Las agencias inmobiliarias, cuyas oficinas están cerradas al público y sus ingresos reducidos casi a cero, se enfrentan a un futuro incierto debido al impacto del coronavirus en la economía española a corto y medio plazo.
La presidenta de la Federación de Asociaciones de Empresas Inmobiliarias (Fadei), Montserrat Junyent, trata en esta entrevista con Invertia la actualidad del sector, sus inquietudes, retos y peticiones al Gobierno.
¿Cómo afrontan las agencias inmobiliarias esta situación?
El mantenimiento de estas empresas se hace muy difícil. Las agencias inmobiliarias requieren de forma habitual del contacto con sus clientes y la libre circulación para acceder a las viviendas, hacer tasaciones… Todo eso ha quedado cortado.
Además, muchas de ellas han tratado de acogerse a procesos de ERTE. Veremos si efectivamente se pueden sostener por causa de fuerza mayor. Esa es una de las reivindicaciones que hacemos. La posibilidad de que no haya discusión, que puedan acogerse a esta cuestión. En la medida que se pueda reanudar la actividad de una manera más o menos normalizada, veremos qué agencias tienen posibilidad de seguir subsistiendo o cuáles se verán avocadas a cerrar definitivamente.
¿Qué porcentaje de las agencias inmobiliarias que hay en España sobrevivirán a la crisis sanitaria?
Es muy pronto para hablar de esto. Hoy por hoy diría que es evidente que algunas de ellas se están planteando el cierre, pero otras se van a permitir como mínimo tantear seguir en el futuro. Piensa que son pequeñas y medianas empresas, con lo cual está el titular y uno o dos empleados. La estructura pequeña es posible que le permita recuperar la actividad tan pronto como se normalice la situación.
¿Qué agencias aguantarán mejor esta crisis sanitaria y económica?
Aquellas que en estos momentos ya se están planteando una adaptación a la situación utilizando nuevas tecnologías e incorporándolas a su quehacer diario tendrán más posibilidades de seguir manteniéndose en el sector. Lo que pasa es que la presencia física es necesaria. Nadie compra una vivienda sin verla, salvo cuestiones puntuales.
Hoy por hoy las agencias están manteniendo sus contactos, su clientela, tratando de agendar visitas de futuro, mantener ese activo. La paralización es para todo el mundo. El propietario también se encuentra en esa situación.
Si se interpreta como un paréntesis, esas agencias no se han quedado cruzadas de brazos y están implementando esas tecnologías, cuidando a sus propios clientes y ofreciendo formación y servicios en ese sentido, y probablemente tengan oportunidad de seguir.
Las más tradicionales, como también tienen pulmón porque llevan años dentro del sector y cuentan con una base y trayectoria reconocidas, es posible que también tengan esa oportunidad.
Como no tenemos referente de nada, y esta crisis se puede interpretar como un paréntesis que está afectando absolutamente a todo el mundo, de una forma u otra se tiene que recuperar esa actividad. Se tardará más, se tardará menos, pero habrá movimiento seguro. Si lo había, no tiene por qué no haberlo.
¿Bajará el precio de la vivienda?
Son puras especulaciones. Va a bajar, va a bajar, ¿por qué va a bajar el precio? En estos momentos no se están haciendo operaciones más allá de aquellas que estaban en su fase final. ¿Por qué ese paréntesis tiene que determinar una bajada necesariamente?
Decir que no va a haber una bajada quizá sería excesivamente optimista, pero pensar que el mercado va a sufrir la caída y que, por lo tanto, el comprador va a esperar a que haya ofertas porque el vendedor esté necesitado de vender... no me atrevería a decir que eso va a ser así, porque no hay ninguna otra causa más allá de la que ya conocemos que nos ha llevado a esta situación. El que quiere vender, querrá vender. El que quiere comprar, querrá comprar.
Una vez pase la temporalidad de los ERTE, la gente debería recuperar su puesto de trabajo con lo que no podemos decir con esa certeza que el mercado va a bajar porque la demanda va a esperar a que la oferta baje. Habrá circunstancias, situaciones y oportunidades, probablemente, pero no lo generalizaría.
¿Qué piden al Gobierno?
Pedimos que se tenga en consideración un sector que no ha sido tratado como esencial pero, sin embargo, ha sufrido un cierre obligado y de fuerza mayor por la imposibilidad de ejercer la presencia física en las oficinas y el contacto físico. No hay ninguna duda de que las agencias inmobiliarias requieren ese contacto con las personas.
Por tanto, la libre circulación y la restricción les ha afectado y quisiéramos que el Gobierno entienda que este tipo de empresas deben ser tratadas como situaciones de fuerza mayor cuando se acogen a un ERTE.
Como pequeñas empresas solicitamos que, como mínimo, se trasladen en el tiempo el pago de todos los impuestos, retenciones y demás que nos vienen encima. Porque aquí lo único que estamos viendo son moratorias. La falta de ingresos es evidente y, en cambio, el cumplimiento de las obligaciones por muchas ayudas, que son complejas y limitadas, hacen muy difícil poder afrontar el futuro.
Las empresas necesitan liquidez y a día de hoy está muy afectada como consecuencia de la falta de medidas por parte del Gobierno
Las empresas necesitan liquidez y a día de hoy están muy afectadas como consecuencia de esa falta de medidas por parte del Gobierno, que no ha tenido una atención especial para un sector que representa una parte importante del PIB. Somos los grandes olvidados.
Por último, el alquiler de los locales de negocio. Se ha hablado del alquiler de la vivienda habitual que, obviamente, es una situación que hay que dar protección, pero ¿y los arrendatarios de locales de oficinas que han visto reducidos sus ingresos prácticamente a cero? ¿No merecen ninguna especial protección? Solo les vienen encima pagos, pero no les dan ninguna oportunidad para paliar esa situación. Hay un maltrato hacia la pequeña y mediana empresa, por supuesto.