La gestora de Emilio Botín hijo tira la toalla: "Las valoraciones de los bancos son un anzuelo que es mejor no morder"
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Del amor al odio hay un paso. Y ese paso es el que ha dado Rentamarkets en su aproximación hacia la banca europea. La gestora independiente presidida por Emilio Botín, hijo del histórico banquero y hermano de la presidenta del Santander, cambia radicalmente de discurso en su visión sobre el sector y advierte: “Sus valoraciones son un anzuelo que es mejor no morder”.
El balance de la gestora sobre la apuesta que hace tres meses se colocaba entre las de su mayor convencimiento es contundente: “A la vista de lo ocurrido durante el último trimestre del año, este movimiento resultó ser claramente incorrecto”. El movimiento al que se refiere José María Díaz, gestor del fondo de renta variable Narval, es la entrada en el capital del francés BNP Paribas y del mismísimo Santander.
La firma, en la que Emilio Botín Jr no ejerce funciones de gestión ni de asignación de activos, considera que ni los fuertes descuentos frente a su valor contable y ni sus altas rentabilidades por dividendo justifican la toma de posiciones en estos valores o en otros del sector. Un giro de 180 grados con respecto a lo que desde la casa se auguraba el trimestre pasado. Las únicas vías de inversión que a día de hoy resultan atractivas para el sector en la casa son estrategias alternativas y bonos.
El responsable del fondo de renta variable de Rentamarkets explica que la posición en el Santander y en BNP Paribas se tomó “pensando que las condiciones financieras iban a cambiar para mejor”, de manera que el sector se viera beneficiado en su conjunto. Sin embargo, esta mejoría nunca llegó debido al debilitamiento del escenario macroeconómico y la previsible ralentización en los calendarios de subidas de tipos en EEUU y la Eurozona.
"La banca es uno de los sectores con mayor potencial si y solo si las condiciones financieras cambian a su favor"
A pesar de que Díaz cerró “rápidamente” su posición -convencido de que el rebote no iba a llegar con la fuerza necesaria como para justificar su mantenimiento-, explica que las tesis que hace tres meses defendía siguen siendo válidas. Por eso, asegura que sigue “esperando a que los precios vuelvan a cotizar a niveles atractivos para volver a entrar”. La cuestión ahora es que la ecuación de la valoración ya no solo depende de la pura cotización bursátil de los bancos.
El informe de perspectivas de Rentamarkets para el primer trimestre de este 2019 señala que “los inversores han aprendido a ignorar las bajas valoraciones de los bancos por baratos que parezcan”. Y eso que algunas entidades españolas ya discurren en terreno negativo en lo poco que va de este año en una bolsa en la que el Ibex 35 roza alzas del 7%. Así, al pesar del convencimiento de que “es uno de los sectores con mayor potencial”, puntualizan que este se desplegará “si y solo si las condiciones financieras cambian a su favor”.
Mientras este vuelco llega, desde la gestora de Emilio Botín consideran que las valoraciones seguirán sin marcar “ningún tipo de suelo” y que cualquier incursión en el capital de la banca debe establecerse con un marcado “límite previo de pérdida máxima asumible” por mucho que los retornos potenciales sean “altos”. “Conviene andar con prudencia”, sentencia el experto en bolsa de la casa.
UNA EXCEPCIÓN HOLANDESA A LA REGLA
Incluso después de todas estas advertencias, hay una excepción. El holandés ABN Amro aguanta en cartera, ya en solitario. En este sentido, justifican que la tesis de inversión se compone más de “factores propios del banco”, sumido en una profunda reestructuración y reorganización de negocios, que de un convencimiento sectorial como el que se defendía el pasado octubre.
El dinero que ha salido del Santander y BNP Paribas, junto de alguna posición deshecha ya en valores defensivos como Sanofi y Suez ha ido a parar a compañías de mayor perfil cíclico. Eso sí, Díaz explica que no se ha destinado a la entrada en “ninguna empresa española”. Las afortunadas en entrar en el radar de Rentamarkets han sido las industriales Atlas Copco y ThyssenKrupp, la automovilística francesa Valeo y las firmas químicas Imerys y Covestro, la antigua filial de la alemana Bayer.