La decisión de la OPEP impulsa el crudo ¿y la inflación?
La pasada semana, Arabia Saudí comunicó un recorte conjunto de la producción propia y la proveniente de Irak de hasta 1,6 millones de barriles, provocando que el barril se disparase por encima del 5% y alentando el temor a un repunte en los índices de precios.
¿Por qué recortar la producción en este momento?
Para los desconocedores de qué es la OPEP conviene recordar que es un cártel que colude en la producción de hidrocarburos bajo un sistema de cuotas estableciendo así una legítima defensa de sus propios intereses económicos. Para la mayoría de países que integran la OPEP, el presupuesto de ingresos depende entre un 70% y un 100% de precio internacional del crudo y por ello buscan influenciar en los mercados con sus decisiones de producción y abastecimiento.
Históricamente, la OPEP ha ejercido una influencia notable en la oferta. Esto lo ha conseguido aumentando capacidad, es decir, saturando el mercado de crudo con el fin de expulsar a nuevos participantes.
La producción estadounidense generada por fracking es el caso más claro motivando que la OPEP iniciase dos recientes conflictos con Estados Unidos de infausto recuerdo para los integrantes del cártel, especialmente Arabia Saudí. La otra vía es la contraria, es decir, recortar producción para elevar los precios gracias a la inelasticidad de la demanda que no es otra cosa que la absoluta dependencia que el mundo tiene del petróleo.
La OPEP se ha mantenido en los últimos años dentro de una disciplina de producción que ahora intenta romper
Tras entender el nuevo escenario energético, que pasa por un abastecimiento abundante y nuevas fuentes rentables de producción, la OPEP se ha mantenido en los últimos años dentro de una disciplina de producción que ahora intenta romper.
Arabia Saudí e Irak han acordado recortar 700.000 barriles de forma inminente con la idea de atraer a otros productores dentro de la OPEP y conseguir un recorte a medio plazo de unos 1,6 millones de barriles. Esto se suma al recorte de 2 millones de barriles acordado en octubre de 2022.
Si la demanda sigue sólida, como se demuestra incluso con inflación alta y crecimiento global bajo, y se mantiene por encima del umbral de los 100 millones de barriles al día, retirar el 3,5% de la producción tiene lógicamente impacto en los precios.
Esto es lo que desea Arabia Saudí evitando que las políticas de control de la inflación en Occidente lleven el precio del crudo muy por debajo del nivel de breakeven presupuestario del país árabe, que según el FMI se sitúa en 85 dólares el barril, justo el nivel en el que se encuentra ahora mismo el precio del Brent.
¿Una vuelta del petróleo a 100 dólares es inflacionaria?
Rotundamente no. Desde hace más o menos un año, coincidiendo casi con los primeros 100 días de conflicto en Ucrania y desde que los bancos centrales iniciaron su agresiva política de normalización monetaria, el precio de los derivados del crudo (combustible para transporte, naftas y GLP) ha bajado de forma unánime mientras la inflación se ha mantenido alta.
El nivel actual de precios, medido por el IPC, muestra que la inflación subyacente, aquella que excluye precios volátiles como gasolinas o diésel, evoluciona por debajo del índice general lo que significa que los precios suben como consecuencia del consumo y, sobre todo, de los servicios.
Si ha viajado esta Semana Santa se dará cuenta de que lo más caro no ha sido repostar el vehículo sino el alojamiento, el ocio, y principalmente, la restauración. De hecho, las diferencias son tan grandes que ya no se puede hablar de una evolución interanual.
Es muy posible que en el corto plazo los precios internacionales del petróleo se vean sometidos a cierta volatilidad. Ello es debido a que los gobiernos se volcarán en tapar las miserias de sus políticas fiscales buscando un chivo expiatorio.
El gran problema que tiene el crudo no es la enorme falacia que es la taxonomía verde sino el insoportable nivel impositivo que acabarán imponiendo regiones como Europa
De hecho, el gran problema que tiene el crudo no es la enorme falacia que es la taxonomía verde sino el insoportable nivel impositivo que acabarán imponiendo regiones como Europa. La demanda de crudo no va a bajar porque los ciudadanos tengan una mayor conciencia verde sino porque los impuestos harán el trabajo de drenaje de consumo causado por una mayor imposición fiscal.
La realidad es que la demanda no va a disminuir, seguramente porque los ciudadanos toman conciencia de que descarbonizar el planeta no es tan rápido como desearíamos y, sobre todo, porque no aceptarán una mayor presión fiscal. Las alternativas a los combustibles fósiles son creíbles, pero también son mucho más caras y la disrupción accesible va a tardar en producirse.
La cuestión no es que la demanda caiga, que lo acabará haciendo, lo importante para el precio del crudo es que la oferta caiga más que la demanda. Justo lo que busca la OPEP.