Baterías en estado sólido, la generación que cambiará la movilidad eléctrica y sus procesos industriales
El salto tecnológico permitirá dotar a los vehículos de nuevas capacidades y simplificará la actual producción de este componente clave.
27 agosto, 2021 02:26Noticias relacionadas
La actual generación de baterías de litio ha sido una de las tecnologías que más impacto ha generado en distintas industrias. Gracias a estos componentes, la informática, los móviles o la primera remesa de vehículos eléctricos han podido contar con capacidades antes impensables. Del mismo modo, que en su día fueron un gran salto respecto a las versiones anteriores, hoy este modelo ha llegado a su límite y ya ve como comienzan a surgir alternativas llamadas a sucederle.
Este es el caso de las baterías en estado sólido. La nueva generación de estas fuentes de energía está llamada a reemplazar la actual solución líquida de iones de litio por una sólida que permitirá almacenar energía de manera mucho más concentrada. Este cambio supondrá un salto importante frente a los diseños actuales y ya ha provocado que gigantes como Tesla, Toyota o Volkswagen estén apostando por esta solución para sus próximos modelos.
Y es que, de la mano de este avance se espera que vengan saltos cualitativos en dos puntos clave del rendimiento de los actuales vehículos eléctricos: la autonomía y los tiempos de carga. En lo que tiene que ver con el primero de estos puntos las baterías de estado sólido prometen ser capaces de generar más capacidad ocupando menos espacio y peso. Una cualidad que permitiría a los vehículos ser capaces de recorrer más distancias que los diseños actuales.
Del mismo modo, la nueva evolución del elemento clave de los coches eléctricos favorecerá acortar los tiempos de carga. Con una capacidad de almacenamiento superior a la actual generación el proceso de recarga podrá reducirse a la mitad según las estimaciones actuales del mercado.
Más seguras y fáciles de producir
Pero los beneficios de las nuevas baterías de estado sólido no terminan en la mejora de la experiencia de los usuarios de la movilidad eléctrica. Los fabricantes también están de enhorabuena. Este concepto simplifica las necesidades de materias primas para conseguir unas prestaciones aún mayores a las actuales.
Componentes como el grafito, el níquel o el cobalto son claves para la actual generación de baterías. En cambio, en las de estado sólido, la necesidad de contar con este tipo de materias primas se reduce significativamente lo que provoca reducir el impacto ambiental de su producción en gran medida. Un elemento clave para la industria ya que se va a requerir que estos vehículos dejen de contaminar, tanto mientras se desplazan como mientras se fabrican.
A esto hay que añadir que, dadas sus características, estas baterías también reducen riesgos. En concreto de incendios. Al eliminarse el componente líquido se reduce al máximo las posibilidades de un incidente de este tipo en un coque. Como consecuencia de esto también la temperatura de este componente es un factor mucho más fácilmente gestionable.
En la hoja de ruta de las marcas
Todas estas cuestiones han provocado que las baterías de estado sólido tengan un papel crucial en la hoja de ruta de los primeros espada de la producción de automóviles. Tanto es así que la carrera por dominar esta evolución tecnológica está desbocada. El horizonte marca que veremos fabricaciones en cadena de vehículos con estos componentes entre 2023 y 2025.
Una fecha que, para la industria del automóvil, es muy cercana ya que, hasta el momento, los ciclos de los modelos solían durar unos cinco años. Ahora, Tesla, Volkswagen y Toyota disputan una ajustada contrarreloj para ver quién es capaz de producir en cadena vehículos con baterías de este tipo que puedan sacarle ya un importante provecho.
La diferencia de prestaciones de esa generación de automóviles frente a la actual pondrá muy complicado a los consumidores optar por modelos de la generación anterior. Así que estamos en un caso claro de que quien pegue antes pegará dos veces. Los próximos meses serán cruciales para conocer qué empresa y en qué condiciones será capaz de liderar esta nueva era de la movilidad eléctrica.