Emanciparse. Según la RAE (Real Academia Española), “libertad de la patria potestad, de la tutela o de la servidumbre”. O, también, “liberarse de cualquier clase de subordinación o dependencia”. Una situación que, para los jóvenes españoles, se está convirtiendo en una especie de misión imposible (por no decir pesadilla) si nos referimos a su capacidad para adquirir una vivienda. De hecho, la edad media en la que los españoles compran su primera vivienda es a los 31 años.
Adquirir una vivienda nunca fue fácil. “Tan sólo hay que recordar el precio del dinero hace 25 años, superior al 12%”, recuerda Jesús Duque, vicepresidente de la red Alfa Inmobiliaria. Sin embargo, hoy parece más difícil que nunca. Sobre todo, para los menores de 35 años.
Un dato: el desempleo entre la población española entre 15 y 24 años supera el 30%. Se trata de más de 19 puntos por encima de la media de la OCDE. Y casi el doble respecto a la Unión Europea (UE): en torno al 16%. Tener una tasa de abandono escolar de casi el 13%, entre los jóvenes de entre 18 y 24 años, es un poderoso caldo de cultivo. Son datos del Banco de España.
“El precio de la vivienda, en términos relativos, se ha encarecido en un 30% en las últimas tres décadas”, añade Duque. Un encarecimiento que se ha sustentado en varios pilares: alta demanda, una prosperidad generalizada que ha llevado a que exista más dinero disponible, y el encarecimiento de la mano de obra y de los precios de las materias primas.
Sin olvidar las recientes restricciones del mercado hipotecario. Las recientes subidas de tipos, que se prolongarán en el tiempo, dificultarán las condiciones de financiación. Y, por ende, de acceso a la vivienda de los más jóvenes. “La dificultad para ahorrar y la falta de apoyos institucionales son los otros dos motivos que dificultan una operación de este tipo”, concreta el directivo de la red Alfa Inmobiliaria.
Pelotón de cola
Volviendo al tema de la emancipación, y según Eurostat, uno de cada cuatro jóvenes europeos entre los 20 y los 34 años vive en casa de sus padres. A la cabeza, Italia (el 53,1%). Le siguen Grecia (47,7%), Croacia (46,8%), España (44,8%) y Portugal (41,8%). Es decir, que más de cuatro de cada diez jóvenes habitan en el domicilio paternal en España.
En el otro lado de la balanza, países como Bélgica, Dinamarca, Alemania, Irlanda, Luxemburgo, Países Bajos, Austria, Suecia y Finlandia. En ellos, menos de un tercio de los jóvenes, entre 20 y 34 años, viven con sus progenitores.
“En España, las ayudas en este sentido son mínimas”, añade Duque. Algo que no sucede en otros países. Así, en Francia y Bélgica ofrecen préstamos a tasa cero; Italia ofrece una serie de incentivos fiscales para los jóvenes que compran su primera vivienda; o Portugal, que dispone de un programa de alquiler con opción a compra para los jóvenes que no pueden permitirse comprar una vivienda.
Incluso hay países donde los jóvenes que compran una vivienda pueden beneficiarse de la exención del impuesto sobre la renta que se aplica a la primera vivienda comprada. Es el caso de Alemania (hasta el 50%) y Francia (hasta el 60%).
Volviendo a España, hay un incentivo fiscal que se aplica a la primera vivienda. El Plan Estatal de Vivienda 2018-2021 ofrece un programa de ayudas para personas de 35 años o menos. El importe puede llegar a ser de hasta 10.800 euros, con un límite del 20% del precio de adquisición.
Desde Tecnotramit apuntan a que no se han tomado las medidas adecuadas de acceso a la vivienda para ciertos colectivos como los jóvenes. “No se pueden tomar decisiones estructurales para el conjunto de la sociedad con una visión tan cortoplacista”, indica Vicenç Hernández Reche, su CEO.
¿Y alquilar? “Seguimos queriendo comprar. Hay quien dice que los jóvenes ya no quieren comprar. Lo que pasa es que no pueden”, afirma Reche. Y añade: “Más que haber cambiado la percepción en la querencia del alquiler por encima de la compra, lo que se identifica es un cambio en la manera sobre cómo queremos vivir. La gente ya se replantea de manera firme el espacio realmente necesario para su operativa diaria”. Por eso, y de cara al futuro, el coliving irá tomando más fuerza.