La crisis del coronavirus ha provocado el impacto más grande en la movilidad europea desde la II Guerra Mundial. Tras unos años en los que los desplazamientos por tierra, mar y aire se incrementaban mes a mes, la pandemia de la Covid-19 ha reducido la movilidad en el Viejo Continente hasta niveles desconocidos.
En este contexto, Adina Vălean, Comisaria de Transporte de la Comisión Europea, ha tenido que afrontar un proceso en el que, tras quedarse prácticamente la movilidad a cero, han ido recuperándose los desplazamientos paulatinamente con importantes cambios debido a las restricciones y a las precauciones sanitarias.
Todo ello en un momento en el que la Unión Europea afronta la mayor transformación del sector del transporte de su historia reciente marcada por los exigentes objetivos de sostenibilidad fijados para las dos próximas décadas. La máxima autoridad del Transporte Comunitario repasa para Invertia los retos del presente y las metas futuras en el estreno del Observatorio de la Movilidad de Invertia.
Cuando el pasado mes de marzo estalló la pandemia, ¿pensó que tendría tanto impacto en la movilidad? ¿Qué sectores han sido los más dañados?
A comienzos de marzo del año pasado nos enfrentamos a una situación completamente nueva. Teníamos una increíble escasez de datos sobre los que construir escenarios sólidos. Por eso, durante la primera etapa de la crisis, los países de la Unión Europea intentaron proteger a sus ciudadanos tomando medidas de emergencia, incluidas restricciones fronterizas, que llevaron a una situación peligrosa a las cadenas de suministro y al mercado interior.
Vimos colas de 40 kilómetros en algunas fronteras, tuvimos interrupciones en las cadenas de suministro, las empresas europeas sufrieron tremendas pérdidas económicas y se creó una situación difícil para los trabajadores del transporte. Para responder a esta situación creamos un protocolo que fue aprobado y aplicado por todos los Estados miembros. Gracias a él un camión de mercancías no debería pasar más de 15 minutos en un punto fronterizo.
Menciono esta iniciativa porque fue crucial para el transporte de mercancías y la primera en el sector de la movilidad que demostró la importancia de la coordinación. Por supuesto, la crisis del Coronavirus ha sido una de las mayores en materia de movilidad jamás experimentadas y afectó a todos los modos de transporte.
En particular, la aviación ha sufrido una gran caída en el número de vuelos de pasajeros. No hay más que ver que el pasado 20 de enero, el tráfico aéreo sólo llegó al 36% del de la misma fecha en 2019. Esto hace que, a corto plazo, esta industria aún necesite ayuda para sobrevivir a la crisis.
Los indicadores señalan que, en las ciudades, la recuperación de los viajes en coche es mucho más rápida que los del transporte público. ¿Cómo se puede revertir esta situación?
La crisis ha traído algunos cambios en los hábitos de viaje. Según una encuesta reciente de una organización europea de consumidores, los ciudadanos están optando más por medios de transporte individuales como el automóvil o la bicicleta.
De hecho, hemos visto un aumento tanto en el ciclismo como en los ciudadanos que deciden desplazarse a pie. Esto ha llevado a muchas ciudades a instalar nuevos carriles para bicicletas. Otras han ampliado las aceras para adaptarse al distanciamiento físico. Parte de estas transformaciones son buenas para nuestras ciudades.
En cuanto al transporte público, el mensaje tiene que ser claro: es seguro, siempre que se respeten plenamente las medidas establecidas como el distanciamiento y el uso de mascarillas. Los esfuerzos que realizan los operadores para desinfectar los vehículos deben comunicarse de manera eficiente y regular a los usuarios. Esto ayudará a recuperarlos. También es importante que sigamos apoyando las inversiones en el mantenimiento del servicio y en innovación.
