Los tambores de guerra resonaron este lunes con más fuerza en la frontera entre Ucrania y Rusia y extendieron su factura a los mercados financieros. Los descensos en bolsa fueron a más conforme avanzó un nuevo lunes negro para los inversores. El Ibex 35 cayó un 3,18% en su peor sesión desde el estallido de ómicron, con un último precio en los 8.417,8 puntos.
La pendiente conseguida por el retroceso fue tal que supuso para el índice español su peor sesión en los últimos dos meses. Desde que se detectaron los primeros casos de ómicron en Sudáfrica no había habido tanto miedo en el mercado. Y es que, aquejado también por la incertidumbre sobre cuáles serán los próximos movimientos de los bancos centrales, el selectivo se deja de una sola tacada casi 280 puntos.
El clima de tensión, potenciado por la decisión de EEUU y Reino Unido de repatriar a su personal diplomático en Ucrania, fue tal que solo unos pocos valores consiguieron escapar del casi omnipresente rojo de las caídas en todas las plazas europeas. Y es que también hubo profundos descensos en el DAX alemán (-3,8%), el CAC 40 francés (-4%), el Ftse 100 británico (-2,6%) y el Ftse MIB italiano (-4%).
De regreso al índice español, la peor parte se la llevó Grifols, con caídas del 7,5%. Después, las dos metalúrgicas del selectivo, con Acerinox cediendo un 7,4% y ArcelorMittal con caídas del 6,7%. Entre ambas, IAG retrocedió un 7,1%.
A pesar del cariz bélico que tomó la sesión, Indra también sufrió en el vagón de cola con retrocesos del 6,4%. Una cota próxima a la que se dejó PharmaMar (-6,2%), que con la aparición de nuevas variantes del coronavirus volvió a ver esfumarse la posibilidad de que su Aplidín desempeñe un papel relevante en la lucha contra la pandemia.
También cedió con fuerza Fluidra. La compañía de piscinas cayó un 5% después de que el viernes anunció el cierre de la refinanciación de su deuda y este fin de semana su consejero delegado anunció que trabaja en un nuevo plan estratégico que se marca un crecimiento anual del 6%.
Del otro lado de la tabla, apenas fue destacable el comportamiento de Telefónica, que se convirtió en el único parapeto para frenar los retrocesos del índice. Sus acciones sumaron un 0,46% a contracorriente -aunque en algunos compases sumaron un 3,5%- animadas por los movimientos corporativos que volvieron a verse en el sector ante la posibilidad de que Vodafone e Iliad combinen sus negocios en Italia.
Al final, carrerilla en solitario de Siemens Gamesa, que sumó un 1,8% a contracorriente. Un repunte con el que accedió a los 16,58 euros por acción.
Más allá del índice de referencia, el foco se colocó sobre Neinor Homes. Las acciones de la mayor promotora inmobiliaria española se dejaron un 1,7% al contagiarse de la tensión reinante a pesar de que en la víspera se supo que los gestores Juan Pepa y Felipe Morenés volvieron a la compañía con un 18,45% de su capital a través del fondo Stoneshield Capital, respaldado por Warren Buffett.
Desplome ruso
La tensión se hizo patente también en la propia Rusia. El índice MOEX de la Bolsa de Moscú cerró con una caída del 5,59%, un porcentaje que en algunos cruces de media sesión se agravó hasta rebasar el 7%. Además, las compañías rusas cotizas en la Bolsa de Londres también sufrieron la amenaza de que se desencadenase una guerra contra Ucrania.
Dos ejemplos de esto último fueron las metalúrgicas Polymetal International y Evraz, con caídas del 7,3% y del 8,2% respectivamente. Unos retrocesos a los que también contribuyó la depreciación del rublo, que cedió cerca de un 1,5% en su cambio frente al dólar y el euro.
Este retroceso activó las alarmas del Banco Central de Rusia, que este lunes anunció la suspensión de su programa de compra de divisas con el fin de contener la cotización de su moneda nacional. No obstante, la justificación formal fue "aumentar la previsibilidad de las acciones de las autoridades monetarias y reducir la volatilidad de los mercados".
Wall Street y la Fed
Como era de esperar con movimientos tan pronunciados, Wall Street se sumó a la estela bajista de Europa, que a su vez había seguido los retrocesos de las plazas asiáticas. El Dow Jones sufría la pérdida de más 1.000 puntos a media sesión neoyorquina y apenas si lograba aguantar por encima de los 33.000 enteros.
No obstante, la caída del 3% del índice industrial no era la más pronunciada de los indicadores de referencia de la Bolsa de Nueva York. El tecnológico Nasdaq sufría descensos del 4,5% y desde sus últimos máximos alcanzaba ya un retroceso superior al 20%, lo que según algunas métricas del análisis técnico presupone la entrada en terreno bajista.
Al otro lado del Atlántico, además del miedo a una guerra en Europa del Este, pesó la incertidumbre ante cuáles serán las decisiones de la Reserva Federal de EEUU (Fed) en su próxima reunión, que concluirá el miércoles. Al difícil equilibrio entre retirar estímulos y salvaguardar la solvencia de la recuperación económica se sumaba la inestabilidad que supondría la llegada de un conflicto bélico.
El acelerado paso por caja de muchos inversores, entre titulares que más que hacia Ucrania apuntaban a la institución con sede en Washington, se cebaba con las compañíás que más habían subido en los últimos meses. Así, desde que empezó el año, Moderna acumulaba retrocesos del 42%, Netflix retrocedía un 40% y Tesla cerca de un 20%.
Refugio en los bonos
Con todo ello, la búsqueda de refugio inversor se dejó sentir en el mercado secundario de renta fija con rentabilidades más suaves. Los bonos soberanos españoles a diez años redujeron su rentabilidad al entorno del 0,61%.
Unos tipos que se tradujeron en una prima de 72 puntos frente a unos 'bunds' alemanes que profundizaron en cotas negativas hasta el -0,11%. Y eso que hace menos de una semana entraron en tipos positivos por primera vez en los últimos 32 meses.
Mientras tanto, los treasuries estadounidenses se quedaron en el entorno del 1,73%. Es decir, todavía sensiblemente por debajo del 2% que las firmas de inversión han señalado como una frontera clara para que algunas posiciones en renta variable comenzasen a transferirse a bonos.
Bitcoin vs. oro
La fuerte corrección del mercado contagió incluso a las criptomonedas. En una nueva prueba de su creciente correlación con las bolsas, el bitcoin se hundió cerca de un 2% por debajo de los 35.000 dólares, a mitad de precio que hace solo dos meses. Más profundo fue el retroceso del ethereum, del entorno del 10%.
Ante esta estampida de posiciones de inversión, el oro reivindicó su papel como activo refugio con subidas a contracorriente. Aunque de solo el 0,2%, la onza del preciado metal llegó a los 1.840 dólares en la sesión de este lunes, lo que supuso su llegada a máximos de los últimos dos meses.