Las manos fuertes del mercado lo tienen claro. La bolsa volverá a ser el activo estrella un año más. La renta variable se coloca al frente de las recomendaciones y estrategias de las principales firmas de inversión para 2022, que llegan a establecer un potencial cercano al 20% para el Ibex 35.
El principal argumento al que apuntan los analistas para señalar sin dudar hacia las bolsas está en los beneficios corporativos. Después de un 2021 en el que se han recuperado con solvencia del golpe inicial de la pandemia, la quiniela más compartida por la comunidad inversora es que las cotizadas van a seguir viendo mejorar su balance durante el próximo ejercicio.
Más allá de previsiones de grupo por sector, geografía o estilo de inversión, consideran que este es el punto principal para confiar en que la remontada bursátil de 2021 aún no ha tocado techo. A un mayor beneficio por acción, más probabilidades de que las cotizadas puedan engordar tanto en su precio de mercado como en su retribución al accionista.
El impulso del dividendo
Este último punto también desempeña un papel clave a favor de estas amables previsiones. Aunque con la inflación disparada los dividendos pierden parte de su atractivo, la posibilidad de unos repartos de caja fuerte más generosos prometen un rendimiento añadido difícil de desoír en un contexto en el que la evolución de los tipos de interés todavía resulta de compleja predicción.
Con el levantamiento de vetos al reparto de dividendos en sectores como la banca y los seguros, el abanico de oportunidades de inversión en esta línea se multiplica. Además, en ambos casos, la posibilidad del endurecimiento de tasas oficiales no hace más que remar a favor de su negocio y cotización, penalizados en los últimos años por la persistencia de las políticas monetarias ultralaxas.
La combinación de estos dos factores sitúa a la bolsa española entre las grandes candidatas a la senda alcista después de dos años consecutivos como la más rezagada de Europa. En este sentido, desde Bank of America no han dudado en señalar que el peso de la banca será uno de los catalizadores del parqué madrileño durante 2022. Tanto que la sitúan entre sus favoritas del Viejo Continente.
Sin irse tan lejos, desde Bankinter no se muestran tan optimistas hacia el Ibex 35. Aunque mantienen firme su apuesta por las bolsas, consideran que la verdadera recuperación de beneficios hasta niveles previos al estallido de la pandemia no llegará hasta el ejercicio 2023 para las empresas nacionales. Algo que, en consecuencia, prevén que siga haciendo mella en su cotización.
Los bancos centrales
Aún con estas advertencias, la entidad española cree que el Ibex cuenta con mimbres suficientes como para alcanzar los 9.664 puntos a lo largo de 2022. Una cota que supondría un rendimiento del 11% desde su cierre de 2021. “Las bolsas no están caras aunque ya no estén tan baratas”, sentencia Ramón Forcada, el director de análisis de la casa.
La misma tesis de confianza en la renta variable la sostienen desde BlackRock. El responsable del negocio institucional para Iberia de la mayor gestora del mundo, Manuel Gutiérrez-Mellado, se muestra convencido de que las bolsas aportarán mejores retornos positivos por segundo año consecutivo frente a la rentabilidad negativa de los bonos. Incluso aunque finalmente arranque el tapering.
Más allá del convencimiento de que “la renta variable va a seguir siendo el activo que mejor recompense a los inversores en función del riesgo asumido en cartera”, una advertencia. Y es que este rumbo dispar por dos ejercicios consecutivos “no ha pasado nunca en los últimos 50 años”, asegura.
Aunque a la postre será el entorno macroeconómico y Wall Street los que marquen el devenir de los parqués, un punto clave está en el rumbo de las políticas monetarias de los bancos centrales. En este sentido, en la Eurozona no se esperan subidas de tipos para antes de 2023, mientras que para EEUU el grueso de los analistas desconfía de que la Reserva Federal (Fed) vaya a poder ejecutar el próximo año los tres incrementos a los que apuntaba su último mapa de puntos.
No todo vale
Esta mayoritaria apuesta por las bolsas de los analistas también cuenta a su favor con la volatilidad que se sigue esperando en el mercado de divisas y también en las materias primas. Especialmente en las segundas una vez que los cuellos de botella de suministro actuales comiencen a relajarse. Algo que desde Renta 4 Banco esperan que se haga patente “desde mediados del año”.
El presidente de la entidad, Juan Carlos Ureta, señala sin dudar hacia las bolsas como el gran activo por el que apostar en 2022, pero advierte: “Aunque el flujo de dinero hacia las bolsas es enorme, no se reparte por igual”.
Con este punto de partida, Ureta anticipa “una fase más reflexiva, selectiva y basada en los fundamentales”. Unas métricas que auguran hasta 10.700 puntos para el Ibex 35, lo que implica un potencial del 23% desde su cierre anual.
Si bien en Deutsche Bank se decantan más por los índices estadounidenses que por los europeos, consideran que el peso de la banca podría beneficiar a los parqués a esta orilla del Atlántico. “El Ibex 35 podría irse tranquilamente por encima de los 9.500 puntos con un tirón del sector”, asegura Diego Jiménez-Albarracín, responsable de renta variable del Centro de Inversiones en España de la entidad germana.
Una centena "vital"
En la posible senda de ascenso del Ibex 35, “los próximos 100 puntos son vitales” en opinión de Eduardo Bolinches, analista de Invertia. En este sentido, la gráfica del índice español tiene por delante tres batallas clave: contra la media móvil de medio plazo en los 8.725 puntos, contra la resistencia de los 8.777 puntos que marca un punto clave en la caída desde máximos del año y contra la media móvil de largo plazo en los 8.824 puntos.
Si estas barreras se van superando, Bolinches considera que el reto del Ibex está en “ir a por los máximos de 2021 en torno a los 9.200 puntos”. En la conquista de esta cota, “lo que más problemas puede traer es la subida de los tipos de interés”, advierte mientras subraya que se necesitaría “un primer semestre de continuidad de récords en Wall Street”.
Por abajo, el primer soporte de solvencia se presenta en los 8.000 puntos, cuya perforación podría suponer el hundimiento del índice “hasta los 7.690 puntos en el corto plazo”, avisa el analista técnico. Desde ahí, si las ventas continúan, avisa de que “es muy probable que los primeros soportes no sean suficientes para contener la oleada de ventas”.
En el peor de los escenarios que contempla, podrían verse de nuevo cotizaciones cercanas a los 6.000 puntos “al morir la tendencia alcista del mercado que nació en marzo de 2009”. En su opinión, a pesar de las previsiones de consenso, augura que “no va a ser un año de comprar, sentarse y disfrutar del viaje”, sino de aprovechar las oportunidades que genera la volatilidad.