Los operadores de transporte público han sufrido una reducción muy importante de su actividad que está poniendo en riesgo su capacidad para ofrecer el mejor servicio. ¿Qué tipo de ayuda necesitan para resistir hasta que pase la pandemia?
El sistema de transporte en su totalidad debe volverse más resiliente. La buena noticia es que esto no requiere un replanteamiento importante: apostar por la sostenibilidad y la digitalización fortalecerá su resiliencia. Por tanto, necesitamos una acción ambiciosa en todos los niveles de gobernanza, incluido el urbano.
Para apoyar la recuperación y reconstruir mejor, me parece muy importante que las autoridades públicas de las ciudades aprovechen ahora los recursos disponibles tanto en el nuevo mecanismo de recuperación y resiliencia como en el mejorado InvestEU.
Las ciudades y las autoridades de transporte público deberían usar su poder de contratación para lograr un cambio de paradigma muy necesario en el sector del transporte. Adoptar un enfoque de planificación de la movilidad urbana sostenible pondrá a su alcance un sistema de transporte público competitivo, inteligente, integrado e inclusivo.
Por nuestra parte, como se describe en la Estrategia de Movilidad Sostenible e Inteligente que acabamos de presentar, apoyaremos la instalación de un millón de puntos de recarga eléctrica. Las renovaciones de flotas no contaminantes por parte de ciudades y empresas. La puesta en marcha de nuevas infraestructuras de transporte sostenible. En definitiva, un cambio hacia una movilidad urbana limpia a través de todos los fondos disponibles. Si bien los nuevos instrumentos propuestos no son específicos de un sector, la mayoría de ellos van a ser muy relevantes para el transporte urbano.
Acaban de presentar la 'Estrategia de movilidad inteligente y sostenible', ¿cuáles son sus principales objetivos?
La movilidad está experimentando cambios importantes y necesitamos tener un marco estratégico para acompañar estos desarrollos. Tanto las personas como las empresas usan el transporte de manera diferente a como solían hacerlo antes. Vemos cambios que van desde la movilidad compartida hasta las innovadoras soluciones de entrega de última milla. La estrategia presentada es nuestra visión para el futuro del transporte y la movilidad europea. Aborda los principales desafíos para las próximas décadas, para nuestra transición hacia un sistema de transporte sostenible, inteligente y resiliente.
Por ejemplo, en la actualidad, la mayor parte del transporte de carga de Europa se hace por carretera. No hay más que pasar unas horas en cualquiera de nuestros corredores esenciales un viernes por la tarde para verlo claro. Camiones, congestión y contaminación del aire... En estos negocios, en los que el tiempo es dinero, la congestión cuesta el equivalente al 1,8% del PIB de la Unión Europea.
Nuestro objetivo es trasladar el 75% de la carga interior que se transporta actualmente por carretera a otros modos de transporte. Queremos aumentar el transporte de mercancías por ferrocarril en un 50% para 2030. Para el transporte por vías navegables interiores y el transporte marítimo de corta distancia, apuntamos a un aumento del 25% en el mismo año y del 50% para 2050. Con un mejor marco legislativo y una financiación adecuada, estos objetivos son alcanzables.
Del mismo modo, las proyecciones de vuelos de pasajeros señalan que en el año 2035 tendremos 14,4 millones de viajes. Con el impacto ambiental y los problemas de eficiencia que suponen para el sector de la aviación. Lo bueno es que las soluciones ya están en camino. En 2035, la industria de la aviación europea planea tener el primer avión de cero emisiones en nuestros cielos. Mientras tanto, este año pondremos sobre la mesa una iniciativa para impulsar la adopción de combustibles de aviación sostenibles.
En aras de la eficiencia, también es muy alentador saber que Europa es pionera en la digitalización de la gestión del tráfico aéreo. debemos impulsar el despliegue de las nuevas tecnologías que ya están disponibles.
