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Invertir en criptomonedas: cuando el riesgo no está en los movimientos de su cotización

El Fondo Monetario Internacional (FMI) destaca en un informe el riesgo que conlleva su falta de regulación.

7 octubre, 2021 01:59

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Más allá de las polémicas sobre su utilidad, su impacto medioambiental e incluso su valor real, es indudable el éxito de las criptomonedas como activos financieros. Y en poco más de una década de vida. 

La capitalización del bitcoin, la más conocida, alcanzó un valor de 867.635 millones de dólares de media en septiembre, lo que le colocaría en el lugar número 18 del mundo en términos de PIB. 

En cuanto a la capitalización de ethereum, la segunda más conocida, sería el 38º país en términos de PIB al alcanzar los 394.128 millones de dólares. 

Las criptos se han vuelto tan populares que incluso muchos las ven como un producto de inversión más atractivo que la bolsa, especialmente entre la población más joven.

Además del atractivo intrínseco del mundo virtual ultratecnológico que simbolizan las criptomonedas, hay también un motivo financiero muy atractivo. Y es que su tendencia alcista es muy acusada. En los últimos 10 años la subida del bitcoin ha sido de 1.150.000%.

Piratas informáticos

Y esto suele conducir a que se asuman más riesgos. El problema es que con los criptos el riesgo no es solo un eventual desplome de la inversión. 

El viernes pasado se conoció que piratas informáticos robaron las cuentas de al menos 6.000 clientes de Coinbase Global Inc, según una carta de notificación de incumplimiento enviada por un bróker de criptomonedas a los clientes afectados.

El hackeo tuvo lugar entre marzo y el 20 de mayo de este año, según una copia de la carta publicada en el sitio web del Fiscal General de California. En esta línea, el mayor robo de criptomonedas de la historia fue en agosto pasado, aprovechando un fallo en el sistema de Poly Network: 600 millones de dólares. 

Anteriormente, fue muy famoso el caso de Mt. Gox, exchange que cerró en 2015 desapareciendo por el camino entre 640.000 BTC y 850.000 BTC. 

Todo eso sin incluir los fraudes relacionados con las criptomonedas, en los que tenemos varios casos en España, y que han utilizado la falta de regulación para, presuntamente, intentar estafar a tenedores de criptos. Un ejemplo es el caso Arbistar. 

Advertencia de la CNMV

Esta misma semana, la vicepresidenta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Montserrat Martínez, ha alertado de los riesgos de hacer de las inversiones "un videojuego". Ha advertido que la proliferación de productos que no están regulados, como los criptoactivos, pueden suponer "un caldo de cultivo" para actividades fraudulentas.

En su 'Informe de Estabilidad Financiera Global' el FMI hizo referencia a este tema "instando a los reguladores de todo el mundo a que tomen medidas contra las criptodivisas por la multitud de riesgos que entrañan para la estabilidad financiera". 

"Para los mercados emergentes y las economías en desarrollo, un mayor uso de los criptoactivos presenta algunos beneficios, pero también riesgos macrofinancieros, especialmente con respecto a la sustitución de activos y divisas". 

El FMI ha alertado de que muchas de las entidades que han surgido en torno a las criptomonedas (casas de canje, monederos, minería o emisores) tienen una ausencia notoria de prevención del riesgo y buenas prácticas operativas y de gobernanza.

Además, los usuarios corren el riesgo de sufrir pérdidas por los fallos en el uso de sus servicios o por, directamente, robos mediante hackeo de cuentas

Bancos centrales

El Fondo, citando datos de 'CoinGecko', ha alertado que, desde la aparición de las criptodivisas, se han creado 16.000 monedas diferentes, pero que solo están activas 9.000 en la actualidad.

El resto han dejado de tener volúmenes activos o sus desarrolladores las han abandonado. Algunas incluso se crearon por el mero propósito de la especulación o incluso con intención de fraude.

También les preocupa que aunque la adopción de las criptomonedas por parte de los ciudadanos pueda tener ciertos beneficios, también reduce la capacidad de los bancos centrales para implementar de forma efectiva la política monetaria e implica riesgos de solvencia y financiación. 

Aunque esta última preocupación, es justo lo que muchos ven como ventaja de estos activos: su independencia respecto a los bancos centrales.