Dia se ha convertido en protagonista inesperado de estos tiempos de epidemia por las habituales colas a la puerta de sus establecimientos de proximidad. Las ventas del grupo crecen mientras los planes de transformación diseñados por Mikhail Fridman van surtiendo efecto. Y, pese a todo esto, la cadena de supermercados sigue sin conquistar al mercado bursátil.
Esta semana se cumplen cinco meses de la ampliación de capital que el propio Fridman orquestó para completar su desembarco inversor en la compañía y dotarla de liquidez. Era la puerta de entrada definitiva para que el magnate ruso impusiera su forma de hacer las cosas en el consejo de administración de la compañía y comenzara la reconstrucción de la cadena de supermercados casi desde sus cimientos.
A lo largo de este tiempo, algunas cifras de negocio han acompañado el despliegue de las estrategias de Fridman. Sin embargo, la cotización de Dia sigue sin bendecir su intervención en la compañía. Actualmente, una acción de la cadena de supermercados se vende a 0,12 euros. Hace cinco meses -cuando quedaban flecos sueltos por cerrar en su refinanciación, los equipos directivos no se habían ‘saneado’ por completo y apenas arrancaba su reorganización societaria-, esa misma acción se compraba por 0,22 euros.
Sin potencial alcista
El sentimiento de los analistas que más de cerca vigilan la evolución de la compañía no deja dudas de que las mejoras conseguidas por Fridman no terminan de convencer. Hace cinco meses, cuando todas las propuestas de cambio no eran más que un papel sobre el escritorio del equipo de Fridman, el precio objetivo de consenso alcanzaba los 4 euros por acción. Ahora, se queda en 0,13 euros por título.
Dicho de otro modo, cuando Fridman completó su desembarco en la cadena de supermercados, se le presuponía un potencial alcista del 1.718% en bolsa. Ahora, el techo que establecen los cuatro expertos que continúan vigilando su evolución limitan esta cancha de rebote al 6,6%. Así lo muestran los datos recogidos por Refinitiv, que -por si fuera poco- señalan recomendación de vender.
A tenor de estas premisas, parece que la comunidad inversora ha dado por hecho que la travesía por el desierto para Dia será más larga de lo que inicialmente descontaban. Ana Gómez, la analista de Renta 4 que sigue la cadena de supermercados, lamenta que ahora como hace cinco meses, los planes de Fridman siguen sin estar completamente claros. En este sentido, subraya que “sería interesante conocer los detalles de la primera etapa del plan de transformación que aseguran haber concluido con éxito”.
Gómez reconoce que el confinamiento “les beneficia” por una mayor afluencia a sus tiendas de proximidad, pero sobre todo alaba que esta atípica situación se ha producido “en un momento en que el grueso de las reestructuraciones ya ha tenido lugar y la relación con proveedores está más normalizada”. Sin embargo, lamenta que en su reciente adelanto de cifras trimestrales -los resultados no llegarán hasta el 12 de mayo- “no adelantaron cómo están los márgenes, la deuda y el circulante”. A su entender, tres claves ineludibles para entender hasta que punto está resultando exitoso el plan de Fridman.
La mejor cuota en un año
Los avances y ventajas de la reorganización de Dia son evidentes a la luz de algunas cifras recientes, pero el mercado todavía es reacio en reconocerlo. En este sentido, un reciente estudio de la consultora Kantar señala que en este tiempo de pandemia ha sido la cadena de supermercados que más cuota de mercado ha conseguido ganar, hasta un 6,6% del total, su mejor porcentaje de los últimos 12 meses. Un resultado directo de que en esta crisis del coronavirus haya establecido más franjas horarias de reparto, reforzado en un 5% su plantilla de almacén e incrementado un 20% su flota de camiones, entre otras medidas.
Una prueba más de los avances en el grupo de supermercados es el reciente relevo en la cúpula de Dia entre hombres de confianza de Fridman. Stephan DuCharme, actual presidente no ejecutivo del consejo se convertirá en ejecutivo el próximo día 21 de mayo asumiendo parte de las funciones hasta ahora atribuidas a Karl Heinz-Holland, que abandona Dia. Según explicaron fuentes de la compañía a Invertia, este movimiento se produce una vez que cada país ya está liderado por un consejero delegado local.
La barrera de los 15 céntimos
Sin embargo, para ver avances en bolsa habrá que esperar, como poco, a la superación de los 0,15 euros por acción. Así lo prevé Eduardo Bolinches, analista de Invertia. Considera que una vez superada la resistencia que ofrecían los 0,10 euros por título -muchas veces imposible de rebasar-, esta es la cota que se necesita rebasar. “Hacen falta volúmenes explosivos de nuevo y no vale con una sola sesión”, advierte.
Aunque esta cota se alcanzó recientemente, duró poco y su gráfica acumula ya “tres mínimos crecientes”. En este sentido, Bolinches considera que “aunque mucha gente entró con la superación de los 0,10 euros buscando la reacción técnica de largo plazo […] muchos están vendiendo visto lo visto”. Y esto no fue otra cosa que la incapacidad para mantenerse por encima de un umbral que, según el analista, supondría la pista de despegue hacia los 0,21 euros. Una marca que rebasa el precio objetivo de consenso.
No obstante, no todos se han ido. Muchos permanecen fieles desde antes de que Fridman completase su desembarco inversor. Es el caso de Miguel Jiménez, gestor de los fondos Renta 4 Nexus (1,99%) y Renta 4 Pegasus (0,61%), dos de los que a actualmente confían más parte de su cartera.
Aunque su responsable explica que “ha habido algunos cambios de posición debido a la volatilidad del valor” apunta que al tratarse de “una empresa donde los franquiciados tienen un peso muy importante, magnifica los resultados para arriba o para abajo”. Y estima que, debido a la actual situación de confinamiento, sus ventas podrían haber subido un 20% frente al año pasado.
El día 12 de mayo, casi medio año después del cierre de la ampliación orquestada por Fridman, las cuentas confirmarán o desmentirán estos pronósticos. La reacción del mercado podría ser otra cosa si los detalles del balance o los silencios en torno a los retos de la segunda fase de transformación vuelven a pesar más -y una vez más- en el ánimo de los inversores.