Nuestras ciudades tienen un ecosistema de transporte diverso, en el que conviven el transporte público, la micromovilidad y los vehículos personales. Los ciudadanos de nuestras ciudades tienen opciones de movilidad, pero sin una capa digital que pueda aumentar la coordinación y hacer que la multimodalidad esté realmente disponible, nuestras ciudades permanecerán congestionadas y contaminadas. Nuestros principales objetivos para la movilidad urbana son impulsar los sistemas de tráfico inteligentes y crear una ventanilla única digital para la venta de billetes.
Al salir de las áreas urbanas, un recorrido por muchos de los hermosos paisajes de Europa en un automóvil eléctrico puede convertirse en una aventura compleja debido a la mala infraestructura de carga. Por eso nos hemos comprometido a establecer, para 2025, un millón de puntos de recarga de acceso público en toda Europa.
2021 es el año del ferrocarril. Teniendo en cuenta el impacto de la pandemia, ¿cree que será posible acelerar la liberalización de este sector?
Estamos en un año muy importante para el ferrocarril en más de un sentido. 2021 marca el primer año de implementación completa del cuarto paquete ferroviario. Con los pilares técnicos y de mercado que entraron en plena vigencia en noviembre y diciembre del año pasado, las empresas ferroviarias europeas se benefician ahora de un marco legal sólido que les facilita operar de forma segura y eficiente en toda la Unión Europea y promueve una competencia efectiva.
Creo que el ferrocarril no puede desarrollar todo su potencial sin la apertura de los mercados ferroviarios a la competencia. De esta forma, los operadores ferroviarios responderán mejor a las necesidades de los clientes y mejorarán la calidad de sus servicios y su rentabilidad.
¿Cómo afectará el Brexit a la movilidad europea?
El transporte es un motor esencial de los beneficios económicos de las relaciones entre la Unión Europea y el Reino Unido. Era esencial limitar, en la medida de lo posible, la interrupción causada por la salida del Reino Unido de la UE. Al mismo tiempo, necesitábamos garantizar que los operadores de transporte del Reino Unido no disfrutaran de los mismos beneficios que tenían cuando formaban parte del mercado único. Creo que el acuerdo de cooperación y comercio firmado recientemente logra estos dos objetivos.
En virtud de este acuerdo, las aerolíneas de la Unión Europea y el Reino Unido, así como los transportistas por carretera, pueden operar libremente conexiones entre la Unión Europea y el Reino Unido, lo que garantiza la conectividad entre los dos. Sin embargo, las aerolíneas del Reino Unido ya no pueden operar dentro de la Unión Europea, y la capacidad de los transportistas del Reino Unido para proporcionar servicios dentro de territorio comunitario es más limitada que antes de su salida. Lo mismo se aplica, por supuesto, a nuestros operadores dentro del Reino Unido. En la práctica, estas limitaciones deberían tener un impacto limitado en la movilidad dentro de la Unión Europea.
Sin embargo, es cierto que los servicios de transporte, en particular por carretera, se verán obstaculizados por los controles fronterizos y la burocracia: esta es una de las consecuencias inevitables de la decisión del Reino Unido de abandonar la Unión Europea.
El Brexit y la pandemia van a reorganizar gran parte de nuestra movilidad, ¿ve factible que España se consolide como hub de conexión entre Europa y América?
Si bien su pregunta depende en gran medida de las decisiones comerciales individuales, personalmente estoy muy interesada en que la conectividad aérea se restablezca rápidamente a medida que nos recuperamos de la pandemia. Como regulador europeo, continuaremos contribuyendo donde podamos, por ejemplo, ayudando a los Estados miembros y al sector de la aviación a mitigar la Covid-19.
La Unión Europea ya cuenta con acuerdos de transporte aéreo con EEUU y Canadá, que han beneficiado a todas las partes interesadas y a los usuarios de la aviación. Continuaremos evaluando el potencial de negociación con otros países en la región.
¿Qué papel jugará el hidrógeno en la movilidad del futuro?
