El nerviosismo y la frustración recorren las capitales de la UE. Los dirigentes europeos habían vendido la vacuna como la única estrategia de salida posible a la crisis de la Covid-19. Pero transcurrido más de un mes desde la autorización del primer antídoto, la Unión se está quedando atrás en la carrera de las inyecciones: tan sólo ha inmunizado al 2,1% de la población, frente al 7,1% en Estados Unidos, el 10,8% en Reino Unido o el 47,9% en Israel.
Además, Bruselas se ha enzarzado en una guerra abierta con AstraZeneca, farmacéutica de la que esperaba una "vacuna masiva" pero que ha anunciado un recorte en el número de dosis: prometió 100 millones para el primer trimestre, pero sólo entregará una cuarta parte, según fuentes comunitarias. La Comisión exige a la farmacéutica que cumpla el contrato y, si es necesario, le envíe los antídotos fabricados en Reino Unido, donde no hay problemas de abastecimiento.
La escasez de vacunas amenaza con provocar el primer choque grave entre Bruselas y Londres tras el brexit. La UE tiene previsto crear un mecanismo para controlar las exportaciones, ya que sospecha que AstraZeneca ha desviado parte de sus dosis a Reino Unido. Alemania reclama ir un paso más allá y restringir la salida de antídotos producidos en la UE. El Gobierno de Boris Johnson rechaza el "proteccionismo" de Bruselas.
¿Qué ha salido mal en la estrategia de vacunación de la UE? ¿Cómo se explica la falta de vacunas en plena lucha contra la tercera ola y las nuevas cepas altamente contagiosas? ¿Está en riesgo la meta de vacunar al 70% de la población para el final de verano y alcanzar así la inmunidad de grupo que acabe con la pandemia? ¿Se puede aún corregir el rumbo?
"Es un momento complicado porque todo el mundo, no sólo Europa, necesita y reclama vacunas. Hay una demanda enorme", explica a EL ESPAÑOL la portavoz del PP en el Eurocámara, Dolors Montserrat, que fue ministra de Sanidad con Mariano Rajoy. "Pero quiero dar un mensaje de optimismo y esperanza porque el primer éxito lo hemos conseguido: tenemos vacuna y ya estamos vacunando", asegura.
Compra centralizada
Para algunos países, en particular Alemania y Hungría, el pecado original está en haber dejado en manos de la Comisión de Ursula von der Leyen la compra centralizada de antídotos en nombre de los 27. En Berlín sostienen que el Ejecutivo comunitario cerró tarde los contratos con las grandes farmacéuticas, se equivocó de proveedores y no reservó bastantes pinchazos de Pfizer-BioNTech y Moderna, los únicos antídotos autorizados hasta ahora. El Gobierno de Merkel negocia sus propios contratos con las dos farmacéuticas.
"Tras la epidemia, los Estados miembros tendrán tiempo de examinar si fue una buena decisión confiar la compra de vacunas a Bruselas", ha dicho el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, que ha buscado vacunas en Rusia, China o Israel.
La mayoría de Estados miembros, entre ellos España pero también Francia, no comparten estas críticas. La alternativa, afirman, hubiera sido una guerra de todos contra todos en la que los países grandes y ricos habrían acaparado todos los antídotos en detrimento del resto.
"La compra centralizada ha sido un acierto. La Comisión ha contratado en nombre de los 27 y así hemos tenido una posición negociadora más fuerte. Eso ha permitido diversificar nuestras opciones con 6 laboratorios diferentes y garantizarnos un número de dosis importante", asegura a EL ESPAÑOL la eurodiputada de Ciudadanos Soraya Rodríguez.
Cautela de la EMA
Otro problema del que se quejan de forma recurrente los líderes europeos es la lentitud de la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) a la hora de autorizar las vacunas. Reino Unido aprobó la de Pfizer-BioNTech el 2 de diciembre y la de AstraZeneca el 30 de diciembre. Estados Unidos dio luz verde a la primera el 11 de diciembre y autorizó la de Moderna tres días más tarde.
En contraste, la EMA se retrasó hasta el 21 de diciembre con Pfizer, no autorizó la de Moderna hasta el 6 de enero y todavía tiene pendiente la solicitud de AstraZeneca, sobre la que prevé pronunciarse este viernes. Los reguladores europeos se defienden alegando que su procedimiento de evaluación es más sólido y riguroso. El argumento no convence a los jefes de Estado y de Gobierno: varios de ellos, liderados por el austriaco Sebastian Kurz, han escrito a Bruselas reclamando acelerar procedimientos y reducir burocracia en la autorización de vacunas.
"Es bueno actuar con prudencia como ha hecho la EMA. Eso sí, la prudencia puede haber sido excesiva porque provoca un retraso en la aprobación: los otros ya están vacunando y nosotros no. Eso hace que vayamos por detrás en el suministro de vacunas y no tanto en la aplicación. Eso depende de cada país, pero en el caso de España, vacuna que llega, vacuna que prácticamente se pone", relata a este periódico el eurodiputado del PSOE Nicolás González Casares.
