Repsol está lanzada en la carrera de la sostenibilidad, pero un negocio con el foco en los combustibles fósiles a menudo encuentra un encaje difícil con esta estrategia. La directora financiera de la petrolera, Susana Meseguer, defiende en este sentido que “son necesarias nuevas herramientas de financiación porque los bonos verdes son insuficientes para cumplir los objetivos” en esta materia.
La pregunta que subyace en el discurso de Meseguer es si empresas como una petrolera pueden llegar a considerarse sostenibles. Este es el debate que ha abierto la llamada ‘Taxonomía Europea’, que pretende fijar antes de que acabe el año qué emisiones pueden etiquetarse como bonos verdes y cuáles no, y que ha vertebrado buena parte de las intervenciones del II Encuentro sobre Financiación Sostenible organizado por el Observatorio Español de la Financiación Sostenible (Ofiso) este martes en el Palacio de la Bolsa de Madrid.
A pesar de que Repsol se ha puesto el objetivo de ser neutra en carbono para el año 2050 -para lo que ha asumido un deterioro de 4.800 millones de euros en sus cuentas del ejercicio 2019- y de que la sostenibilidad es uno de los ejes de su futuro Plan Estratégico 2020-2025, la responsable financiera de la compañía ha criticado que “a veces la taxonomía es demasiado rígida”. En este sentido, ha remarcado que “la solución no es solo invertir en renovables” y que “hay muchos proyectos que buscan una mayor sostenibilidad, pero no encajan a la perfección en el esquema de los bonos verdes”.
TRANSICIÓN VS. 'GREEN-WASHING'
Ante esta situación, que no ocurre en otras compañías líderes en la emisión de bonos verdes como Iberdrola, Meseguer ha defendido la aparición de “nuevos instrumentos de financiación” que facilitan la transición de las empresas que parten de negocios menos sostenibles en su origen. Aquí ha explicado que “a veces estas emisiones surgen como acuerdos ad hoc entre la compañía y un grupo de inversores interesados en financiar un proyecto concreto de conversión y mejora”.
Los expertos participantes en el foro de Ofiso han subrayado la importancia de que estas nuevas estrategias de financiación cuenten con una auditoría clara e independiente de consecución de los hitos prometidos para evitar lo que se conoce como ‘green-washing’, esto es vestirse de verde sin avanzar realmente en sostenibilidad corporativa. El director general financiero de Adif, Manuel Fresno, ha defendido que “quizá ahora hay sectores que dentro de 20 años habrán desaparecido por imposibilidad de transición alguna”.
"La maximización de valor para el accionista ya no es suficiente para un banco"
Por su parte, Verónica Romaní, socia del despacho jurídico Gómez Acebo & Pombo, ha defendido la necesidad de definir “con claridad” qué es verde y qué no como única vía para “conseguir movilizar a los inversores hacia estos bonos”, pero ha reconocido la necesidad de “ir por delante de la regulación para no llegar tarde”. En esta línea, ha aplaudido la creación de nuevas fórmulas de financiación sostenible acreditadas “a partir de convencimientos de largo plazo de los consejos de administración, que siempre han estado presionados por el cortoplacismo”.
BANCOS MÁS SOSTENIBLES
“La sostenibilidad va a ser muy importante en la captación futura de financiación”, ha asegurado José Manuel Marqués, director de innovación financiera del Banco de España en su intervención. Para que estas emisiones sigan siendo atractivas para los inversores y cumplan efectivamente su misión, el experto ha llamado a “revisar” ciertos esquemas, como los que permiten a algunas administraciones públicas emitir bonos verdes mientras que, en su opinión, “cuentan con sistemas fiscales que no favorecen el desarrollo de este tipo de economía”.
"La solución a la crisis climática no es solo invertir en renovables, hay muchos proyectos que buscan una mayor sostenibilidad también fuera de sectores ecológicos"
El presidente de la Asociación Española de la Banca (AEB), José María Roldán, ha coincidido en su intervención en el II Encuentro sobre Financiación Sostenible que “la maximización de valor para el accionista ya no es suficiente para un banco”. Como ejemplo de esta situación y el convencimiento generalizado que existe en el sector, el líder de la patronal bancaria ha señalado al acuerdo que 20 entidades financieras suscribieron en el marco de la COP 25 celebrada en Madrid el pasado diciembre.
Este pacto, revisable en su alcance cada año y especialmente cada trienio, “alcanzó en tres semanas un consenso que en otras circunstancias habría requerido de dos o tres años”, según ha explicado Roldán. Sin embargo, ha insistido en la necesidad de seguir profundizando en consensos y compromisos, ya que como ha señalado este pacto “se publicó únicamente en inglés porque no hubo acuerdo sobre la traducción”.