Los analistas coinciden: la epidemia que está causando el pánico en China y que ya se ha extendido a nivel mundial solo afectará de manera coyuntural a los mercados. Los inversores, sin embargo, parecen no pensar de la misma manera. Desde que saltó la noticia del coronavirus y grandes compañías relacionadas con el consumo y el turismo registraran pérdidas significativas, los inversores han decidido dar un paso atrás y refugiarse del temporal.
Está claro que, pese a que puede tratarse de una crisis pasajera, existe un miedo entre los inversores a que el crecimiento de China se vea afectado por un menor consumo como consecuencia del virus.
En la última semana, la demanda de los activos refugio como el oro ha alcanzado niveles máximos de seis años. El metal precioso no deja de registrar subidas, incluso después de haber aumentado su cotización más de un 17% en 2019. A lo largo de esta semana, el metal precioso ha alcanzado los 1.580 dólares por onza, un valor que no registraba desde febrero de 2013. La euforia del oro no solo les llega a los inversores que compran lingotes.
Son muchos los que se quieren aprovechar del tirón del metal como activo refugio y, por eso, las tenencias mundiales de oro en los fondos cotizados (ETFs) que invierten en este metal llegaron el pasado martes a las 2.561,2 toneladas, su nivel más alto en los últimos siete años, según recogió Bloomberg. No obstante, esta subida no solo viene motivada por el coronavirus. Desde principios de año, el metal precioso ya se había apreciado con las tensiones entre Irán y EEUU. A todo ello, también se suman otros riesgos geopolíticos, así como las todavía existentes tensiones comerciales.
Junto con el oro, la compra de bonos soberanos ha sido otro de los movimientos más recurrentes en los últimos días por parte de los inversores. Tanto es así que la rentabilidad del bono estadounidense a 10 años (que es inversa a su precio) ha alcanzado su mínimo de los últimos tres meses, hasta situarse en torno al 1,5% aproximadamente. Asimismo, los rendimientos del bund alemán también siguen profundizando en terreno negativo. Esta semana, la rentabilidad ha vuelto a tocar el -0,4%, su nivel más bajo desde octubre del año pasado. La misma situación se está dando entre la deuda española. El rendimiento del bono español a 10 años ha bajado en la última semana hasta el 0,2%, volviendo a niveles de noviembre del año pasado.
Tanto el oro como la deuda son conocidos como activos refugio por excelencia entre los inversores. Sin embargo, en las últimas jornadas hay otro activo que parece registrar ganancias a un ritmo inverso a las bolsas mundiales. Se trata del bitcóin, que ha vuelto a cruzar la barrera de los 9.000 dólares por unidad, un límite que no traspasaba desde noviembre del pasado año. Este movimiento supone una subida en lo que va de mes de casi el 30%, lo que se traduce en un aumento de su valor en más de 2.000 dólares.
Pero no es la primera vez que la moneda virtual registra ganancias en un entorno convulso en los mercados. Hace apenas unas semanas, cuando se produjeron las tensiones entre EEUU e Irán, comenzó el rally de la criptomoneda.
Hasta el momento, la correlación entre el bitcóin y el oro siempre había sido negativa. Mientras el año pasado el bitcoin registraba fuertes caídas, el metal precioso no hacía más que subir. Ahora esta situación se ha revertido. Según explican desde Bloomberg, el coeficiente de correlación entre ambos activos ha pasado de negativo (-0,15) en diciembre del año pasado a positivo (0,21) en lo que va de enero. No es de extrañar que la criptomoneda ya haya sido bautizada por muchos como el nuevo “oro digital”, aunque, eso sí, un oro solo para aquellos que están dispuestos a tolerar su riesgo y volatilidad.