La situación de criptomoneda por excelencia, el bitcóin, no pasa por su mejor momento. Desde el punto de vista técnico, vemos cómo los precios siguen perdiendo niveles importantes de soporte y perdiendo referencias de corto plazo. Ahora se mueve en torno a los 3.500 dólares -unos 3.200 euros-, cuando a finales de 2017 rozó los 20.000.
El problema es que pierde dichos niveles con suma facilidad y sin un volumen de contratación muy elevado. De hecho, sigue cayendo, pese a que el precio sea más bajo. Esta marcha quiere decir que no hay posiciones de dinero (dinero comprador) y que el papel (dinero vendedor) que se acumula se come las posiciones con cierta facilidad, lo cual es sumamente negativo para el corto plazo.
Su perspectiva de corto y medio plazo no es nada alentadora y tampoco hay indicios de que esta situación vaya a cambiar en las próximas sesiones. Se necesitaría ver un movimiento significativo importante al alza y con volumen que inyecte de nuevo la confianza de los inversores algo más especulativos, que son los que pueden dar liquidez y volatilidad al activo.
"No hay posiciones de dinero comprador en el bitcóin y el dinero vendedor se las come con cierta facilidad"
Hasta que los precios no superen resistencias de corto plazo, no podremos hablar de cambio y seguiremos en la misma línea.
En la parte fundamental seguimos viendo el temor a que este tipo de activos pase a estar regulado, lo que generaría una caída en la liquidez porque muchos inversores dejarán de posicionarse en ella por el 'control' que pasaría a tener. El tema blockchain es complicado de gestionar y mucho más aún de regular, por lo que se espera que vengan problemas al respecto.
Es cierto que se ve cierto interés de corto plazo y que la acción del precio influye en el sentimiento del inversor, pero aún queda mucho que hacer para decir que hay un cambio de tendencia.