Carlos de Palacio, presidente de Talgo.

Carlos de Palacio, presidente de Talgo. E.E.

Observatorio de la movilidad

La piedra en el camino de Talgo: cómo articular una contraopa y decir 'no' a Hungría sin ofender a la UE

Las conversaciones del Gobierno con posibles socios están avanzadas pero existen dudas sobre la manera de presentar una alternativa a Magyar. 

1 julio, 2024 01:52

El tren que garantice la españolidad de Talgo parece estar un poco más cerca. Los equipos de Óscar Puente y Manuel de la Rocha llevan semanas buscando alternativas a la oferta de la húngara Magyar Wagon y, tras muchos ‘noes’, ahora parecen estar en la buena senda. 

El Ministerio de Transportes y la Oficina Económica de Moncloa dirigen unas conversaciones que transcurren con un sigilo absoluto. Son muy preliminares, pero permiten vislumbrar un futuro más optimista que el que había hace unas semanas cuando los ‘noes’ se agolpaban encima de la mesa. 

Las negociaciones han permitido sentar en una misma mesa, según explican fuentes conocedoras a este diario, a un actor con conocimientos industriales; a una compañía española vinculada al sector de la defensa y a otro socio español con gran capacidad económica. Todo ello respaldado por el Estado, que no descarta involucrar a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) si fuera necesario. 

Interior de un tren Talgo modelo Avril en enero de 2024.

Interior de un tren Talgo modelo Avril en enero de 2024. Treintayseis

Aunque nadie quiere dar nombres, el mercado especula con la checa Skoda como gran ‘socio industrial’. Especializada en ferrocarriles de servicios regionales, encontraría en Talgo una aliada con experiencia en larga distancia y con una tecnología única en el mundo en doble ancho de vía.  

Como referentes nacionales el Gobierno sondea al grupo Escribano. Como ha contado este diario, desde la familia evitan hacer comentarios respecto a la operación, pero otras fuentes aseguran que les parece una propuesta atractiva siempre y cuando los socios que vayan en el consorcio tengan conocimiento del sector. 

El tercer involucrado en este momento es, una vez más, CriteriaCaixa. Aunque el brazo financiero de La Caixa no hace comentarios, otras fuentes reconocen que están estudiando la viabilidad de la operación.

Eso no significa que vayan dar el sí quiero, ni siquiera que se planteen invertir. Simplemente estudian si es factible pues ya se cumple el principal requisito que puso el grupo liderado por Ángel Simón: que haya socios industriales que conozcan del negocio.

[La CNMV admite a trámite la solicitud de opa de Magyar Vagon sobre Talgo]

¿Dónde está el problema? En la forma de articular la operación. La húngara Magyar Wagon ofrece 5 euros por título. Es decir, 619 millones de euros. Cuenta, además, con el apoyo de Pegaso. Una sociedad  instrumental que ostenta el 40% de las acciones propiedad del fondo Trilantic y las familias Oriol y Abelló. Así que toca desactivar la opa, y en eso está ahora mismo el Gobierno. 

La fórmula más sencilla sería lanzar una contraopa, pero fuentes conocedoras reconocen que eso encarecería mucho los costes. Además, para que la hubiera, el Ejecutivo tendría que haber dado el visto bueno a la autorización de compra realizada por Magyar Wagon. 

Esa sería la única manera de que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ponga en marcha el proceso de opa con el estudio del folleto que fue presentado el pasado mes de abril. Y es que, como dijo el propio presidente de la CNMV, Rodrigo Buenaventura, hasta que la Junta de Inversiones Extranjeras no dé el visto bueno, no pueden analizar la operación.

Así que los equipos de Puente y De la Rocha buscan alternativas para decir ‘no’ a la autorización solicitada al ministerio de Defensa por Magyar Wagon. La clave está, explican fuentes conocedoras, en cómo decirlo sin ofender a Hungría, país miembro de la Unión Europea (UE). 

El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, durante un Consejo Europeo

El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, durante un Consejo Europeo

También en cómo negar la autorización sin que Bruselas pueda decir que existe un ataque a la libertad de capitales y la libre competencia en territorio comunitario. 

En el Gobierno tienen claro que sus motivos son más que suficientes para una negativa. Los supuestos vínculos entre el ejecutivo húngaro de Víktor Orban y el de Vladímir Putin en Rusia. 

También existen sospechas sobre algunos de los inversores de Magyar Wagon. En concreto, sobre András Tambor, quien fue asesor del propio Orban. Todo ello por no hablar de la posibilidad de que existan inversores rusos detrás del consorcio que lidera la oferta por Talgo. 

Ante esta situación, el Gobierno busca alternativas y, en paralelo, solicita documentación a los húngaros antes de decantarse por el sí o por el no. Una jugada 'a la italiana', con la que se busca enterrar en burocracia al 'opante' para ganar tiempo y, al mismo tiempo, hacer que con el paso de las semanas opte por desistir de la operación. Así no hay que pronunciarse y se evitan reprimendas europeas. 

'Stop the clock'

El conocido mecanismo 'stop the clock' es un clásico en aventuras de este tipo. Cada vez que se pide información todos los plazos se paran. De momento el Gobierno ha logrado ya extender de primeros de julio a primeros de agosto el tiempo para emitir una resolución sobre Talgo. 

Mientras, la compañía se ve como sujeto paciente en la opa, pero el pasado jueves ante sus accionistas el presidente de Talgo, Carlos de Palacio, fijó como objetivo a corto plazo el  “fortalecimiento industrial” de la compañía. Eso sí, “garantizando” que la sociedad permanezca en España y el “mantenimiento” de todas las patentes que ostenta. 

Esto último es esencial, pues la fortaleza de Talgo recae sobre todo en la tecnología de doble ancho de vía. Es decir, aquella que es capaz de adaptar los trenes de forma rápida a distintos tipos de vías. Algo en lo que no hay especializadas muchas compañías en el mundo.