Desde que el pasado 14 de marzo se declarase el Estado de Alarma en España pocas imágenes han trasladado un mensaje de unidad más contundente que el que ha mandado la industria de la automoción con la puesta en marcha del plan de ayuda a este sector. Un proyecto del Gobierno que cuenta con el apoyo de empresas y sindicatos en el que, detrás de los grandes focos que acaparan las ayudas a la compra de coches y las grandes inversiones, destaca una letra pequeña que puede marcar el éxito a largo plazo de la industria en España.
La apuesta por el hidrógeno y las deducciones a la innovación sobresalen como dos de las medidas que pueden llegar a tener un impacto más profundo en el sector de la automoción. La importancia de estas apuestas radica en el tipo de inversiones que pueden atraer a España.
Ambas iniciativas, sumadas a la posición de referencia de la industria española de la automoción, no hay que olvidar que España es el segundo productor de automóviles de Europa, van a jugar un papel clave a la hora de seducir a los fabricantes para que apuesten por las plantas españolas para dotarlas de carga de trabajo de valor añadido al margen de la pura fabricación de vehículos.
En este sentido, el plan presentado por el Gobierno dedica un apartado especial al hidrógeno. En concreto, el documento señala al "aprovechamiento y orientación de las capacidades industriales existentes hacia modos de transporte público, privado y de mercancías de hidrógeno renovable".
Para ello, la iniciativa señala al "desarrollo de nuevas tecnologías y prototipos orientados a nuevos modelos para el mercado doméstico y anticipación a las necesidades de los mercados de exportación".
No es la primera vez que el hidrógeno suena con fuerza en los planes de descarbonización del Gobierno. La ministra de Industria, Reyes Maroto, ya adelantó hace unas semanas su intención de que esta fuente de energía tenga un papel importante en la apuesta por la sostenibilidad del país. "Vamos a apostar por el hidrógeno verde como un vector energético clave para la descarbonización de algunos de los sectores, entre ellos el transporte" señaló en una de sus últimas intervenciones en el Senado.
¿Por qué el hidrógeno?
En un contexto en el que todo parece lanzado para que la electrificación sea el eje sobre el que gire la nueva movilidad, cada vez hay movimientos más importantes en favor del hidrógeno. Una energía limpia testada desde hace años pero que, hasta ahora, tenía un problema: el coste económico y energético de crear hidrógeno.
La forma más eficiente de conseguir hidrógeno es la electrólisis, que consiste en la descomposición de las moléculas de agua en oxígeno e hidrógeno. Una vez resuelta la complejidad técnica el problema de este proceso es que, hasta ahora, para realizarlo se necesitaba de energías contaminantes con lo que todo lo bueno de utilizar hidrógeno se perdía al tener que realizar emisiones en su consecución.
El desarrollo de las energías renovables ha cambiado esto. Utilizar fuentes no contaminantes en la consecución de hidrógeno permite tener un combustible verdaremente limpio. Además, por el camino, este elemento soluciona otro de los grandes problemas de las energías renovables: su almacenamiento.
La producción de energía eólica o solar no está alineada con las necesidades de consumo lo que genera ineficiencias. El hidrógeno puede jugar un papel importante a la hora de aprovechar totalmente la producción de renovables independientemente de la demanda que exista en ese momento.
Apuesta de Alemania
Pero no todo son cuestiones técnicas, también las hay geopolíticas. Alemania ha anunciado un ambicioso plan de impulso de la sostenibilidad en el que el hidrógeno va a tener un importante papel. Una de las motivaciones de esta decisión es el dominio de China sobre el mercado de las baterías eléctricas está dotando al gigante asiático de una posición dominante en un elemento clave para el futuro de la industria.
El movimiento del país germano se ha entendido como una respuesta a esta situación. La importante presencia de marcas alemanas en el tejido industrial español hace que la apuesta por el hidrógeno esté alineada con uno de los centros de decisión desde el que pueden llegar tanto inversiones como iniciativas en las que el hidrógeno juegue un papel clave.
España cuenta con una experiencia que demuestra lo importante que puede llegar a ser este tipo de apuestas en etapas tempranas: la fibra de carbono. Durante la década de los 90 España fue pionera en la apuesta por materiales compuestos y fibra de carbono. Un proceso que comenzó con una inversión de 360 millones de euros. Durante los últimos 30 años, los últimos cálculos que esa apuesta ha tenido un retorno para el país de 40.000 millones.
El papel de las deducciones a la innovación
Y es en este punto donde entran en escena las deducciones a la inversión en innovación. El coronavirus ha supuesto un parón a la economía como jamás había visto el mundo en tiempos de paz. Pero eso no ha hecho que se esfume el dinero. Las necesidades de inversión no sólo siguen estando ahí sino que se han acelerado en muchos casos.
Tanto desde la iniciativa pública como desde la privada, el impacto del coronavirus ha generado un necesidad de acortar algunos plazos. El propio parón de la actividad ha provocado que se ponga sobre la mesa dinero que, de otra forma, habría tardado décadas en estar disponible para la inversión. No hay más que ver los planes de reconstrucción de Bruselas.
España nunca habría contado con 130.000 millones de euros en condiciones tan ventajosas para modificar el modelo productivo del país en el contexto previo al coronavirus. En la parte de la inversión privada sucede algo parecido. Todas las industrias han acortado los plazos de sus objetivos medioambientales, en algunos casos se pretende llegar una década antes a cumplir ciertos objetivos.
Las inversiones alineadas con estos objetivos buscan dueño en estos momentos. En este contexto, el plan del impulso al automóvil contiene un "incremento de la deducción por innovación tecnológica en el ámbito de la automoción". El objetivo de esta medida es, precisamente, fomentar inversiones en innovación en procesos en la cadena de valor de industria del automóvil en España.
Para ello, se amplía la deducción fiscal de innovación en procesos del impuesto de sociedades, del 12% actual hasta el 25%. Un movimiento interesante para que compañías como Volkswagen, Renault u otros fabricantes con importantes planes de inversiones previstas apuesten por España. En este punto, la fibra de carbono sirve como ejemplo de la importancia que puede tener atraer este tipo de apuestas.
España cuenta con las plantas de automoción con mejor ratio europeo entre el coste de producción y niveles de calidad. Este elemento ha sido y es clave en el presente de esta industria, pero no garantiza el futuro. La industria que está por escribirse tendrá poco que ver en unas décadas con la actual. Para jugar un papel tan relevante como el actual en ese futuro será clave el acierto en apuestas e inversiones como las que señala el plan de impulso a la automoción.