Otro de esos factores, tal y como explica Joaquín Robles, analista de XTB, es el frenazo de las ventas de coches. Según el mismo experto, "el debilitamiento económico y los altos tipos de interés están provocando que muchos conductores aplacen la compra de un nuevo vehículo a medida que se están reduciendo las ayudas en muchos países".

Los datos así lo reflejan. Las ventas de coches en la Unión Europea (UE) se mantuvieron un 18% por debajo de los niveles previos a la pandemia de Covid-19 durante la primera mitad del año.

"Los fabricantes están optando por reducir su capacidad y recortar costes para tratar de recuperar competitividad después de un estrechamiento de los márgenes ante la subida de las materias primas y la escasez de chips", añade Robles.

Y a su vez, "la competencia de vehículos eléctricos de bajo coste de China también ha ejercido presión sobre el sector, pero tras los aranceles impuestos por la UE las importaciones del gigante asiático han caído drásticamente".

Cronología

Fue el 12 de junio cuando la Comisión Europea anunció su intención de imponer aranceles de hasta el 38,1% al automóvil de batería eléctrica importado desde China. Bruselas adoptó esta posición tras concluir que los fabricantes de este país gozan de una ventaja "desleal" por los subsidios que reciben de Pekín. La medida entró en vigor el pasado 4 de julio.

Hace sólo unos días, la Comisión Europea comunicó un ligero ajuste a la baja de los aranceles. De esta forma, Bruselas confirmó que el gravamen a BYD será del 17%, del 19,3% a Geely, y del 36,3% a SAIC. En todos estos casos, varias décimas por debajo de los primeros anuncios que hizo cuando planteó las medidas.

Logo de BYD en el modelo BYD Seal U DM-i, un SUV híbrido enchufable.

Otros fabricantes que han cooperado con los servicios comunitarios durante la investigación afrontarán un arancel del 21,3%, tres décimas más que en la primera propuesta. Las compañías que no han colaborado estarán sometidos al porcentaje más alto de 36,3%, una rebaja también con respecto al arancel máximo que puso la Comisión Europea sobre la mesa en junio del 38,1%.

Cabe recordar que estos aranceles se suman al 10% que la Unión Europea ya percibe de manera general de las importaciones de vehículos eléctricos de batería.

Represalias y guerra comercial

Desde el primer momento China ha rechazado la medida. El Gobierno de Pekín considera que los aranceles no son más que un "caso típico de proteccionismo", por lo que ha advertido de que "tomará las medidas necesarias para salvaguardar firmemente los derechos e intereses legítimos" de su país.

"En el sector del automóvil europeo estas tarifas no son del todo bienvenidas, especialmente entre los fabricantes de vehículos de alta gama, que mantienen una elevada exposición al mercado chino y que temen las represalias que pueda adoptar contra ellos el gobierno del país asiático", añaden desde Link Securities.

Con este panorama, desde que Bruselas anunció la imposición de las tasas, los fabricantes europeos de vehículos han perdido hasta un cuarto de su capitalización bursátil. Es el caso de Stellantis, cuyo descenso desde el 12 de junio es del 26%.

Las cotizaciones de Mercedes-Benz (-5,8%), Porsche (-17,6%), Renault (-15,4%), BMW (-8,6%) y Volkswagen (-13,2%) también han sufrido en el mismo periodo. El índice del sector, el Stoxx 600 Automobiles & Parts, acumula un descenso del 7,8% desde el anuncio de la imposición de aranceles.

En un momento en el que "el consumo pierde tracción y la producción de autos atraviesan un momento de sobrecapacidad, el riesgo para el sector manufacturero europeo son las posibles represalias por parte de China. Especialmente en el caso de los fabricantes alemanes, que dirigen un 30% y un 40% de sus ventas a China", destacan los analistas de Bankinter.

Pero, al menos por ahora, la venganza de China se limita a la apertura de una investigación "antisubvenciones" sobre las importaciones de productos lácteos originarios de la UE.

Pero, tal y como consideran en la gestora Vontobel, "los aranceles a los vehículos eléctricos pueden desencadenar respuestas por parte de China". Sin embargo, creen que es "poco probable que estalle una guerra comercial a gran escala", especialmente "con una economía china débil".