras que en el mercado de derivados se ha producido un aluvión de órdenes de venta con el objetivo de ganar liquidez, en el de piezas físicas no ha dejado de crecer la demanda de lingotes, barras y monedas. Una divergencia que ha ido a más en las últimas sesiones.
El portavoz de eToro en España, Javier Molina, indica a Invertia que más allá de los inversores que han tenido que vender posiciones sobre el oro para amortiguar sus pérdidas en otros activos o para aportar garantías adicionales para mantener otras inversiones, “hay mucha gente que se ha asustado al ver que no siempre es un refugio”.
La liquidez reina
“Cuando hay situaciones de excesos y pánico, el oro tampoco se salva”, explica el experto antes de sentenciar que en escenarios así “la liquidez es la reina”. Con estas premisas, se explica que la demanda de oro se haya ido desde derivados financieros -incluso sencillos como los fondos cotizados o ETF- hasta piezas físicas.
“La seguridad ante la crisis que, según más y más indicios, se avecina está en tener el dinero en el bolsillo”, enfatiza Molina. Y es que los pronósticos que apuntan a que la recuperación de la economía ya no será en V, sino más bien en forma de U o hasta de L son cada vez más numerosos.
Estos son los ingredientes que, según Diego Morín, analista financiero de IG, confirman que “la volatilidad está asegurada para largo también en el oro”. Este experto también apunta hacia las medidas extraordinarias de liquidez de la Reserva Federal de EEUU (Fed) para asegurar la abundancia de dólares, como otro de los motivos de esta tendencia. Algo que, además de exacerbar “el nerviosismo de los inversores” ha expulsado del mercado de divisas a muchos de los que venían apostando por el ‘billete verde’ como valor refugio.
Por si fuera poco, el miedo ante el “riesgo inminente del cierre en parte de la industria americana” ha acelerado la avalancha de compras de oro físico, señala el analista de IG. Y es que ya han echado el cierre las refinerías suizas, la principal de Canadá y, en parte por la reducción de rutas comerciales y por previsión de lo que pueda estar por venir, tampoco llegan piezas físicas ni desde EEUU ni desde Londres, los dos grandes mercados en los que se negocia el metal.
Estantes vacíos
Esta ‘fiebre del oro’ alcanza tal temperatura que José García, desde Andorrano Joyería, uno de los principales focos de distribución de oro en España, relata que en estos momentos “prácticamente todo el oro que tenemos está vendido, y lo que tiene que venir también”. Y no es un caso aislado. En la firma especializada Degussa, el último cargamento que ha recibido en su sede de Madrid esta semana ya estaba vendido en un 94% antes de llegar. De 35 lingotes de un kilo cada uno, 33 ya se habían vendido antes de su recepción.
Este es el exceso de demanda motivado por la necesidad de refugiarse en oro físico que, unido a la falta de suministro, ha traído consigo una especie de mercado persa en el que el precio no es el de referencia en los mercados mayoristas, sino el que fija quien tiene el cotizado metal.
García explica que esas primas “pueden llegar al 10% sobre el precio de referencia, cuando lo habitual es el 2%”. Y no solo eso, sino que advierte de que “si te lo piensas mucho te puedes quedar sin la pieza elegida”. Y más aún, “te puedes encontrar con que el precio de un momento a otro haya subido por la escasez que empieza a registrarse en todo el mercado”.
El director de Degussa en España, Tomás Epeldegui, explica que, por si fuera poco, “las amenazas de inflación y los últimos informes de grandes bancos de inversión siguen incentivando esta dinámica”. Este mismo miércoles Goldman Sachs publicaba una nota en la que aconsejaba refugiarse en el oro, para el que establecía un precio objetivo superior a los 1.800 dólares por onza a un año vista.
Ventas a doble dígito
Sabe bien de lo que habla, pues calcula que desde finales de febrero “las ventas han crecido a doble dígito” en los mostradores de Degussa, tanto físico hasta su cierre por el estado de alarma como ahora en el digital. En este sentido, señala que en su catálogo “algunos productos muy específicos se han agotado” y que si no se producen nuevas entregas y el cierre de refinerías sigue, “las ventas tendrán que estar supeditadas a la llegada de nuevo stock”. Y, salvo sorpresa, todo apunta a que cada vez será más difícil.
Y con este panorama de demanda creciente de oro físico, las tensiones en el mercado de futuros que ha contado Invertia, continúan a pesar de los esfuerzos por parte de CME, el gestor del mercado de futuros de metales preciosos de Nueva York (Comex).
Como vemos en el gráfico anterior, los futuros, que el martes se movieron desde los 1.493 dólares hasta los 1.640 con unas horquillas de precios que inclusive superaban los 10 dólares de diferencia entre la oferta y la demanda, no han relajado para nada sus precios.
Una subida de casi un 10% en el mercado de futuros del metal de los Dioses en donde los inversores claramente dudaron de la existencia de suficiente oro por parte del gestor del mercado para poder hacer frente a la entrega física del oro la próxima semana.
Nuevos productos
Lo que sí que ha mejorado en la sesión del miércoles ha sido el diferencial de la horquilla en el precio de los futuros cuando CME anunciaba el lanzamiento de unos nuevos contratos para abril con “condiciones especial” de entrega en diversos contratos.
“CME Group, el mercado de derivados líder y más diverso del mundo, anuncia hoy el lanzamiento de un nuevo contrato de futuros de oro con opciones de entrega ampliadas que incluyen a los formatos de 100 onzas troy, 400 onzas troy y de un kilogramo de oro. Esperamos que este nuevo contrato se lance en breve con un primer vencimiento en abril de 2020, a la espera de la aprobación regulatoria”.
No obstante, a pesar de ello, las horquillas de precios todavía no han regresado a sus niveles habituales pero ya no estamos viendo lo de ayer.
Mientras tanto, el mercado físico de oro en lingotes de inversión sigue con el stock totalmente roto. Prueba de ello es que los inversores están haciéndose con lingotes de muy poco peso, que es lo único que hay en stock, a pesar del enorme sobrecoste en el que se incurre ya que comprar un lingote de un kilogramo puede salir a un coste unitario por gramo de 52,8 euros por gramo mientras que un lingote de un gramo sale por 68,6 euros. Un sobrecoste del 30% en el precio del gramo que también se explica porque la compra de oro físico solo está exenta del pago del IVA (21%) a partir de dos gramos.
Un aviso
Pero parece ser que eso es lo que menos importa ahora mismo. Los inversores buscan refugio al precio que sea en un activo reconocido como valor desde hace más de 5.000 años.
Y un último aviso a las personas que quieran adentrarse en este mundo. El mercado del oro físico es algo complejo.
Usted puede comprar participaciones de un fondo de inversión porque ve que en su nombre comercial aparece la palabra “Gold” y encontrarse realmente comprando un fondo cargado de empresas mineras en la Bolsa de Toronto. Incluso puede buscar aquellos que lleven en su nombre “Physical Gold” y tener una pequeñísima parte de oro físico estando completado con oro papel (futuros del Comex) y muchas mineras.
Si de verdad busca refugio y/o diversificar su patrimonio siempre será mejor la adquisición de oro físico en tiendas especializadas y si es posible con el mejor asesoramiento posible para evitar que lo que pueda ganar por la revalorización del oro físico lo pierda por una devaluación del dólar estadounidense.