La caída de la fortuna de Elon Musk en la sesión de ayer, en la que las acciones de Tesla perdieron un 12%, sólo es comparable al desplome en la fortuna de Jeff Bezos el día que firmó su divorcio de MacKenzie Scott en 2019 y vió reducida su fortuna en 36 mil millones de dólares.
Como contamos aquí, todo empezó cuando Musk preguntó a sus seguidores de Twitter durante el fin de semana si debía vender un 10% de su participación en la compañía.
Luego se supo que su hermano Kimbal vendió acciones justo antes de la encuesta. Para rematar, salió un informe de Insider el martes por la mañana sobre Michael Burry, el inversor que se hizo famoso por la película “The Big Short”, diciendo que Musk podría querer vender acciones para cubrir sus deudas personales.
Las acciones de Tesla habían tocado máximos históricos el día 4 de este mes en 1.243,49 dólares. Ese día Musk superó en fortuna al fundador de Amazon.com en 143.000 millones, una cifra mayor que el patrimonio neto de Bill Gates, la cuarta persona más rica del mundo. Ayer cerraron en 1.023,5 dólares.
A pesar de los vaivenes de la cotización, a cierre de ayer, aún tiene 83.000 millones de margen.
Influencia en el mercado
Ayer Wall Street no vivió ningún nuevo máximo y cerró la sesión con caídas, algo bastante inusual en las últimas fechas. Tesla es la quinta del mercado con mayor capitalización del S&P500 por lo que su bajada seguro ha influído.
Ya no es sólo su ponderación en los índices, además es todo un reflejo de la situación actual del mercado: euforia alcista, precios difícilmente razonables según los métodos de valoración clásicos y excesivo protagonismo de las redes sociales.
En 2018, Musk acordó obtener la aprobación de un abogado de Tesla antes de comunicar información material a los inversores como parte de un acuerdo con los reguladores de valores de EE. UU.
Pero no ha sido suficiente. Musk está superando a Trump, el primero que puso de moda seguir una cuenta personal de Twitter para poder seguir correctamente el devenir de los mercados y/o no quedarse atrapado por una explosión de volatilidad sin saber de dónde procede.
Sus comentarios sobre criptomonedas, y esta última encuesta sobre su propia compañía, han dejado claro que, si los reguladores no lo remedian, la cotización de activos multimillonarios pueda depender de las excentricidades de lo que este personaje pueda decir en su red social favorita.