Gonzalo Urquijo, CEO de Talgo.

Gonzalo Urquijo, CEO de Talgo.

Observatorio de la movilidad

Nadie compra el billete para subirse al tren de Talgo... por ahora

10 junio, 2024 02:37

El tren que salve a Talgo de la opa de la húngara Magyar Vagon debe partir en las próximas semanas. El problema es que, por ahora, nadie compra el billete para subirse a él. El fabricante de trenes que lidera Gonzalo Urquijo es “estratégico” para el Gobierno, que se niega a ceder su propiedad a una empresa extranjera. Así que lleva semanas buscando un caballero blanco de manera infructuosa. 

A la tarea se ha puesto el equipo de Óscar Puente, ministro de Transportes; pero también la Oficina Económica de Moncloa que lidera Manuel de la Rocha.El último contacto mantenido ha sido con Escribano. Socio ya del Estado en Indra, podría dar un salto más para convertirse en un gran campeón industrial con gran experiencia en el sector de la Defensa. 

Los de Ángel y Javier Escribano guardan silencio. “No comments” dicen una y otra vez. La discreción es una de sus características. Pero también hay quien les conoce y sabe que para ellos la operación tiene su atractivo. También sus riesgos y que no será fácil abordarla. Quizá se lancen, comentan.

Para ellos supondría adentrarse en un sector pujante como el de la movilidad; pero en el que no cuentan con experiencia. Además, el desembolso es importante. Al menos 650 millones que igualen la oferta de los húngaros. Todo ello después de convencer a los 18 bancos que mantienen líneas de financiación con Talgo. 

Santander, BBVA y el Banco Europeo de Inversiones son los principales acreedores de los más de 241 millones que adeuda el fabricante. Si todas las entidades no dan el visto bueno al cambio de manos, tendrá que adelantarse el pago. Además, encima de la mesa hay un programa de 150 millones en pagarés emitidos el pasado 1 enero al que también hay que atender. 

La estructura de la operación es clave. A cierre de 2023 las necesidades de fondos operativos de Talgo eran de 384 millones para atender una cartera de pedidos que ya ronda los 4.000 millones de euros de cara a los próximos años. 

La compañía de los hermanos Escribano ha sido la última parada del Gobierno para buscar un caballero blanco tras el ‘no’ de Ormazabal; la antigua Vossloh -hoy Stadler- y de Trenes de Navarra, que pertenece a CAF. Curioso lo de este último, porque el fabricante vasco siempre ha estado en las quinielas para una gran fusión con Talgo que nunca ha llegado. Sus portavoces son muy claros: “No está en nuestros planes”. 

Interior de un tren de Talgo en Egipto.

Interior de un tren de Talgo en Egipto. Talgo

Mientras el grupo de Defensa se lo piensa, el Gobierno sondea al grupo checo Skoda. Especializada en ferrocarriles de servicios regionales, encontraría en Talgo una aliada con experiencia en larga distancia. Además, podría aprovecharse de la tecnología en cambios de ancho de vía; la ‘niña bonita’ de Talgo. Muy complementario para Skoda, pues en República Checa y en casi toda Europa del Este las vías son estrechas.

Las cartas están sobre la mesa. El tiempo apremia. El 4 de julio el Gobierno debe decidir si para -o no- la opa de Magyar Vagon sobre Talgo. Para entonces confía en tener socios con los que contrarrestar a los húngaros sin tener que usar los argumentos jurídicos. La clave está en que sea capaz de convencer a Escribano, a Skoda o a los dos para que actúen conjuntamente como socios industriales. 

Si lo consigue se podría reactivar la operación Criteria. Lograr que el brazo inversor de La Caixa, que tiene como CEO a Ángel Simón, se suba al tren, algo que ha rechazado por ahora. No encaja en su estrategia de inversión: compañías de infraestructuras con un elevado retorno vía dividendos.

La puerta en este momento está cerrada. Pero en las ‘torres negras’ son conscientes de que su actual ritmo inversor les permite moldear su estrategia en función de las oportunidades. Si hay socios industriales… Todo puede cambiar; y aunque no acabe de convencer, a Criteria podría venirle bien echar ‘otra mano’ al Gobierno. Más ahora que son socios en Telefónica y CaixaBank. 

Queda un mes. El tiempo apremia. Pero en Nuevos Ministerios están convencidos de que todavía hay tiempo. Piden prudencia porque consideran que, al final, habrá pasajeros en el tren de Talgo.