Lentitud negociadora
Para las grandes farmacéuticas, el gran escollo es que la Comisión ha sido muy lenta en la negociación de los contratos. El consejero delegado de BioNTech, Ugur Sahin, aseguró en una entrevista en Der Spiegel que el proceso en Europa "no fue tan rápido ni simple como en otros países". "Se suponía que muchas otras empresas vendrían con vacunas. Aparentemente prevaleció la impresión: tendremos suficientes, no será tan malo y lo tendremos bajo control. Me sorprendió", asegura Sahin.
Inicialmente, Bruselas había contratado con Pfizer-BioNTech 300 millones de dosis. Tras la polémica en Alemania, Von der Leyen anunció la adquisición de otros 300 millones. Pero las nuevas dosis sólo empezarán a llegar a partir del segundo trimestre. Pfizer también ha reducido temporalmente las entregas a la UE pero, a diferencia de AstraZeneca, sí ha dado argumentos convincentes a Bruselas y un calendario para recuperar los retrasos.
El consejero delegado de AstraZeneca, Pascal Soriot, también ha esgrimido como argumento exculpatorio para sus recortes que la UE firmó el contrato tres meses más tarde que Reino Unido. Culpa del retraso a problemas en una de sus plantas en Bélgica. El Ejecutivo comunitario no se lo cree (de hecho ha ordenado una inspección) y sospecha que AstraZeneca ha desviado parte de las dosis producidas en la UE a otros países, en particular Reino Unido.
"Que los contratos se hayan cerrado más tarde no significa que las farmacéuticas puedan incumplirlos. Si hay un contrato firmado, con unas entregas en determinados plazos, hay que cumplirlo, independientemente de la velocidad de negociación", señala González Casares. La UE no puede tolerar que las farmacéuticas conviertan la distribución de vacunas en una "subasta" en la que gane el "mejor postor", apunta.
"Rechazamos la lógica de que el primero que llega se lo queda todo. Eso puede funcionar en la carnicería del vecindario, pero no en los contratos. Sobre todo, no en nuestros acuerdos de compra anticipada. No hay cláusula de prioridad en el acuerdo de compra anticipada", sostiene también la comisaria de Sanidad, Stella Kyriakides.
Opacidad de los contratos
"¿Cuál es el mayor error cometido en este proceso? No hacer públicos los contratos con las farmacéuticas, máxime cuando hay en juego una cantidad de dinero público muy importante", señala Soraya Rodríguez. La UE ha invertido un total de 2.700 millones de euros en las farmacéuticas para acelerar el desarrollo y la producción de los antídotos: 336 millones fueron a AstraZeneca.
"El fallo es no haber tenido suficiente transparencia en los contratos, que está afectando al control y seguimiento de los mismos", coincide González Casares. "En la etapa de la negociación es muy normal la confidencialidad, pero en el momento en el que se pone en marcha el contrato tiene que haber la máxima transparencia. Todos necesitamos saber dosis y plazos", asegura Dolors Montserrat. Kyriakides ha pedido permiso a AstraZeneca para publicar el contrato, a lo que de momento la compañía no ha accedido.
A juicio de los eurodiputados, la prioridad ahora debe ser exigir a AstraZeneca que cumpla el contrato y entregue a tiempo a la UE las dosis comprometidas. "La UE es uno de los mayores inversores en investigación de vacunas del mundo y uno de los mayores compradores de vacunas del mundo y no puede permitir que un laboratorio juegue con nosotros. Porque hoy jugar con nosotros es jugar con la vida de los ciudadanos", afirma la representante de Ciudadanos.
Pese a todos estos problemas, Bruselas todavía confía en que el ritmo de vacunación alcance velocidad de crucero en las próximas semanas y meses. Después de AstraZeneca, la siguiente farmacéutica que pedirá autorización a la EMA será Johnson & Johnson, cuyo antídoto podría marcar un "punto de inflexión": sólo requiere una dosis y puede conservarse en un refrigerador normal, lo que facilita su distribución. Después llegará el turno de CureVac.
El Ejecutivo comunitario ha firmado contratos con un total de seis farmacéuticas y ha concluido preacuerdos con otras dos. Si todas las vacunas fueran aprobadas tendría garantizadas más de 2.000 millones de dosis. "Ahora mismo tenemos un problema gordo que es el de AstraZeneca. Pero yo creo que eso no pone en cuestión todo el procedimiento de compra y adquisición de vacunas. Estoy convencida de que a finales de febrero -y después a finales de mayo- estaremos en una situacion muy diferente: tendremos más cantidades de vacunas y una regularidad normalizada en la entrega", vaticina Rodríguez.