Seguramente 2020 será recordado por otras cosas, pero también ha sido un gran año para el hidrógeno en la Unión Europea. La estrategia del hidrógeno de la Comisión reconoce tanto el papel que puede desempeñar esta fuente de energía limpia en la descarbonización de algunos modos de transporte como la enorme inversión necesaria para desplegar una red de repostaje de hidrógeno.
Para respaldar esta inversión, se estableció la alianza europea de hidrógeno limpio. Veremos una línea clara de proyectos de inversión viables para mantener la globalización de Europa.
Además de reunir a las partes interesadas, la Comisión Europea ha estado apoyando la inversión en infraestructura de combustibles alternativos, entre los que se encuentra el hidrógeno, durante muchos años. A través del Mecanismo Conectar Europa, la Comisión ha ayudado a poner en marcha 24.000 puntos de recarga y repostaje de combustibles alternativos desde 2014. La inversión total, incluida la inversión privada, se acerca a los 7.000 millones de euros.
Por supuesto, nuestra estrategia climática a largo plazo mapea todas las diferentes tecnologías y combustibles que permitirán la transición. No existe una solución mágica para ningún modo de transporte, por lo que estamos buscando una combinación de distintas soluciones. Pero creo que el hidrógeno y las pilas de combustible seguramente tendrán un papel de liderazgo. El hecho de que la Unión Europea sea un líder tecnológico en este ámbito ayudará.
Una multitud de empresas de base tecnológica están tomando posiciones relevantes en el mercado europeo de la movilidad. ¿Cómo se puede incentivar que más empresas de este tipo nazcan en Europa?
Si queremos estar a la vanguardia, creo que es vital ser proactivos en el desarrollo y la validación de nuevas tecnologías. Por tanto, queremos crear las condiciones favorables para el desarrollo de dichas tecnologías y servicios y crear todas las herramientas legislativas necesarias para su validación.
En los próximos años podemos esperar la aparición y el uso más amplio de aviones no tripulados para aplicaciones comerciales, vehículos autónomos, hiperloop, aviones de hidrógeno, vehículos aéreos personales eléctricos, transporte acuático eléctrico y logística urbana limpia en un futuro próximo.
Es clave crear un entorno propicio para estas tecnologías de movilidad revolucionarias, de modo que la Unión Europea pueda convertirse en el destino principal para los innovadores de este sector. Las empresas emergentes y los desarrolladores de tecnología necesitan un marco regulatorio ágil para poner a prueba e implementar sus productos. Trabajaremos para facilitar las pruebas y ensayos y para hacer que el entorno normativo sea apto para la innovación, a fin de respaldar el despliegue de soluciones en el mercado.
¿Cómo imagina la movilidad europea dentro de 20 años cuando hayamos alcanzado todos los objetivos medioambientales que se han marcado?
Me gustaría desplazarme entre la mayoría de capitales europeas en trenes de alta velocidad. Espero cruzar el Atlántico en uno de nuestros aviones de cero emisiones fabricados en Europa. Desearía que mis pedidos online se entreguen dentro de la ciudad, en mi casa, con drones. Quiero que el billete único, capaz de integrar viajes con diferentes modos de transporte, se convierta en una realidad.
Soy optimista. Creo que esto no es un ejercicio de imaginación porque ya hemos estado actuando en muchos niveles. Pero, además de esta imagen futurista, algunas otras cosas deben convertirse en realidad. Debemos conseguir acercarnos a la cifra de cero muertos y heridos en la carretera.
Para ello tenemos que contar con unas mejores infraestructuras, un mejor uso de las tecnologías de seguridad para los automóviles y un sistema de gestión del tráfico más eficaz. Además, debemos desplazar parte de las mercancías que hoy circulan por las carreteras al ferrocarril y al agua. Con ello, no sólo tendremos un sistema de transporte más limpio, sino también un tráfico menos congestionado.