La conducción autónoma lleva décadas en el imaginario colectivo de la sociedad. El anhelo de poder montarnos en un vehículo y que este nos lleve a nuestro destino final casi sin interactuar con él ocupa hoy el mismo lugar que en un su día lo ocupaba volar, que el ser humano llegara a la luna o que fuéramos capaces de descubrir qué secretos esconde el fondo del mar.
La evolución de la tecnología está permitiendo que veamos en nuestro tiempo como esas capacidades que solo parecían al alcance de la ciencia ficción, poco a poco van haciéndose realidad. Y justo en esa dirección trabaja Goggo Network. En la de crear las condiciones adecuadas para que esa movilidad sin casi intervención humana llegue a nuestro tiempo. Un proyecto que lidera nuestra invitada de hoy, su cofundadora Yasmine Fage.
De su mano repasamos los retos y las oportunidades que la conducción autónoma va a abrir dentro de la industria de la movilidad.
La conducción autónoma es un concepto cada vez más amplio, ¿en qué está especializada una compañía como Goggo Network?
Principalmente, tenemos el foco en dos cuestiones. Primero, queremos contribuir a poner en marcha el marco regulatorio para que puedan operar flotas de coches autónomos en Europa. Además, estamos desarrollando casos de uso para desarrollar músculo. Nuestra visión es convertirnos en el mayor operador de flotas de vehículos autónomos en Europa.
Las flotas siempre han estado muy asociadas a la movilidad empresarial, a la logística... Durante los últimos años, vemos que esto cada vez está más del lado del cliente final, ¿por qué?
La pregunta que nos tenemos que hacer es: ¿Vamos a seguir utilizando coches particulares el día de mañana o cada vez más usaremos vehículos compartidos? Nosotros estamos convencidos de que, en el futuro, tener un coche será como hoy tener un caballo. Habrá usuarios que los tendrán como modelos vintage, pero no tendrá ningún sentido.
Esto se va a acelerar mucho con la llegada de la conducción autónoma. En el momento que ya no tienes que conducir, esto va a tener mucho más sentido. Pensamos que el coche particular va a ser muy residual y que se van a desarrollar muchos servicios de movilidad compartida.
La mayoría de las personas pagará una cuota mensual en materia de movilidad. El coche compartido será una de las opciones más utilizadas dentro de estos servicios.
¿En qué momento está la movilidad autónoma?
Hay muchos mitos y mucha confusión con esta tecnología. Hay diferentes niveles de automatización que van del uno al cinco. En estos momentos, el nivel cinco, para mí, es una utopía. Se denomina así a una conducción capaz de funcionar sin ningún tipo de asistencia humana, en cualquier lugar del mundo y ante todo tipo de situaciones climatológicas, por ejemplo.
Para mí, la clave es el nivel cuatro de autonomía. Comprende la automatización de la conducción dentro de unas condiciones delimitadas. La clave es cuán grande puede ser esa zona. Aquí está el reto. Más que niveles, tenemos que pensar en casos de uso. No todo se reduce a los robotaxis.
También es importante pensar en el transporte de mercancías, en la logística. Este tipo de conceptos están tirando mucho para tener casos de uso viable. El robotaxi está poco a poco acercándose y vemos ya ejemplos en Phoenix o en algunas ciudades de China. El verdadero cambio que modificará la forma de viajar será cuando el nivel cuatro llegue a una escala razonable.
Para ello, la regulación va a ser clave. Aquí nos encontramos con diferentes modelos. En Estados Unidos, dejan arrancar los proyectos y luego regulan. En Europa, el modelo es distinto. La regulación va por delante. Esto es mejor a nivel de seguridad, pero hay que hacerlo ya para poder acelerar. Estamos trabajando mucho con diferentes gobiernos de la Unión Europea para acelerar este proceso.
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