Cinco consideraciones a tener en cuenta para gestionar su patrimonio en 2022
Inflación alta, bolsa, fondos de energía, renta fija y la dispersión como nueva forma de corrección, los factores a vigilar en cartera este año.
Noticias relacionadas
De una inflación más alta y duradera de lo que se esperaba a la renta variable como solución. Una renta fija que el año pasado perdió dinero y que, de haber subidas de tipos, más daño podría sufrir. Las decisivas elecciones en Francia y Brasil, la era política post-Merkel en Alemania y la UE o nuevas mutaciones del coronavirus que lastren la recuperación económica. No parece que el 2022 vaya a ser sencillo a la hora de gestionar el patrimonio, de ahí unas pistas de los expertos para poder gestionar con fluidez y solidez sus inversiones.
Inflación alta
Las grandes gestoras internacionales siguen confiando en que la inflación se modere en la segunda mitad del ejercicio. Es el caso de PIMCO. Según un análisis realizado por Tiffany Wilding, Tony Crescenzi y Andrew Balls, en Estados Unidos, el IPC podría marcar máximos del 6,0% en términos interanuales en el primer trimestre de 2022 antes de volver a moderarse al 2,5-3,0% de aquí a finales de año. Y es el país americano quien marcará el ritmo de Europa, quien no obstante no sufre tantas presiones inflacionistas.
Para cubrirse contra la inflación, César Pérez, director global de Inversiones de Pictet WM, recomienda comprar acciones de compañías con poder de fijación de precios. También el capital privado (o capital riesgo) y las materias primas.
“El petróleo es uno de nuestros activos favoritos. Está sometido a tensiones geopolíticas y la oferta es limitada”. Por otra parte, “a medio plazo puede ser interesante el cobre, sobre todo teniendo en cuenta que cada vez es más necesario en los vehículos eléctricos. En cuanto al uranio, la energía nuclear puede ser parte de la solución para la reducción de emisiones de CO2 y podría llegar a ser interesante”, esgrime Pérez.
Los aumentos de precios generalizados vienen de desajustes tanto por el lado de la oferta (cuellos de botella) como de la demanda (exceso de liquidez y demanda diferida). Javier Ruiz Villabrille, country head de Flossbach von Storch para España y Portugal, teme que, “de prolongarse estos desajustes, podríamos entrar en una espiral de inflación salarial que haría mantenerse la tendencia alcista de los precios”.
La bolsa
Pero, si hay un activo financiero que bata por goleada a la inflación en términos históricos o, al menos, sea capaz de aguantar su escalada en un contexto como el actual, esa es la renta variable.
“Si queremos preservar el valor real de nuestro patrimonio, debemos dar más peso a los activos reales, en particular a la renta variable. Pero el camino tendrá baches y es fundamental centrarnos en compañías de calidad: solo debemos invertir en empresas que nos ofrezcan una buena visibilidad sobre lo que pueden aportar a medio y largo plazo, independientemente de los vaivenes que, seguro, tendremos en el mercado”, considera Ruiz Villabrille.
A nivel tendencial, Federico Battaner, responsable de Renta Variable España de Trea Asset Management, califica como los sectores más atractivos para invertir en bolsa “el big data, la digitalización acelerada de procesos de producción junto a la adopción más rápida de nuevas tecnologías, la salud y la transición energética hacia la energía verde”. Sectores que se antojan como los ganadores de la era post-Covid.
Tampoco hay que descuidar el gran potencial de los mercados emergentes. Si bien subidas de tipos por parte de la Fed les resta atractivo, todavía quedan ganancias por explotar en ellos. Según Beatriz Camacho, consultora sénior de inversiones en Mercer, “los mercados emergentes deberían ser una parte importante en la asignación de activos de una cartera bien balanceada de renta variable”, y propone una asignación estratégica del 12-25% a estos mercados con una sobreponderación en acciones chinas del tipo A, aunque también aboga por mandatos con acceso a otros mercados de la región como la India.
Fondos de energía
En cuanto a los fondos temáticos de nuevas energías, que se pusieron de moda en 2020 a raíz de la Covid-19, cuidado con las disparidades. Las energías renovables empiezan a ser mercados maduros cuyo potencial de rentabilidad se va aplanando poco a poco, y en 2021 esta categoría de vehículos ha sido muy extrema en cuanto a los rendimientos. El aumento de los precios mayoristas de la energía y el resarcimiento de las energías fósiles por la demanda ha hecho mella en las renovables.
Uno de los fondos más vendidos dentro del universo del ecologismo, el BNP Paribas Energy Transition, perdió un -10,5%, mientras que el Bankinter Eficiencia Energética y Medioambiente ganó más de un 49,5%, por poner solo dos ejemplos. No todo vale en la transición energética.
Dispersión de rentabilidades
Thomas Friedberger, consejero delegado de Tikehau Investment Management, alerta de la “dispersión como la nueva forma de corrección”. En su opinión, la dispersión en las rentabilidades de fondos dentro de una clase de activo irá en aumento. “Los mejores jugadores se lo llevarán todo”, advierte.
Esto ocurrirá en un escenario con “tasas de interés nominales más altas pero intereses reales bajos, menos globalización e impuestos corporativos más altos”.
Renta fija
Pese a todo, la renta fija tendrá que seguir jugando un papel en las carteras, por su rol defensivo de colchón antes las caídas de las bolsas y su descorrelación con las acciones.
Previsiblemente, los diferenciales de la deuda pública de los países periféricos de la zona euro se moverán, “en gran medida, de forma lateral, aunque con mayor vulnerabilidad”, teniendo en cuenta las compras más lentas de bonos restantes del BCE, anticipa Ann-Katrin Petersen, estratega de inversión de Allianz Global Investors.
Los gestores Wilding, Crescenzi y Balls, de PIMCO, ven una serie de oportunidades para diversificar el posicionamiento en la curva de deuda, incluidas las exposiciones a lo largo de las curvas de tipos de Canadá, Reino Unido, Nueva Zelanda y Australia. En general, sobreponderan el crédito, y consideran los bonos ligados a la inflación tanto un factor de diversificación contra los riesgos de subidas de precios como indicadores para obtener una “modesta cantidad” de beta de crédito.