El Estado y la banca tienen la última palabra en Abengoa
Abengoa tiene difícil acudir a la ayuda de la SEPI para evitar la quiebra en caso de que los bancos no acepten la nueva propuesta.
13 julio, 2020 10:43Noticias relacionadas
Sin poder afrontar el pago de las nóminas del mes de junio en su totalidad y con un ERTE vigente que afecta al 30% de su plantilla en España, Abengoa busca esta semana despejar las incertidumbres mientras lucha por buscar financiación que le aleje del fantasma de la liquidación.
Con un pasivo negativo al cierre de 2019 de casi 400 millones de euros y con el grifo de las líneas ICO y Cesce cerrados hay que pedir ayuda de rodillas a los acreedores de los casi 9.000 millones de deuda.
El principal acreedor es Banco Santander, además de ser también el principal accionista de Abengoa, y el segundo es el fondo de capital riesgo KKR, que ha sido invitado a convertirse en segundo accionista de la empresa a cambio de que ambas entidades se hiciesen cargo de la totalidad de la deuda, pero la respuesta ha sido claramente negativa.
Pero no están ellos como acreedores, como empresa española que es tiene en sus redes además del Banco Santander al BBVA, Caixabank, Bankia, Bankinter y en menor medida a Banco Sabadell, es decir, al sector bancario cotizado en el Ibex 35 en pleno.
Una empresa con dependencia crónica de la banca y con patrimonio neto negativo y pérdidas de 517 millones de euros en el año 2019 que no echa para atrás a los inversores, que en la sesión de hoy han llevado la cotización de Abengoa más de un 5% por encima del cierre del pasado viernes aunque al chocarse ante los 0,004 euros ha aflojado un poco en la subida.
Desde el punto de vista técnico poco se puede sacar. Necesitamos ver cotizaciones por encima de los 0,0043 euros para poder pensar en una reacción alcista aunque solo apta para los no enfermos del corazón puesto que el futuro de Abengoa está totalmente en manos de los bancos y si estos fallan la última palabra para el rescate estará en el tejado del Estado.
Otra opción es valorar la entrada como el que compra un décimo de lotería de Navidad. Con esto me refiero a invertir una cantidad de dinero ínfima que no le duela ni siquiera perderla en su totalidad apostando a que el Gobierno de Pedro Sánchez acude al rescate de la empresa de ingeniería andaluza.