Comprar bolsa, "ahora o nunca": ni la guerra ni las subidas de tipos son un freno
Tomando como referencia el S&P 500, la bolsa americana podría revalorizarse entre un 11% y un 15% a pesar de estos eventos y la volatilidad.
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La teoría dice que, cuando las bolsas bajan, es el mejor momento para comprar acciones. Y si corrigen tanto como han hecho en los primeros compases del año, mejor punto de partida si cabe para aprovecharse de la recuperación. Aun así, muchos inversores se quedan paralizados por la volatilidad actual, con un mercado que afronta la guerra en Ucrania y las subidas de tipos en Estados Unidos. Para aquellos que necesiten un empujón bursátil, aquí unas estadísticas que demuestran que es “ahora o nunca”.
Como recordó esta semana Miguel Ángel García, director de Inversiones de Diaphanum, lo idóneo en estas situaciones es hacer como dice el refrán: “Comprar con el primer cañonazo y vender con los violines”.
De media, cuando el índice VIX -que mide la volatilidad esperada a 30 días del S&P 500- se ha situado entre 28,7 y 33,5 puntos, el S&P 500 ha generado una rentabilidad promedio en los 12 meses posteriores de más del 15%, pone en contexto Duncan Lamont, responsable de Investigación y Análisis de Schroders. Y más del 26% si este barómetro ‘del miedo’ -que se ha llegado a más que duplicar desde principios de año- superaba los 33,5.
Hoy por hoy, se sitúa en niveles de 24 puntos, aunque llegó a 36,5 hace semana y media. Conforme se arroja algo de luz al conflicto en el este de Europa, ha ido disminuyendo, pero cabe la posibilidad de que se recrudezca con una ofensiva final y el índice ‘del miedo’ vuelva a subir.
Hay que estar listos por si acaso. Prueba de ello es que las manos fuertes del mercado tienen un buen cajón de pólvora seca dispuesta a ser utilizada con los precios de ganga que se están quedando en algunos valores.
Inquietud, pero no parálisis
De acuerdo a la encuesta global de gestores que realiza Bank of America, la guerra en Ucrania ha llevado el nivel de liquidez en sus carteras a la cota más alta (5,9%) vista desde abril de 2020, en pleno confinamiento de la Covid. El sentir general es que el momento es bajista, “pero no extremadamente bajista”. Es aquí donde se abre la ventana de compras para estos días: básicamente, una tormenta perfecta para la economía, pero una invitación para los inversores más avezados.
Lamont pide paciencia a los inversores: “Un -10% puede parecer una gran caída, pero en realidad es algo habitual”. El mercado estadounidense ha registrado caídas de al menos un -10% en 28 de los últimos 50 años naturales, es decir, en la mayoría de los años. En la última década, esto incluye 2012, 2015, 2016, 2018 y 2020.
“A pesar de estos baches en el camino, la bolsa estadounidense se ha revalorizado de media un 11% anual durante este periodo de 50 años. Así pues, en bolsa el inversor debe exponerse al riesgo a corto plazo para obtener rentabilidades a largo”, recuerda el experto de Schroders.
El otro foco de atención son los bancos centrales: la Reserva Federal americana (Fed) y el Banco de Inglaterra (BoE) ya han iniciado su senda alcista del precio del dinero. Contrariamente a lo que uno podría pensar, las subidas de tipos no van en contra de los inversores. Al revés, si uno sabe montar bien la ola, el rendimiento puede ser de notable a sobresaliente.
Tipos más altos no son malos
Según un análisis realizado por Allianz Global Investors, los siete ciclos de subidas de tipos de la Fed desde 1983 culminaron, en promedio, en 518 días y con una tasa de interés en 2.650 puntos básicos mayor. En ese transcurso, las acciones globales rentaron un 13,7% de media; las compañías estadounidenses, un 10,5%, y las bolsas emergentes, un 10,4%, el doble o más que el mercado monetario americano (5,7%).
Precisamente, el único activo financiero que batió a los parqués en esas etapas fueron las materias primas, con un 20,5%, una apuesta que Allianz GI ya empuja entre los inversores. Tal y como señala Jesús Ruiz de las Peñas, director de Desarrollo de Negocio de la gestora alemana en España, “la recuperación no va a descarrilar por los altos precios del petróleo” derivados de la guerra y “la inversión en metales es donde existe más valor” gracias a la transición energética.