La escalada de precios de las materias primas empieza a encender algunas alarmas. Los grandes inversores ya consideran que la velocidad de esta remontada, fruto de la agilidad y fuerza con la que muchas carteras se han apresurado a tomar posiciones en estos activos, apunta hacia más riesgos de una burbuja de valoración aquí que en el bitcoin.
A juicio de las manos fuertes del mercado, las materias primas son actualmente el activo de inversión más "atestado". Una descripción que hacía tiempo que no aplicaban a estos activos. Así lo refleja la última edición de la Encuesta de Gestores de Fondos de Bank of America, que está considerada uno de los mejores termómetros del sentimiento inversor a escala global.
Más concretamente, así lo considera un 26% neto de los gestores de inversión en todo el mundo. Un porcentaje que incluso supera al de los que advierten de esta misma situación sobre el bitcoin. La saturación de posiciones en la criptomoneda reina ahora es un problema solo para un 21% de los profesionales de la industria, muy por debajo del 43% que alertaba de esta situación hace únicamente un mes.
Rumbos opuestos
Este fuerte retroceso se combina con el hecho de que las materias primas ni siquiera entraban entre los activos más atestados en el sondeo de mayo. Una evolución radicalmente opuesta que, en el caso del bitcoin y el conjunto de las criptomonedas, se explica por el fuerte desplome que han sufrido a consecuencia de algunos pasos atrás en su adopción y, sobre todo, por el veto de ciertos usos para cerca de un 40% de la población mundial.
Este vertical descenso que ha dejado al bitcoin y sus 'hermanas menores' lejos de sus recientes máximos históricos es lo que ha aliviado la saturación de inversores de la que venían advirtiendo desde comienzos de año. Algo que, sin embargo, no impide que un 81% de los gestores siga considerando que incluso la actual cotización de la criptomoneda reina sea una burbuja.
En sentido opuesto, commodities tan dispares como el cobre, el petróleo y la madera se han apuntado verticales revalorizaciones que incluso superan el 50% en las últimas semanas. Un ascenso fruto de una oferta todavía débil combinada con una fuerte demanda espoleada por el acopio de algunas industrias manufactureras con vistas a las previsiones de expansión económica consecuencia de la implementación de los planes de reconstrucción pospandémica.
Aunque los inversores no se pronuncian directamente sobre la sostenibilidad de la escalada de precios de las últimas semanas, sí apuntan con contundencia hacia una situación que suele marcar un tope de valoración que, a menudo, va seguido de drásticos descensos de precio. Así lo apuntan los responsables del estudio para casos como las empresas tecnológicas en septiembre de 2020, los bonos soberanos estadounidenses en marzo del año pasado y el dólar en enero de 2017.
Estampida vs. FOMO
Dentro de este mismo discurso, los académicos han descrito una situación "atestada" de inversión -en inglés, crowded- como aquella en la que los inversores se convencen tanto de la lógica de una posición y su probable éxito que se vuelven complacientes. Mientras los fundamentales vayan respaldando estas tesis, no hay peligro.
La alarma detectada corre el serio riesgo de convertirse en estampida cuando llega un factor negativo a la ecuación. Dicho de otro modo, se multiplican las posibilidades de que los capitales corran para irse incluso con más brío que cuando se apresuraban por llegar. El miedo a quedarse atrapado en una inversión sin potencial suele pesar más en estos casos que el de quedarse fuera cuando un activo empieza a cosechar atención, lo que los ingleses identifican con las siglas FOMO.
Inflación transitoria
Por si fuera poco, parece que las manos fuertes del mercado se decantan por comprar el mensaje de los bancos centrales y considerar que este repunte de precios se debe más a cuestiones puntuales y cuellos de botella que a una situación estructural. Una opinión que dota todavía de más fuerza a la tesis de que el pico de valoración actual es más conyuntural que fundamental.
En este sentido, un 72% de los gestores consultados da por bueno el discurso defendido con uñas y dientes por los bancos centrales de que "la inflación es transitoria". Solo un 23% considera que las cotas vistas recientemente, de hasta el 5% interanual en EEUU, están aquí para quedarse.
Por otra parte, esta repentina cautela sobre las materias primas está lejos de verse relacionada con un eventual tropiezo en la recuperación económica mundial. Tanto es así que los grandes inversores internacionales consideran que no habrá otra recesión "como pronto hasta 2024". Una tesis por la que se decanta un 68% de los profesionales del sector.
Noticias relacionadas
O gestiona tu suscripción con Google
¿Qué incluye tu suscripción?
- +Acceso limitado a todo el contenido
- +Navega sin publicidad intrusiva
- +La Primera del Domingo
- +Newsletters informativas
- +Revistas Spain media
- +Zona Ñ
- +La Edición
- +Eventos