Wall Street apunta a la baja en la última sesión de la semana. Los inversores optan por retirar sus posiciones ante unos beneficios anuales de la gran banca que no terminan de colmar las expectativas de mercado. Y lo mismo ocurre con varios datos macroeconómicos que resultan más débiles de lo esperado.
Las frágiles referencias de producción industrial y de ventas minoristas ponen en entredicho la solvencia de la recuperación económica. En diciembre, la producción del sector secundario cedió un 0,1% frente al 0,3% de expansión que estaban aguardando los analistas. Y las ventas del comercio minorista cedieron un 1,9% en plena temporada de compras navideñas, su mayor descenso en 10 meses.
Ante este tropiezo, las ventas toman la delantera, aunque sin brusquedad. El Dow Jones cede un 0,5% hasta perforar los 36.000 puntos. Un 0,1% se deja el S&P 500, que se aferra a los 4.600 puntos. El tecnológico Nasdaq sube un 0,3% a contracorriente en los 14.800 puntos.
El retroceso de actividad en el sector industrial vino acompañado de una merma en la tasa de utilización de la capacidad instalada hasta el 76,5%. Una décima menos que en noviembre.
Además, los precios del comercio exterior también enfrían las expectativas sobre la inflación que habían venido dibujando las últimas cifras al respecto. El índice para precios de exportación registra un retroceso del 1,8% mientras que los de importación caen un 0,2%.
Cuentas de la banca
En el ámbito corporativo, la sesión llega marcada a fuego por la publicación de las cuentas anuales de un nutrido grupo de entidades financieras. JP Morgan Chase cede un 5% a pesar de un beneficio neto de 48.334 millones de dólares para el ejercicio 2021, lo que supone un 66% más que el año pasado y un 32,6% más con respecto a 2019, último año previo al estallido de la pandemia. Sin embargo, por debajo de lo estimado por el mercado.
Más enérgica es la mejora de balance de Wells Fargo, que se ve recompensada por avances del 2,7% en bolsa. El banco estadounidense anunciaba este viernes un beneficio anual de 20.256 millones de dólares, lo que suponía multiplicar por 11 las ganancias cosechadas hace un año. Un factor clave en este caso ha sido la aportación positiva en provisiones por crédito, que ante el temor de impagos durante el año pasado supusieron la resta de más de 14.000 millones.
El beneficio neto de BlackRock escaló hasta los 5.901 millones de dólares al cierre de 2021, lo que suponía un incremento del 19,6% frente al ejercicio precedente. No obstante, sus títulos ceden cerca de un 2%. A consecuencia de unas entradas netas por 540.000 millones de euros en sus productos de ahorro e inversión y la tendencia positiva de los mercados, la firma cerró el año con un volumen de 10,01 billones de dólares bajo gestión. Un 15,4% más que al término de 2020.
En el caso de Citigroup, caídas del entorno del 3% después de haber dado cuenta de un beneficio neto de 21.952 millones de dólares. A pesar de que la cifra supone duplicar las ganancias contabilizadas durante 2020, se queda corto con respecto a las estimaciones de consenso. Además, una vez más la mejoría es más fruto de los efectos de provisiones de impago crediticio que de un incremento de rentabilidad.