El aluvión de pequeños inversores inexpertos que se lanzaron a los mercados durante la pandemia ha llevado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) a reforzar la vigilancia de uno de los productos de inversión más complejos y polémicos. Los contratos por diferencia, más conocidos por las siglas inglesas CFD, vuelven a la agenda del supervisor.
Desde su creación hace más de una década, la CNMV nunca ha quitado ojo de estos CFD. Sin embargo, puntualmente los ha colocado en primera línea de sus objetivos de supervisión. Y este año la situación se repite de acuerdo con su Plan de Actividades publicado esta misma semana. “Se analizarán nuevas medidas de intervención en la operativa” con estos productos, especifica la hoja de ruta de la institución para este 2022.
El movimiento llega después de que estos productos se convirtieran durante el pico de la pandemia en destino de muchos inversores novatos que intentaban apuntarse las exponenciales ganancias que prometen gracias a su apalancamiento. Sin embargo, su compleja operativa resultó para muchos en la pérdida de todo su capital.
Las pérdidas crecen
Aunque es cierto que los CFD han supuesto un fórmula muy útil para un nutrido grupo de inversores experimentados a la hora de establecer coberturas para sus carteras ante los vaivenes del mercado, más han sido los que han salido escaldados con sus apuestas. Así lo prueba el hecho de que en los últimos tiempos el porcentaje de minoristas que pierden dinero con estos productos ha crecido exponencialmente.
Si antes de que se desatase la crisis de la Covid-19 la media de los pequeños inversores que sufrían pérdidas con ellos rondaba el 70% del total, actualmente la cota se ha disparado hasta incluso cerca del 90%. Un dato que los brókeres que ofrecen estos productos tienen obligación de publicar como advertencia en todas sus comunicaciones comerciales y de inversión.
En este sentido, la CNMV explica en su Plan de Actividades que “las actuaciones de supervisión y monitorización realizadas en los últimos años referidas a la operativa con CFD muestran la generalización de técnicas de captación de clientes y campañas muy agresivas”. Aunque estas iniciativas pudieran estar dentro de los límites legalmente establecidos, el supervisor no tiene duda en que estas herramientas guardan relación con “porcentajes muy relevantes de inversores minoristas que experimentan pérdidas”.
Desde el sector se recuerda que el hecho de que finalmente el Impuesto a las Transacciones Financieras, más conocido como ‘tasa Tobin’, no se haya aplicado a ningún derivado financiero también ha impulsado a algunos inversores a tomar más posiciones en este tipo de activos. Una situación que multiplica los riesgos a los que se exponen mientras los volúmenes de negociación de los mercados oficiales de acciones se resecan.
Endurecer el acceso
En este punto, desde la CNMV asumen que “todo parece indicar que las medidas adoptadas en su momento” en coordinación con el supervisor europeo ESMA para limitar la operativa inadecuada con estos contratos por diferencia “podrían no resultar suficientes”. Es por ello por lo que ya se ha puesto sobre la mesa el análisis de “nuevas medidas de intervención” en cuanto a su operativa.
Una revisión que va más allá de la mera detección de prácticas anómalas por parte de la industria para su corrección “a la mayor brevedad posible”. En este sentido, desde la institución supervisora se ha apuntado en repetidas ocasiones hacia brókeres radicados en Chipre que actúan en España sin una sucursal propia como responsables de esta mala praxis.
Más concretamente, se apunta hacia “posibles iniciativas […] para limitar esta operativa a nivel de la Unión Europea o al menos en el mercado español, como sucede en otras jurisdicciones”, como Alemania, Francia o Bélgica. No obstante, antes de acotar aún más las posibilidades operativas con estos productos, la CNMV explica que “serían objeto de consulta pública” con el objetivo de recoger mejor el parecer de los distintos participantes del mercado.
Actualmente, los límites para la operativa de inversores no profesionales a través de CFD se establecieron en 2019. Entonces, la CNMV que presidía Sebastián Albella procedió a una profunda revisión de sus exigencias en torno a estos productos. Y eso que el año anterior ya había revisado algunas de sus condiciones.
De momento, los límites de apalancamiento general en CFD están establecidos en 30:1 para los pequeños inversores. Sin embargo, este umbral se reduce considerablemente en algunos activos para limitar las pérdidas que podrían llegar a acumularse en función de la volatilidad de cada mercado. Un máximo del 20:1 sobre índices y oro, de 10:1 en materias primas, un 2:1 en criptomonedas y un 5:1 en acciones.
Por ahora, no parece que se vayan a establecer cambios para los inversores considerados profesionales, aunque desde el sector sí se contempla la posibilidad de que se endurezcan las exigencias para poder formar parte de esta categoría. Hoy por hoy, conforme a los criterios comunes de ESMA se requiere acreditar la ejecución de 10 transacciones promedio en los últimos cuatro trimestres por un mínimo de 50.000 euros, poseer activos financieros por al menos 500.000 euros o tener al menos un año de experiencia en el sector financiero.
Vigilar la publicidad
Del mismo modo, la CNMV prevé intensificar la vigilancia de la publicidad que los brókeres de CFD realicen entre potenciales clientes españoles. Un fin para el se espera contar con la complicidad de los “principales buscadores -como Google- y redes sociales para la eliminación de la publicidad de entidades no reguladas y posibles fraudes financieros”, según ha señalado el actual presidente de la institución, Rodrigo Buenaventura.
Esta iniciativa llega justo cuando el supervisor acaba de estrenar sus nuevas capacidades de vigilancia de publicidad de criptomonedas, que incluye un especial control sobre las campañas dirigidas a un público masivo. Las mismas que hace dos años se vetaron para los CFD, incluyendo el patrocinio de diferentes clubes deportivos.