El petróleo marca nuevos máximos anuales justo cuando acaba el verano
Mucha preocupación por los precios energéticos ante la llegada del invierno al hemisferio occidental.
24 septiembre, 2021 08:35Noticias relacionadas
El barril Brent, el que usamos en Europa, está en estos momentos rozando los 78 dólares. Prácticamente el doble que el precio de hace 12 meses.
Como dice la economista Beatriz Villafranca: "La recuperación de la economía mundial tras el shock de la pandemia, en un contexto de abundancia de liquidez financiera y una política fiscal muy expansiva en los principales países desarrollados, ha favorecido el ascenso de los precios de las materias primas. "
Hay algo global en este movimiento del que se escapan muy pocos productos, y esto está encareciendo la producción, el transporte y, por tanto, el coste del producto final.
Causas y consecuencias
Salvando el oro y la plata, que bajan este año por temas más relacionados con la aversión por el riesgo, casi todas las materias primas están subiendo con fuerza.
Esto se debe en gran parte a la recuperación económica pero, a la vez, puede ser un freno para que ésta continúe.
La alta inflación ya es un hecho y si bien en noviembre acabaría el efecto base, y por tanto que se llegue a su pico, ya no está tan claro que no vayan a continuar los precios altos un trimestre más.
El efecto base se produce porque como en 2020, debido sobre todo a la crisis, los precios fueron tan bajos, los interanuales en comparación salen muy altos, y como a partir de noviembre de 2020 ya empezaron a subir con fuerza, el efecto será cada vez menor, especialmente cuando llegue 2022.
Otra consecuencia es el cambio de sesgo de los bancos centrales (lo hemos visto esta semana con la Fed) que están empezando a pensar en recortar estímulos para frenar la inflación.
Miedo al invierno
Un invierno frío con precios de gas y de petróleo en máximos puede hacer mucho daño a la economía, tanto al fabricante como al consumidor final que es el que acabará teniendo que asumir el coste.
La campaña navideña, época de gran consumo, va a ser un primer test para comprobar si el consumidor paga más o, directamente, consume menos.
Si es lo primero, la inflación seguirá alta y seguramente se acerque el momento de nuevas subidas de tipos de interés.
Si es lo segundo, se ralentizará el crecimiento. Ninguna de las opciones es buena. Y luego queda lo peor del invierno, un primer trimestre marcado además por unos precios de la electricidad en máximos.
No son buenas noticias para la economía real.