Wall Street despidió un 2021 de récords encaramado a máximos históricos. La recuperación pospandémica que se esperaba para este año recién terminado tomó especial fuerza en la economía estadounidense y eso tuvo su reflejo en una Bolsa de Nueva York que no conoció techo para sus índices.
La hazaña del ejercicio 2020 se repitió y los tres grandes índices estadounidenses volvieron a alcanzar cotas desconocidas hasta la fecha. Y, un año más, simultáneamente. Contra los pronósticos que auguraban una rotación desde el parqué neoyorquino hacia otros más rezagados, la fiesta se alargó en Wall Street.
Tanto que lejos de agotarse, el tecnológico Nasdaq alargó su vertiginoso ascenso de hace un año con avances del 21,39% hasta los 15.644,97 puntos. Sin embargo, fue el S&P 500 el que tomó el relevo al batir un récord histórico tras otro. Hasta 70 veces lo hizo a lo largo de 2021 al sumar un 26,89% a su gráfica, en los 4.766,18 puntos.
El primero de Biden
Por su parte, el Dow Jones no fue ajeno a la fiesta. Por primera vez desde su creación se asomó por encima de los 36.000 puntos. Y no solo eso, sino que además alcanzó hasta 40 récords históricos en el año. En el acumulado, subidas del 18,73% hasta los 36.338,3 puntos a los que despidió el año.
Un buen pistoletazo de salida para la presidencia del demócrata Joe Biden. Sin embargo, el actual líder de la primera economía mundial vio rendimientos más bajos que Donald Trump y Barack Obama en su primer año en la Casa Blanca.
Los ganadores
Dentro del agregado industrial, Home Depot (+56,3%), Microsoft (+51,2%) y Goldman Sachs (+45,1%) fueron los valores más pujantes. En sentido contrario, los retrocesos más significativos se los llevaron Walt Disney Co (-14,5%), Verizon Communications (-11,6%) y Boeing (-6%).
En el S&P 500, una docena de compañías cerró el año duplicando el precio con el remataron 2021. Al frente de esta remontada se situaron dos petroleras aupadas por la revalorización del crudo y por una transición ecológica para la que, a pesar de Biden, no parece haber mucha prisa.
Devon Energy (+178,6%) y Marathon Oil (+146,3%) lideraron en el índice amplio, donde los operadores de casinos Penn National Gaming (-40%) y Las Vegas Sands (-36,9%) se dolieron de la pérdida de público en sus establecimientos.
Por el Nasdaq, el podio de ganadores lo ocuparon la fabricante de vehículos eléctricos Lucid Group -que con mucho menos ruido que Tesla (+49,8%) consiguió triplicar su valor de mercado (+280,1%)-, la tecnológica Fortinet (+142%) y la farmacéutica Moderna (+143,1%). Eso sí, seguida muy de cerca por Nvidia, que un 125,3% al alza se benefició de la escasez de componentes tecnológicos sufrida especialmente a partir del segundo trimestre del año.
Vacunas y contagios
Las galopantes cifras de contagios y defunciones a causa de la Covid-19 se fueron moderando conforme avanzó el año. A su término, apenas se contabilizaron unos 60.000 pacientes ingresados por Covid-19 en los hospitales estadounidenses. Una cifra que suponía la mitad que en enero.
A pesar de esta evolución, la aparición de cada nueva variante del coronavirus supuso un paso atrás para los índices neoyorquinos. En sentido opuesto, la llegada de cada nuevo fármaco para combatir la pandemia dio argumentos a los inversores para su regreso a las compras, con el consiguiente impulso para los índices.
En este sentido, varias de las farmacéuticas más directamente implicadas en la lucha médica contra la Covid-19 se colocaron entre las vencedoras del año. Las acciones de Moderna se dispararon un 143%, las de Johnson & Johnson -matriz de Janssen- sumaron un 8,7% y las de Novavax un 28,3% después de haber sido la última de las grandes en conseguir el visto bueno para su antígeno.
