Tras años anunciando su llegada, la economía del dato finalmente, y casi sin darnos cuenta, ya forma parte de nuestro día a día. El modelo de negocio de multitud de servicios de los que usamos a diario ya se rige por y para los datos. Un fenómeno que afecta de lleno a la movilidad.
El componente geospacial de los datos, la capa de él dónde y el cuándo, ha convertido a esta industria en una de las punteras en lo que a la utilización de los datos en tiempo real se refiere. Un fenómeno que conoce muy bien el invitado de nuestro podcast En Movimiento, Aitor Calero, responsable del Área de Tecnología e Innovación de Esri, empresa de sistemas de información geográfica para la que el dato es el eje de su actividad.
De su mano repasamos las claves del momento que vive el sector de la movilidad en materia de datos.
¿Cómo ha afectado la pandemia a la actividad de una empresa como Esri?
Somos una empresa tecnológica fundada en California con más de 50 años. A raíz de los avances tecnológicos y de la popularización de los teléfonos móviles, capturar la localización cada vez ha sido más fácil. Esto ha ido creando una serie de necesidades a las que dar respuesta. La propia EMT lleva años planificando su movilidad con nuestras herramientas.
Con la pandemia diría que nos ha pasado algo muy similar a otras empresas tecnológicas. Ha habido una avalancha de lo digital que nos ha llevado a un acelerón. Hemos estado ayudando a muchas compañías y Administraciones públicas en lo que hemos podido.
Se dice que las capas más valiosas de un dato son el cuándo y el dónde, ¿están las organizaciones preparadas para sacar partido al volumen de datos que gestionan?
El big data es una respuesta en busca de preguntas. Lo importante para cualquier empresa no es tanto su capacidad para captar datos como si está lista para hacer las preguntas adecuadas a ese volumen de información. En este punto la variable geográfica y temporal es fundamental.
Todo ocurre en algún momento y en algún lugar. Hoy día ya estamos capacitados para manejar ingentes capacidades de información geográfica de redes tan importantes como las carreteras de Estados Unidos. Las plataformas de Amazon o Microsoft han favorecido muchísimo que las compañías puedan gestionar estos volúmenes de información.
A partir de aquí se pueden hacer cosas muy interesantes. Nosotros con la EMT utilizamos tecnologías como nuestros cubos espacio temporales donde, en un espacio tridimensional, podemos analizar estos datos para entenderlos mucho mejor. Gracias a esto podemos dar respuestas a esas preguntas que se tienen que hacer las organizaciones.
¿Qué papel van a jugar estas tecnologías en la electrificación y automatización de la movilidad?
Existen grandes retos. Las empresas energéticas van a tener que gestionar una nueva red de puntos de recarga y su capacidad. Los picos de demanda, la recarga nocturna... Todo esto va a llevar a una replanificación de la red eléctrica. En esto la geografía va a ser fundamental. En todo lo relacionado con las redes inteligentes la tecnología geoespacial va a ser clave.
Por otro lado, la automatización de la movilidad es imparable y esto, irremediablemente, está ligado a la tecnología de datos. La información sobre el estado de las carreteras y el tráfico va a tener que ser totalmente fidedigna y va a tener que contar con la mayor precisión que se deberá gestionar en el menor tiempo de actualización posible. A la vez, todo esto va a permitir una serie de optimizaciones enormes del tráfico actual.
Muchos señalan que el gran problema futuro de la movilidad es la congestión en las ciudades, por encima de la sostenibilidad. ¿Cómo podemos afrontarlo?
Cuando reflexiono sobre esto siempre me acuerdo de la primera vez que utilicé una aplicación de rutas. El caso es que lo hice en un viaje que conocía muchísimo. Al ver la propuesta que me hacía la aplicación pensé que se había confundido y no le hice caso. Me mandaba por un área de servicio que no conocía.
Efectivamente, esa ruta resultó ser más rápida que mi camino habitual. En un momento, la carretera por la que iba se colapsó. En cambio, el trazado de la ruta que me había planteado la app estaba totalmente libre. La tendencia va por aquí. Cada vez debemos ser más capaces de adaptarnos al entorno.
El problema de la congestión no sólo es tecnológico, es cultural. De organización y de confiabilidad en las aplicaciones. Todo el tema del vehículo conectado y las redes 5G va a suponer un gran cambio en el que los algoritmos podrán ayudarnos mucho a mejorar problemas actuales como este.
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