Emilio Restoy, CEO de TheFoodTechLab.

Emilio Restoy, CEO de TheFoodTechLab.

Fondos de inversión

Beka y TheFoodTechLab lanzan un fondo de hasta 50 millones para invertir en tecnología alimentaria

Invertirá en un cartera de 20 a 25 'startups' y su horizonte de inversión es de entre seis y siete años.

R. Escudero
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Beka Asset Management lanza en colaboración con TheFoodTechLab, grupo inversor especializado en agrifoodtech, el fondo TheFoodTechLab Climate I FCRE, un fondo de capital riesgo enfocado en identificar e invertir en startups que desarrollan las tecnologías más innovadoras para la industria de la alimentación.

El vehículo, que ya ha recibido la autorización de la CNMV, tiene un objetivo de inversión de entre 30 y 50 millones de euros en los años 2024/25 y está dirigido a inversores cualificados dado su ticket mínimo, 100.000 euros, y su horizonte de inversión de entre seis y siete años.

El fondo invertirá en un cartera de 20 a 25 startups y a su vez contará con “inversores ancla” o estratégicos de la industria de alimentación.

“Creemos que se acerca una revolución importante en el campo y la agricultura impulsada por la necesidad de mayor producción de proteínas, una gestión eficiente de los recursos hídricos y el impulso de la economía circular”, señala Emilio Restoy, CEO de TheFoodTechLab.

Y añade: “La industria alimentaria es clásica, pero hay todo un ecosistema emprendedor que está desarrollando tecnologías muy prometedoras para abordar estos desafíos. Nuestra función es ser el nexo de unión entre ambos mundos”, confía el ejecutivo.

Nueva estructura de Beka AM

La gestora del Grupo Beka, que acaba de nombrar a Tania Sánchez Vaquerizo como nueva consejera delegada, está especializándose en activos alternativos privados mientras traspasa al spin-off de Silver Alpha Asset Management los fondos tradicionales de bonos y acciones.

En este sentido, Beka AM ya cuenta con más vehículos ilíquidos en el mundo de la agricultura, como el Beka & Bolschare Iberian Agribusiness Fund, un vehículo que se hizo famoso el año pasado al dispararse sus beneficios con la fuerte subida de precios que experimentó el aceite de oliva, cuando llegó a costar diez euros el litro en los supermercados.