ACS, Ferrovial e Iberdrola: cotizadas para ganar con el plan de reconstrucción de Biden sin cruzar el charco
Estas son las españolas con una posición más privilegiada para incrementar su negocio con proyectos del ambicioso 'Build Back Better'.
8 abril, 2021 03:21Noticias relacionadas
Los planes de reconstrucción que están diseñando las administraciones de todo el mundo pueden suponer una verdadera guía de inversión. Es el caso del plan de infraestructuras que Biden prepara para EEUU. Y, según los expertos, no hace falta saltar el charco para sacar partido de ella. Y es que compañías españolas como ACS, Ferrovial e Iberdrola se colocan entre sus favoritas.
El presidente de la principal economía del mundo, Joe Biden, ha puesto sobre la mesa hasta 4 billones de dólares, unos 3,36 billones de euros. Una cuantiosa suma que pretende dedicar a renovar las infraestructuras del país.
Y no se trata solo de ladrillos, hormigón y asfalto, donde además las constructoras europeas cuentan con una mayor experiencia especialmente en el plano urbano. El plan de una década de duración bautizado ‘Build Back Better’ (Reconstruir Mejor en inglés) también persigue mejorar la utilidad y eficiencia de infraestructuras y edificios, potenciar la descarbonización de la economía de EEUU y fomentar su sostenibilidad.
Obras y servicios públicos
Si bien son muchas las constructoras españolas presentes en EEUU que en los últimos años han ampliado su peso en aquella orilla del Atlántico, para los expertos ACS se coloca al frente. La presidida por Florentino Pérez ya cosecha un contundente 45% de su facturación en el país norteamericano. Y eso no pasa precisamente desapercibido.
El creciente peso de la española en la otra orilla norte del Atlántico a través de filiales como Flatiron, Dragados USA y Turner es uno de los ingredientes que justifican su precio objetivo de consenso de 32,63 euros por acción, lo que implica un potencial alcista del 16%. Y lo mismo para que un 76% de las firmas de inversión que vigilan su evolución aconseje la compra de sus títulos.
El analista Darío García, de XTB, señala que la venta de Cobra al grupo Vinci dotará a la compañía, como su presidente ha adelantado, de “un pico de liquidez con el que podrá acudir al máximo número de licitaciones posible”. Además, hace hincapié en la mayor experiencia de su filial alemana Hochtief en la gestión de servicios públicos, que serán otra de las piedras angulares del proyecto de Biden.
Desde IG, el analista Diego Morín señala que “en el apartado de transporte, ACS podría tener peso” debido a que “tiene muchos intereses de negocio” en este sector. No hay que olvidar que incluso en plena pandemia, mientras la obra pública se paralizaba en Europa, en EEUU no ha dejado de ganar licitaciones. Eduardo Bolinches, analista de Invertia, es tajante al señalar que esta será “sin duda una de las grandes beneficiadas” del plan americano.
Expansión en marcha
Una exposición muy parecida es la que ambos expertos hacen para Ferrovial. De su parte, Morín destaca que un 20% de los ingresos de esta compañía ya proceden de EEUU a la par que cada vez adquiere más protagonismo en su red de carreteras a través de la filial de peajes Cintra y la de construcciones Webber.
Mientras tanto, el experto de XTB subraya su trayectoria en la gestión de infraestructuras y servicios públicos como punto a favor de recibir la lluvia de millones prometida por la administración Biden que estos días se debate en el Congreso y el Senado. Y eso sin olvidar que su último informe anual señalaba que está prestando “mucha atención a las iniciativas privadas” en este mercado.
A la espera de que el plan de reconstrucción estadounidense se vaya perfilando en cada uno de sus detalles, Ferrovial cuenta con un potencial alcista de consenso del 11%. Es el recorrido con el que cuentan sus acciones para conquistar los 24,44 euros en los que se ubica su precio objetivo. Un 52% de las casas de análisis recomiendan la compra de sus acciones y solo un 17% se decanta por vender.
Dentro del sector, otros grupos como Sacyr, Acciona, OHL y FCC también podrían sacar partido de esta iniciativa que pretende movilizar varias decenas de billones de dólares a través de proyectos público-privados. No obstante, su posicionamiento en EEUU no es tan destacado o se enfrentan a otros problemas como la revisión del mercado de concesión de proyectos renovables o la necesidad de una profunda reorganización financiera que sanee su debilitada solvencia.
Transición energética
Por lo que se refiere a los objetivos de eficiencia energética, Iberdrola se le antoja al experto de IG como una firme candidata a “tener repercusión en el desarrollo de proyectos de renovables a través de su filial Avangrid”. Todo ello, explica, “sin olvidar que hace unas semanas consiguió el permiso para la puesta en marcha del parque eólico marino Vineyard Wind 1”. Un megaproyecto con nada menos que 800 megavatios de potencia.
En el caso de que el plan presidencial salga adelante, se prevé una dotación de al menos 400.000 millones de dólares para iniciativas concretas con las que potenciar la transición energética. Esta sería la mayor inversión de la historia de un país que ya aporta un 30% de sus ingresos a la eléctrica española que preside José Ignacio Galán.
Con este impulso, no sería raro ver proyectos que repitieran los números de algunos otros recientes y tan significativos como el New England Clean Energy Connect (NECEC) o el Kitty Hawk Offshore Wind. Un horizonte que ayudaría a estirar el potencial de una eléctrica que cotiza en zona de máximos históricos tras haberse revalorizado cerca del 30% en el último año y que hace apenas unos meses dio un paso de gigante en el mercado estadounidense con la compra de PNM Resources.
Acero español 'made in USA'
En cuanto al capítulo de materiales, Bolinches se decanta por Acerinox como cotizada española bien situada para sacar tajada en el plan de Biden.
La metalúrgica fue además una de las compañías de materiales menos golpeada por la guerra de aranceles desatada en este campo por la administración Trump debido a su sistema de producción local, lo que libró a sus productos de las cargas que algunos de sus competidores no tuvieron más remedio que asumir para no perder competitividad de precio en la primera economía mundial.