El avance de Pfizer, que en alianza con BioNTech (+215,9%) desarrolló una de las vacunas más comercializadas en todo el mundo, alcanzó un 60,4%. Mientras tanto, CureVac se dolió del fiasco de su prototipo de antígeno por la baja efectividad que cosechó con un retroceso acumulado del -57,7%.
Esperando más estímulos
En buena medida gracias al desarrollo de estos fármacos, junto con la aplicación de medidas menos restrictivas que en Europa en lo social, la economía estadounidense cogió fuerza a lo largo del año. Hace apenas una semana, se revisó al alza el dato del PIB del tercer trimestre del año -última referencia disponible- hasta un 2,3% para sorpresa de los economistas.
Dentro de este capítulo, la china en el zapato fue el retraso en la aprobación del programa de estímulos fiscales planteado por el presidente Joe Biden. Build Back Better no llegó a tiempo para estimular la economía, especialmente mediante el establecimiento de nuevas ayudas sociales y la dotación de nuevas infraestructuras, por la oposición que se encontró en las cámaras legislativas.
Sin embargo, el retraso podría terminar siendo favorable. En lugar de haber desechado la iniciativa, el retraso de su votación en el Senado de EEUU hasta finales de enero permitirá una nueva ronda de negociación política para intentar asegurar su aprobación una vez que llegue el momento de su proposición final.
Del destino final de este plan dependerá en gran medida que la Reserva Federal de EEUU (Fed) cumpla con la hoja de ruta que se marcó en la recta final de 2021. El banco central planteó una progresiva pero clara retirada de estímulos para el año que viene con el fin de evitar el sobrecalentamiento de la que, pese a la rápida recuperación de China, siguió siendo la primera economía del mundo.
Arranca el 'tapering'
En su última reunión del año, el Comité de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) se decantó por pisar el acelerador del tapering al reducir en 30.000 millones de dólares sus compras mensuales de deuda y señalar hasta tres subidas de tipos el año que viene, de manera que pasaría del actual 0%-0,25% hasta el 0,75%-1%.
Todo ello a cuenta de la referencia macroeconómica que este último año trajo de cabeza a inversores, gestores y economistas: la inflación. Después de mucho tiempo insistiendo en que su galopante ascenso se debía a factores "transitorios", al final la Fed reconoció la necesidad de echar el freno al encarecimiento del coste de la vida.
Y es que la inflación en EEUU llegó a alcanzar una tasa interanual del 6,8% en noviembre, su cota más alta de los últimos 39 años. Un porcentaje más de tres veces superior al objetivo del 2% que marca la guía del banco central, aunque en agosto del año pasado ya se preparó para este panorama al introducir en su mandato el concepto de "inflación promedio".
Las 'meme stocks'
En medio de todos estos vaivenes, surgió una nueva estrategia de inversión. La de las llamadas 'meme stocks'. Ataques especulativos con objetivo en pequeñas cotizadas en horas bajas en lo financiero, pero -aquí estuvo la novedad- orquestados por grandes grupos organizados de inversores minoristas.
Lo que comenzó siendo una anécdota con GameStop terminó convertido en toda una nueva estrategia de inversión para muchos. La cadena de tiendas de videojuegos cerró el año con una revalorización del 687,6%, pero la brecha entre mínimos y máximos anuales dejó una horquilla del 2.728%. Todavía tiene pendientes de resolver varios puntos de un plan de reestructuración que no deja de toparse con obstáculos para su ejecución.
A por el trillón
Por motivos muy diferentes, mucha fue la atención que acaparó Apple (+33,8%), que se quedó a las puertas de volver a hacer historia en Wall Street y en todo el mundo. Sus máximos del año se quedaron en los 182,13 dólares por acción, a solo 72 centavos de haber alcanzado por primera vez los 3 billones de dólares de capitalización bursátil. Su último precio, más abajo, en los 177,57 'billetes verdes'.
La cifra, todavía desconocida en el ámbito bursátil a escala mundial, requería de un precio por acción de 182,85 dólares. De momento, a un paso de conseguirlo apenas 16 meses después de haber alcanzado los 2 billones de valoración bursátil y solo tres años después de haber cotizado por primera vez por encima del billón.