El bono a 10 años, en máximos de 2015: por qué el coste de la deuda no se disparará pese a los nervios del mercado
El sobrecoste que España debe pagar por colocar su deuda roza niveles de abril de 2020, todavía muy lejos de los máximos históricos de 2012.
6 junio, 2022 02:22Noticias relacionadas
La subida de tipos de interés por parte de la Reserva Federal (Fed) y la perspectiva de que el Banco Central Europeo (BCE) haga lo propio en julio han provocado la caída del precio de la deuda soberana de la eurozona. Por su relación inversa, los intereses exigidos se han disparado, moviendo también al alza las primas de riesgo.
Esta semana, la rentabilidad de la deuda española a largo plazo ha alcanzado niveles que no se veían desde mayo de 2015, al superar el 2,4%. El incremento desde el inicio de año es de prácticamente 180 puntos básicos.
La rentabilidad del bono alemán – el conocido como bund- al mismo plazo ha rozado el 1,3%, una cota a la que no se acercaba tanto desde 2014. El alza es similar en el resto de la deuda europea. El bono italiano a 10 años se ha aproximado al 3,4% y el francés al 1,9%.
Primas de riesgo
A pesar de que el interés exigido a la deuda germana también ha crecido, lo ha hecho en menor proporción que la de los países “periféricos”. Por ello, las primas de riesgo -el sobrecoste que un país debe pagar respecto a Alemania, considerado el emisor más seguro- también se han elevado.
La española ha llegado a alcanzar los 120 puntos básicos, niveles que no transitaba desde abril de 2020. Esta cifra coincide con algunos de los peores momentos de la pandemia, pero todavía está muy lejos de los más de 600 puntos que alcanzó durante el fatídico verano de 2012.
Los diferenciales de otros países de nuestro entorno han registrado el mismo movimiento y rondan los 120 puntos en el caso de Portugal, los 210 en el de Italia o los 245 en el de Grecia.
Los inversores exigen más por la deuda pública de la eurozona en un contexto de renovada incertidumbre económica y de endurecimiento de las políticas monetarias de los bancos centrales.
BCE
La Fed ya ha subido tipos en dos ocasiones para situar el precio del dinero en un rango de entre el 0,75% y el 1% y se espera que en julio el BCE lleve a cabo su primera subida de tipos en más de una década.
Antes de eso, el próximo 9 de junio, pondrá fin al programa de compra de activos. Aunque ambas cosas se dan ya por hechas, la incógnita reside en el impacto que, sobre la deuda, tendrá el fin de las adquisiciones por parte del BCE. El organismo con sede el Fráncfort es el principal comprador de bonos españoles y uno de los mayores tenedores.
Según datos del Tesoro, el BCE tenía, a cierre de marzo, 391.975 millones de euros de deuda española con diferentes vencimientos, el 36,59% del total. Sin embargo, los inversores no residentes en España superan estas cifras: poseen 437.386 millones de euros de deuda, el 40% del total.
En el Gobierno, según ha podido saber EL ESPAÑOL-Invertia, existe tranquilidad respecto a cómo puede afectar a la cartera de deuda española la próxima retirada de los estímulos por parte del BCE y el proceso de normalización monetaria, dado que el Tesoro lleva meses preparando la cartera de deuda para este momento.
Tranquilidad
Por una parte, es cierto que los costes de la cartera se están reduciendo inercialmente por la renovación de la deuda. Los bonos emitidos hace diez años, por ejemplo, eran mucho más caros que los actuales. Entonces, España se encontraba en plena crisis financiera y colocar la deuda a buenos precios era una tarea mucho más complicada.
Además, la vida media de la cartera de deuda española es de unos ocho años, de forma que se refinancia, más o menos, el 15% de la cartera. Esto limita los riesgos dado que la gran parte de la deuda está a tipos cerrados.
Giulia Branz, analista de Scope Ratings, advierte de que si los rendimientos siguen siendo elevados en los próximos años "el impacto del aumento de los rendimientos de los bonos se agravará". En ese caso, sí “afectará gradualmente a una mayor proporción de títulos públicos y, por tanto, a los costes anuales de la deuda”.
Rafael Varela, CEO y cofundador de Buy & Hold, se muestra convencido de que a final de año las condiciones de financiación para España serán peores “si no mejoran los fundamentales” del país, que cuenta con “un déficit público disparado y una deuda sobre PIB en máximos históricos”.
"Lo que haga falta"
Axel Botte, estratega global de Ostrum AM (Natixis IM), recuerda que aunque el BCE dé por concluidas sus compras, “puede utilizar las reinversiones de forma que se salvaguarde la estabilidad financiera y se evite una ampliación asimétrica o desordenada de los diferenciales”.
En otras palabras, considera que “podría seguir en juego” alguna forma de "lo que haga falta", en referencia a las palabras que Mario Draghi, ex presidente del BCE, pronunció durante la crisis del euro.
En su opinión, la institución podría lanzar un programa similar al antiguo SMP -las siglas de Securities Market Programme- que la institución puso en marcha en el verano de 2011 para garantizar el acceso de los bonos periféricos a los mercados.