La banca se echa a un lado en el mercado secundario de deuda. Las entidades financieras han recortado un 20% su operativa en bonos españoles a lo largo de un año en el que el Banco Central Europeo (BCE) ha lanzado una ofensiva compradora que, incluso, ha conducido a los papeles a diez años a tipos negativos.
A falta de los datos definitivos de diciembre, la plataforma SENAF, reservada para la negociación de deuda pública española por parte de entidades financieras, ha movilizado operaciones por 127.815,4 millones de euros. Una cifra que se queda un 20,4% por debajo a la de hace un año, cuando se contabilizaron transacciones por 160.656,9 millones de euros.
Así consta en los registros de BME, la sociedad responsable de esta plataforma de referencia para los mayoristas que operan con títulos de deuda del Tesoro Público español. Y el descenso es más que significativo porque pone en cuestión una de las ideas que más veces ha repetido el Gobierno español en los últimos meses: el supuesto apetito de los grandes inversores por la deuda soberana española y la confianza en sus políticas económicas.
La bazuca del BCE
Si bien las últimas subastas del año se han saldado con una fuerte sobredemanda, parece que el peso del BCE en el mercado secundario ha sido más abultado de lo que cabría esperar. La bazuca de la institución presidida por Christine Lagarde, que no interviene directamente en las colocaciones iniciales, habría sido determinante para generar demanda suficiente como para asegurar la continuidad de precios ascendentes -y rentabilidades menguantes- en unos bonos que han generado un volumen de transacciones mucho menor entre entidades financieras.
El Informe Anual 2020 de los mercados operados por BME señala directamente que SENAF ha sido la plataforma de negociación de deuda más afectada por esta caída de volúmenes. Además, subraya que estos recortes se concentraron especialmente en el segundo trimestre del año, cuando la “incertidumbre” sobre el devenir de la crisis del coronavirus estaba en máximos.
Tanto es así que, según datos oficiales consultados por este portal, en pleno estallido de la pandemia en Europa, allá por el mes de marzo, la negociación en SENAF cayó un amplísimo 71,6%. De los 17.821,5 millones de euros del tercer mes de 2019, a solo 5.059,1 millones.
Fue entonces cuando varios altos cargos del BCE tuvieron que salir a matizar las palabras con las que Lagarde provocó una fuerte estampida de toda clase de activos de inversión. Y, especialmente, de las bolsas y emisiones de renta fija de las economías periféricas de la eurozona.
No solo bancos
Estas cifras y la evolución de los bonos españoles a lo largo de este año hacen más evidente la importancia que está teniendo la contundente y continuada actuación del BCE para movilizar las emisiones de deuda. La rentabilidad de los papeles a diez años ha llegado a caer un 103% desde enero hasta sus mínimos en negativo. Y, mientras, el Gobierno prevé que España cerrará 2020 con un endeudamiento del 118% sobre su PIB.
Además, la caída de negociación de la deuda soberana española no es cosa solo de los bancos, que son las manos fuertes de este segmento de inversión por ser creadores de mercado. Los datos recopilados por BME señalan que, en el conjunto de los 11 primeros meses del año, la negociación acumulada en deuda pública en las distintas plataformas que opera se ha quedado en 266.000 millones de euros, esto es, un 16,6% menos que en el mismo periodo del ejercicio anterior.
Emisión récord
La estadística anual de la sociedad rectora del mercado de referencia para los bonos españoles apunta a un dato más que da idea de la importancia de los estímulos del BCE. Dicho de otro modo, de que la deuda soberana está generando menos pasiones de lo que podría pensarse en un principio. A pesar de que las transacciones han caído con fuerza, y la emisión de deuda ha crecido aún con más ímpetu, el coste medio de estos papeles se ha reducido hasta el 0,21%, como ha señalado el Tesoro Público.
Un último dato que apunta hacia la magnitud real de la merma en las transacciones con deuda pública española es el saldo vivo total de papeles admitidos a negociación en las plataformas de BME. Al alza. Un repunte que, en igualdad del resto de condiciones, tendría que haberse traducido en más volúmenes negociados.
En este sentido, a punto de cerrar el año, el segmento de renta fija suma emisiones soberanas nacionales por 1,17 billones de euros, lo que implica un 8,3% más que en la misma fecha del ejercicio anterior. Una consecuencia directa del acelerón en emisiones que, sin embargo, no ha tenido efecto ninguno en el volumen de transacciones acumuladas.