Muchos de los objetivos que nos marcamos a lo largo de nuestra vida están relacionados, de algún modo u otro, con la mejora de nuestra economía familiar. Escalar profesionalmente, comprar una vivienda, un coche, planear el futuro de nuestros hijos o gestionar nuestro patrimonio para garantizar la jubilación son algunas de las metas que todos compartimos.
Aunque, dependiendo de nuestra edad, estas necesidades van cambiando, lo cierto es que el foco sobre el que todos estos sueños giran se posa sobre el ahorro y la necesidad de rentabilizarlo a lo largo del tiempo. Sin embargo, quienes antes podían gestionar sus finanzas por sí mismos sin gran complicación ahora se enfrentan a grandes problemas como la inflación y la necesidad de saber sortearla para que las ganancias obtenidas no se acaben traduciendo en pérdidas.
Es entonces cuando muchos empiezan a plantearse acudir a un asesor financiero. ¿Merece la pena? ¿A quién elijo y cómo lo hago? Todas estas cuestiones surgen debido a que la figura de estos profesionales en España todavía sigue siendo desconocida para muchos. Por eso, si crees que la inflación puede causarte algún que otro disgusto y necesitas consultar a un asesor pero no sabes por dónde empezar, te damos las cinco claves que hay que tener en cuenta a la hora de elegir a uno de estos expertos.
"Al asesor hay que contarle cuáles son la situación de partida y las metas; no hay que dejarle que venda sus productos, sino que debe preparar una propuesta a la medida"
Primera: elegir a un asesor que sepa escuchar o, como diría Luca Lazzarini, de Banco Mediolanum: "Habla con tres y quédate con el que menos hable". En la relación entre el profesional y el inversor será clave que ambos puedan hablar con confianza. Conviene que le cuentes al experto cuál es tu situación de partida, cuáles son tus metas y no dejarle que te venda sus productos, sino que prepare una propuesta de asesoramiento que contemple diferentes productos que estén pensados para la consecución de tus objetivos. Además, deberá hablar de las rentabilidades que se pueden llegar a obtener, pero también de los riesgos.
Segunda: el experto debe tener formación específica en asesoramiento financiero. Por lo general, los asesores son personas que cuentan con conocimientos relacionados con finanzas, fiscalidad e, incluso, derecho. Además de tener una titulación superior, han de tener formación específica en asesoramiento probada con más de 150 horas de formación. Es recomendable que, además, haya obtenido alguna certificación acreditativa como, por ejemplo, la que concede EFPA.
Tercera: experiencia y éxitos demostrables son un gran plus. A la hora de elegir al asesor será clave la trayectoria profesional que acredite a sus espaldas. En los mercados, al igual que en cualquier otro sector, la experiencia permite desenvolverse con mayor soltura y capear la volatilidad con gran determinación. Además, conviene informarse bien sobre el experto al que se va a recurrir para saber si la estrategia que aplica con sus clientes también la lleva a cabo consigo mismo y obtiene buenos resultados.
Cuarta: asegúrate de acudir a un asesor independiente. En el mercado existen dos tipos de asesores: quienes reciben comisiones de terceros (de su gestora o banco) por recomendar algunos de sus productos y quienes trabajan de forma totalmente independiente. Por este motivo es conveniente que, antes de acudir a un experto, sepas qué tipo de asesoramiento realizará y que éste sea totalmente transparente a la hora de pasarte la factura por sus servicios.
Quinta: valora la forma de pago que más te conviene. Saber cuánto cuesta el servicio de un asesor es complicado, ya que existen diferentes métodos de pago. Algunos cobran a través de unos honorarios fijos, otros lo hacen con una comisión llevándose un porcentaje sobre la rentabilidad de la cartera y hay quienes prefieren utilizar una fórmula mixta. Además, se puede consultar a estos profesionales de forma puntual y pagarles por el servicio prestado. Sea como sea, lo mejor es que valores el tipo de asesoría que necesitas y estimes cómo vas a pagar por ella. Y, lo más importante, que el servicio por el que paguemos nos acerque a nuestros objetivos, ya que en estos casos no hay que dejarse llevar por las palabras "caro o barato", sino por la de rentabilidad.
Por último, y no menos importante, asegúrate de que antes de elegir a un asesor financiero hayas tenido la posibilidad de contactar con varios expertos y puedas quedarte con el que te ayude de una forma más efectiva a conseguir tus objetivos.