Bruselas está dispuesta a establecer una excepción permanente para el sector de los chips en las estrictas reglas de la UE que limitan las subvenciones públicas. La vicepresidenta de la Comisión y responsable de Competencia, Margrethe Vestager, ha anunciado este jueves que está dispuesto a autorizar ayudas de Estado masivas con el propósito de facilitar la creación de empresas punteras de chips en Europa.
El objetivo último es garantizar la soberanía tecnológica de la UE en el actual contexto de escasez mundial de semiconductores y rivalidad entre Estados Unidos y China. La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, ha anunciado que presentará en las próximas semanas una Ley Europea de Chips.
"En vista de la situación excepcional en lo que respecta a los semiconductores, su relevancia y la dependencia respecto a un número limitado de empresas para el suministro en un contexto geopolítico desafiante, la Comisión podría contemplar la aprobación de ayudas para cubrir posibles lagunas de financiación, en particular, para el establecimiento de empresas europeas de primer orden en el ecosistema de semiconductores", ha anunciado el Ejecutivo comunitario.
Estas subvenciones, prosigue la Comisión, estarían "sujetas a fuertes salvaguardias en materia de competencia". El Ejecutivo comunitario garantizará además que "los beneficios se compartan ampliamente y sin discriminación en toda la economía europea".
Ayudas a las pymes
En paralelo a este anuncio, el Ejecutivo comunitario ha aprobado este jueves prorrogar hasta el 30 de junio de 2022 el marco temporal sobre ayudas estatales durante la Covid-19, que en principio caducaba el 31 de diciembre. Eso significa que los Estados miembros podrán seguir apoyado a las empresas en dificultades durante los próximos seis meses, tal y como había pedido la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, para poder desplegar plenamente su plan de ayudas directas de 7.000 millones de euros aprobado antes del verano.
"Esta prórroga limitada permite una supresión gradual y coordinada de las medidas de crisis, sin efectos negativos bruscos, y obedece a la fuerte recuperación prevista de la economía europea en general", sostiene Vestager.
Además, la Comisión ha introducido dos nuevos instrumentos para apoyar la recuperación. En primer lugar, los Estados miembros podrán crear incentivos de apoyo a la inversión, en particular en las transiciones ecológica y digital. Eso sí, deben ir dirigidos a un amplio número de beneficiarios y sus importes deben ser limitados. Este tipo de ayudas públicas estarán permitidas hasta el 31 de diciembre de 2022.
En segundo lugar, los Gobiernos nacionales podrán conceder avales públicos a intermediarios privados que inviertan en pymes, incluidas las empresas emergentes y las pequeñas empresas de capitalización media. Este instrumento estará vigente hasta el 31 de diciembre de 2023.
¿Campeones europeos?
Todos estos anuncios forman parte de la revisión integral de la política de competencia de la UE que está llevando a cabo Vestager. Un ejercicio que responde a las presiones de Francia y Alemania. Desde el veto de Bruselas a la megafusión ferroviaria entre la compañía francesa Alstom y la alemana Siemens, París y Berlín han venido presionando a la Comisión para que relaje las reglas de competencia con el fin de facilitar la constitución de estos campeones europeos capaces de competir con China o EEUU.
En el extremo contrario, España y Países Bajos han formado un frente común contra las tentaciones proteccionistas del eje franco-alemán y de apoyo a la visión más liberal de la propia comisaria de Competencia.
En la comunicación publicada este jueves, Vestager ignora en gran medida las presiones de Francia y Alemania y defiende el valor de la política de competencia de la UE, también para impulsar la recuperación. "Una política de competencia eficaz es más necesaria ahora que nunca para dar a la economía europea la agilidad y el impulso para superar los desafíos a los que se enfrenta", ha dicho la vicepresidenta.
En contra de lo que sostienen París y Berlín, Vestager asegura que las reglas vigentes son ya suficientemente flexibles. "El control europeo de las fusiones seguirá permitiendo que las empresas alcancen una mayor escala, al tiempo que se asegura de que los mercados sigan siendo competitivos y las cadenas de suministro diversificadas", dice la Comisión.
"Además, la política antimonopolio permite a las empresas de la UE unir fuerzas para avanzar en sus esfuerzos de investigación y desarrollo; para diseñar, producir y comercializar productos; o para comprar conjuntamente productos o servicios que puedan necesitar para sus operaciones", ha destacado el Ejecutivo comunitario.
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