El empresario mexicano Carlos Fernández ha salido de compras por AmRest en uno de sus momentos más críticos. Mientras el auditor de cuentas del grupo de restauración ha puesto en duda la viabilidad financiera de la compañía, el también consejero de la cotizada ha invertido más de 874.000 euros en sus acciones.
Las compras notificadas a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) en las últimas horas han tenido lugar en la Bolsa de Varsovia, el primer mercado de valores en el que las acciones de AmRest fueron admitidas a negociación. Lo que tuvo lugar en 2005, 13 años antes de su estreno en la bolsa española. A lo largo de tres sesiones, entre el viernes y el martes pasados, se ha hecho con 232.684 acciones del grupo.
El viernes 24 de septiembre tuvo lugar la adquisición más abultada. Ese día, Fernández se hizo con 116.448 acciones del grupo de restaurantes. A cambio, el también expresidente de Grupo Modelo, el holding cabecera de la cerveza Coronita, afrontó un desembolso de 428.528,64 euros a razón de un precio de 3,68 euros por acción.
Primer accionista
No obstante, estas fueron las más baratas de todas las adquiridas por el consejero mexicano en esta tanda. El precio medio de las adquisiciones de Fernández alcanzó los 3,76 euros por acción, lo que implica un descuento del 0,5% frente a su cierre de ayer martes, en los 3,78 euros por título. En total, la inversión asumida en estas operaciones ha ascendido a 874.370,23 euros.
El momento en el que se han realizado las compras del que también es primer accionista de AmRest, pues controla un 67,05% de la compañía a través de diferentes sociedades de inversión, es especialmente significativo. Y es que los auditores de KPMG acaban de señalar “dudas significativas sobre la capacidad del grupo para continuar como empresa en funcionamiento” después de registrar pérdidas por 162,3 millones de euros en su primer semestre fiscal.
Nuevo negocio
Del mismo modo, el informe del auditor de estas cuentas de medio año advertía del incumplimiento de determinados compromisos financieros estipulados en el préstamo de financiación sindicada. A consecuencia de este hecho, este crédito pasó a considerarse pasivo corriente. De tal manera, esta partida “excede el activo corriente en 770,8 millones de euros”, lo que a juicio de KPMG “indica la existencia de una incertidumbre material”.
A pesar de esta situación, el grupo dueño de marcas como La Tagliatella y Shushi Shop se ha lanzado al negocio de la consultoría empresarial. Como adelantó Invertia, la cotizada ha puesto en marcha este mes la filial AmRest Global con un capital de 3.005 euros.
Además, el consejo de administración del que forma parte Fernández ha insistido en que el grupo tiene capacidad para continuar como empresa en funcionamiento durante el “futuro próximo”. Un periodo que ha acotado a un espacio de “al menos doce meses”, pero no limitado a esto.